Cubino y Delgado triunfaron en la etapa reina
JUAN MORA ENVIADO ESPECIAL, Atac¨® Parra y respondi¨® Delgado; volvi¨® a atacar el colombiano y Delgado se puso nuevamente a su rueda; por tercera vez, la acci¨®n se repiti¨®, y a¨²n hubo otra cuarta. Algunos corredores asist¨ªan a la acci¨®n como convidados de piedra. No pudieron aplaudir, por tanto, cuando Delgado se puso en pie sobre la bicicleta y, como si no sintiera la ley de la gravedad, en la ascensi¨®n final de Luz Ardiden puso fin a las bravatas de Parra. En dos kil¨®metros, los ¨²ltimos de la etapa, distanci¨® a quienes le acompa?aban entre 30 y 40 segundos. El color espa?ol de la jornada se complet¨® con la victoria de Cubino en la etapa reina del Tour.
El Tour ya camina hacia Par¨ªs. Y hacia all¨ª va, vestido de amarillo, un corredor espa?ol al que comienza a compar¨¢rsele con Hinault porque, al igual que ¨¦ste, no pierde ocasi¨®n para despedazar a sus rivales. S¨®lo que Pedro Delgado ataca en corto. Ayer s¨®lo realiz¨® dos ataques: uno, sobre la cima del Tourmalet, para dejar claro que, aunque no se proclame rey de la monta?a, es ahora mismo el mejor escalador, y otro, cerca de la meta, para poner fin a las bravatas de Parra.Fabio Parra le sali¨® hasta cuatro veces, cuando sus intentos no conduc¨ªan a nada. Cubino, muy por delante, estaba a punto de alcanzar la meta. En medio, Duclos-Lasalle ya daba por bueno ser segundo y en el grupo todos estaban conformes con su suerte. Delgado y Rooks ya son, claramente, el primero y el segundo de la general; Parra se aseguraba ser tercero, porque Bauer hab¨ªa quedado distanciado, y Theunisse, como segu¨ªa all¨ª, siempre en cabeza, se confirmaba como la revelaci¨®n de la carrera. Pino hab¨ªa tirado lo justo para que nadie saliera a por Cubino, y Pensec y Boyer justificaban que por algo est¨¢n entre los 10 primeros de la clasificaci¨®n.
El enga?o de Parra
La etapa reina del Tour llegaba a su fin y era para un espa?ol, al tiempo que otro manten¨ªa s¨®lidamente el liderato. Pero Parra quiso precisamente en esa etapa reina alcanzar la meta por delante de Delgado. Ya lo intent¨®, y con argucias, en la otra gran etapa del Tour, la del Alpe d'Huez. Ese d¨ªa, cuando lleg¨® junto a Delgado, ya muy al final, le anim¨® a que tirase para que distanciara a los que entonces eran sus rivales. Delgado le crey¨® y mantuvo un ritmo uniforme, cuando Parra le sorprendi¨® por la espalda. La reacci¨®n de Delgado fue inmediata. Parra, como as¨ª fue, no entrar¨ªa por delante de ¨¦l.
Ayer, ya sin di¨¢logos, Parra declar¨® la guerra abiertamente a Delgado. La consecuencia de la primera batalla fue que Herrera qued¨® descolgado; la segunda y tercera no tuvo v¨ªctimas, y en la cuarta pareci¨® que Delgado quedaba tocado. Era una estrategia. Se rebaj¨® a la cola del grupo para que, desde atr¨¢s, su ataque resultara m¨¢s contundente. Su dignidad de l¨ªder no pod¨ªa permitir el juego de Parra. Sus pedaladas resultaron tan demoledoras que le falt¨® tiempo para perder de vista a todos. El l¨ªder se hab¨ªa enrabietado.
Quedaban dos kil¨®metros de carrera; es decir, cinco minutos de ascensi¨®n. Duclos-Lasalle viajaba tranquilo con los cinco minutos de ventaja que manten¨ªa poco antes de que se produjeran los ataques de Parra. Cuando empezaron a pitarle los coches y las motos por detr¨¢s, no pod¨ªa creerse que alg¨²n corredor viniera tras ¨¦l. Se dej¨® la vida sobre la bicicleta en honor del ciclismo franc¨¦s, ya suficientemente humillado en este Tour. Los veh¨ªculos, al no poderse abrir paso entre la multitud, interrumpieron el paso de Delgado.
