La plenitud dram¨¢tica de Margarita Xirgu
La actriz Margarita Xirgu encarna como nadie los dramas de una ¨¦poca floreciente de la cultura espa?ola. Nacida hace hoy un siglo, la Xirgu, en el lenguaje teatral, rompi¨® moldes, se impuso a las restricciones de su ¨¦poca y estren¨® obras de Valle-Incl¨¢n, Gald¨®s, Garc¨ªa Lorca, Alberti y Aza?a, entre otros. Su presencia, su actividad, su aproximaci¨®n a los valores del teatro modificaron profundamente la cultura de su ¨¦poca y consiguen llegar a la nuestra. Ya en el exilio, su labor en favor de los autores cl¨¢sicos y contempor¨¢neos espa?oles fue notable y abnegada. Llev¨® su particular manera de decir y de actuar a escenarios de Argentina, Chile y Uruguay. Nunca regres¨® del exilio.
Margarita Xirgu naci¨® el 18 de julio de 1888 en Molins de Rei (Molinos del Rey, Barcelona), pueblo textil, donde el padre, metal¨²rgico, fue contratado como montador de m¨¢quinas en una industrial de hilados. M¨¢s tarde, la familia se traslad¨® a Gerona y en los ¨²ltimos a?os del siglo se instalar¨ªan en Barcelona. La futura actriz vive una infancia dura, marcada por el ambiente de extrema miseria reinante en los barrios obreros. Su propio hogar est¨¢ a merced de los conflictos sociales, pues su padre era un activo militante sindicalista. Margarita fue obrera de la aguja en su ni?ez y adolescencia y se form¨® en los cuadros esc¨¦nicos de aficionados de los ateneos obreros. En aquellas universidades del pueblo la inquietud cultural y art¨ªstica de la juventud pod¨ªa encontrar cauces adecuados para superarse y evadirse del hacinamiento en que sol¨ªan vivir las familias humildes. A?os despu¨¦s, convertida ya en una gran actriz, con motivo de la puesta en escena de la tragedia Elektra, la Xirgu, evocar¨¢ a un periodista: "... lo esencial de estos dramas podr¨ªa suceder en la calle triste y dram¨¢tica de mi ni?ez, en la calle Jaime Giralt".Los cuadros esc¨¦nicos de aficionados acostumbraban a representar una obra distinta cada domingo; los ensayos eran diarios, tras una jornada laboral de 10 a 12 horas. A Margarita, tan intensa actividad teatral le proporcion¨® una gran experiencia y un profundo conocimiento del teatro catal¨¢n. Dotada de una prodigiosa intuici¨®n, tenaz en su af¨¢n de superarse, la joven Xirgu adquiri¨® un grado de profesionalidad y una cultura, en plena juventud, muy superior al de las gentes de su tiempo y no digamos de su gremio art¨ªstico.
En la escena catalana, Margarita Xirgu, convertida en ¨ªdolo popular desde su adolescencia, abord¨® todos los g¨¦neros, desde la tragedia al vodevil. Y muy pronto se lanz¨® a la nov¨ªsima aventura del cinemat¨®grafo, de la mano del pionero cineasta Fructuoso Gelabert. Los m¨¢s'importantes dramaturgos catalanes-Guimer¨¢, Iglesias, Rusi?ol...- escribieron obras para ella. Sus ideas sobre la puesta en escena causaron a veces esc¨¢ndalo. Era una mujer sin prejuicios, con un acendrado criterio propio, dispuesta a servir a su arte como una posesa. Fue la primera actriz que se atrevi¨® a salir a escena en ba?ador, tal y como lo exig¨ªa la obra extranjera que estrenaba. Y, suprema osad¨ªa, con las piernas depiladas. En Salom¨¦ bail¨® la danza de los siete velos. Con este y otros excesos, a la compa?¨ªa se le rescindi¨® el contrato y fue expulsada del teatro.
"Admirable creadora"
Cuando la Xirgu deja la escena catalana, en un ¨¦xodo geogr¨¢fico y ling¨¹¨ªstico, y se incorpora al teatro castellano, es ya la "actriz de inmaculada historia art¨ªstica, lumbrera del teatro espa?ol y admirable creadora", como la definir¨¢ Lorca. Desde un principio se distingue por su proyecci¨®n intelectual, introductora en Espa?a del teatro contempor¨¢neo europeo, con un nutrido repertorio de obras de Bataille, Hoffmansthal, Lenormand, Pirandello, D'Annunzio, Bontempelli, Shaw, Wilde, Rice... ?ste ser¨¢ siempre su peculiar talante: mujer activa en busca de nuevos valores, de temas originales y de formas de expresi¨®n no convencionales. La actriz asume as¨ª un papel de adelantada del arte interpretativo, con opciones ideol¨®gicas tal y como preconizaban Piscator y Brecht.
La Xirgu, quer¨ªa para su arte alto sentido esc¨¦nico, seguro oficio y disciplina, pero tambi¨¦n riesgo e imaginaci¨®n. De ah¨ª que, en enero de 1915, se aventure a estrenar El yermo de las almas, de Valle-Incl¨¢n, autor considerado maldito. El p¨²blico asimila mal la est¨¦tica de la obra, pero Margarita no se desanima: al a?o siguiente, tras una obra de D'Annunzio, estrena la adaptaci¨®n d¨¦ Marianela, novela de P¨¦rez Gald¨®s. La Xirgu encarna a una joven contrahecha, con ropas pobres y descalza. El atrevimiento de salir a escena con los pies desnudos estaba mal visto y el hecho levant¨® una incre¨ªble campa?a de adversos comentarios por parte de unos espe ctadores acostumbrados a admirar a los personajes aburguesados de las comedias de la ¨¦poca.
Margarita Xirgu conoce a Federico Garc¨ªa Lorca a comienzos del verano de 1926. El poeta est¨¢ interesado en que ella le estrene su drama Mariana Pineda. Con lealtad, el autor le informa de los repetidos rechazos a la obra por parte de sus compa?eras, temiendo represalias pol¨ªticas por parte de la dictadura de Primo de Rivera. Garc¨ªa Lorca no olvidar¨¢ nunca la resoluci¨®n de mujer segura y firme criterio de la Xirgu: "Si me gusta la estrenar¨¦", le responde. La actriz le ofrec¨ªa la imagen que el poeta iba a admirar siempre: la de su audacia en situaciones adversas. La Xirgu sab¨ªa desde ni?a, como la hero¨ªna, que la libertad hab¨ªa que conquistarla o morir por ella. Margarita asum¨ªa con cierta provocaci¨®n la volundad del riesgo frente a la dictadura. Esa apuesta por la est¨¦tica y el compromiso la llevar¨ªa en ocasiones por caminos espinosos, pero en torno suyo se aglutinar¨ªa una vanguardia de gentes adictas y fervorosas. La Xirgu estren¨® Mariana Pineda el 24 de junio de 1927 en Barcelona, con decorados y figurines de Dal¨ª. Este d¨ªa sac¨® por primera vez, de la mano, al Lorca dramaturgo a un escenario; curiosamente, tambi¨¦n aparecer¨ªa de su mano por ¨²ltima vez en Barcelona en 1935.
Rafael Alberti declaraba a EL PA?S (15-1-1982, pag.25): "Margarita Xirgu..., sin duda ella ha sido la m¨¢s grande, la m¨¢s valiente, la actriz que se lo jugaba todo sin anteponer ning¨²n problema econ¨®mico, e incluso perdiendo mucho dinero; fue una gran militante del teatro".
La virgen-actriz
El poeta lo sab¨ªa muy bien; en abril de 1931, la actriz acept¨® escenificar su romance dedicado a Ferm¨ªn Gal¨¢n, protom¨¢rtir de la Rep¨²blica. Alberti hizo descender del altar a la Virgen (Xirgu) del monasterio de Cillas para socorrer a las fuerzas republicanas, haciendo tiras su manto para cuidar a los heridos: "Yo defiendo a la Rep¨²blica / y a los revolucionarios: / ?Abajo la monarqu¨ªal!/ Salid conmigo a los campos./ ?Dadme un fusil o un rev¨®lver, / una espada o un caballo! / Quiero ser la Coronela / de todos -los sublevados .. -". / La noche del estreno la actriz corri¨® el riesgo de ser linchada por mon¨¢rquicos y republicanos. Oportunamente, alguien hizo caer el tel¨®n met¨¢lico que se usa en caso de incendio antes de que la avalancha de p¨²blico alcanzara el escenario. Margarita todav¨ªa tuvo el valor de recitar el ep¨ªlogo. A los pocos d¨ªas, en su paseo cotidiano por el Retiro, la Xirgu era abofeteada por una se?ora "por republicana y catalana de mierda".
En los ¨²ltimos d¨ªas de abril de 1969, la Prensa difund¨ªa la noticia de la muerte de Margarita Xirgu en Montevideo, a los 81 a?os. Algunos se preguntaron:"?Pero a¨²n viv¨ªa?". Y es que el personaje hab¨ªa adquirido ya contornos de mito y entrado en la leyenda del teatro. Se hab¨ªan cumplido 33 a?os desde el d¨ªa en que zarpara de Santander, al frente de su compa?¨ªa, para iniciar una gira de seis meses por Am¨¦rica, en la cual deb¨ªa acompa?arla Garc¨ªa Lorca. Trasplantada a Am¨¦rica, su nombre polariz¨® el entusiasmo esc¨¦nico, posibilitando, con su interpretaci¨®n y su magisterio, un aliento renovador de plenitud dram¨¢tica al frente de Escuelas y Comedias Nacionales.
Babelia
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