Delgado no alcanz¨® a DuclosLasalle por tres segundos. Pero volvi¨® a asombrar. En Luz Ardiden, porque fue capaz de sacar segundos de ventaja de donde no parece posible conseguirlos, y en el Tourmalet, porque la m¨ªtica cima se merec¨ªa un nombre como el de ¨¦l. Fue el ¨²nico premio de monta?a que Delgado ha disputado a Rooks. Y lo hizo cuando ¨¦ste ya tiene garantizado ser el rey de la monta?a.
Laudelino Cubino, el hombre que no pudo resistir la tensi¨®n del liderato en la Vuelta a Espa?a, consigui¨® ayer una haza?a importante: ganar la etapa reina del Tour. Era un recorrido ante el que estaban espantados casi todos los corredores en la salida. Hab¨ªa por delante casi siete horas de carrera y seis puertos de monta?a encadenados entre s¨ª. Y cada cual impon¨ªa m¨¢s respeto: Aspet, con pendientes del 9,5%; Mente, del 11,6%; Peyresourde, del 10% Aspin, del 8,4%.; Tourmalet, del 10,2%, y Luz Ardiden, del 9%. En total, 97 kil¨®metros de ascensi¨®n total, lo que ven¨ªa a representar como si se subiese un puerto desde el nivel del mar hasta una altitud de 4.964 metros.
Caritoux, Millar, Arroyo y Cabrera fueron los primeros en mostrar mayor valent¨ªa, pero la prudencia les aconsej¨® no imponer un fuerte ritmo y fueron neutralizados. M¨¢s tarde saltaron Cabrera y Chozas, cuya fuga dur¨® hasta mediado el Tourmalet, que fue desde donde Cubino, convencido de sus fuerzas, se fue a por la victoria. Su diferencia siempre fue a m¨¢s, y no hubo corredor, a excepci¨®n de Duclos-Lasalle, que se atreviera a irse por ¨¦l, lo que hizo en el descenso del Tourmalet.
Cubino gan¨® la etapa reina y Delgado consolid¨® a¨²n m¨¢s el liderato. Esta vez incluso en solitario, porque sus compa?eros de equipo acusaron ayer el esfuerzo de d¨ªas anteriores y no pudieron protegerle en los ¨²ltimos puertos. Su fiel Indur¨¢in no pudo llegar esta vez ni siquiera al Tourmalet. Y Arroyo tuvo que decir adi¨®s al Tour. Han cumplido todos hasta que las fuerzas les comienzan a abandonar. Delgado queda solo, pero sigue tremendamente fuerte.
Abandonos
Por otro lado, el ¨ªdolo de la afici¨®n francesa, Jean-Fran?ois Bernard, abandon¨® ayer. Estaba a 34.38 minutos de Delgado en la clasificaci¨®n general, a lo que hab¨ªa que sumar los m¨¢s de 10 minutos que llevaba perdidos cuando, en el kil¨®metro 76, se baj¨® de la bicicleta y entreg¨® el dorsal al juez. No fue el ¨²nico abandono importante. El suizo Zimmermann, tercero en el Tour de 1986, y el franc¨¦s Mottet, cuarto el a?o pasado, tambi¨¦n se despidieron de la carrera.
"Ten¨ªa confianza"
J. M. "Ten¨ªa confianza en m¨ª mismo. Estabamos todos cansados, hasta yo mismo, pero un ataque a falta de pocos kil¨®metros no era peligroso, aunque saliese mal". As¨ª se manifesto Pedro Delgado en la meta, con la satisfacci¨®n de haber arrancado unos segundos m¨¢s a sus rivales. "Lo cierto es que me han tomado un gran respeto y cuando ataco, nadie se anima a hacerlo".
"Ataqu¨¦ en el Tourmalet porque no me costaba trabajo, y as¨ª ganaba algo de dinero para repartir entre los compa?eros", dijo Delgado. En el Tourmalet se establecieron recompensas econ¨®micas.
La satisfacci¨®n de Delgado era compartida por Laudelino Cubino, que logr¨® su primera victoria de etapa en un Tour. "Conoc¨ªa el puerto porque aqu¨ª gan¨¦ una etapa en el Tour del Porvenir. Es mi victoria m¨¢s importante".
Alvaro Pino, compa?ero de Cubino, dijo: "Me puse delante para ralentizar el ritmo. Cuando v¨ª que la etapa estaba asegurada, le pregunt¨¦ a Delgado si necesitaba mi ayuda, pero marchaba muy bien".
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