Ortega propone reanudar el di¨¢logo con la 'contra'
ANTONIO CA?O ENVIADO ESPECIALEl presidente nicarag¨¹ense, Daniel Ortega, reafirm¨® el pasado martes el car¨¢cter socialista del r¨¦gimen sandinista y propuso una nueva ronda de di¨¢logo con la contra en su discurso de conmemoraci¨®n del noveno aniversario de la revoluci¨®n, que result¨® deslucido y carente de entusiasmo popular. S¨®lo un paseo a caballo de algunos comandantes sandinistas por las calles de la ciudad de Juigalpa consigui¨® dar cierta brillantez a un acto en el que lo m¨¢s impresionante fue el aparato de seguridad montado en torno al festejo.
Por lo visto este 19 de julio, habr¨ªa que decir que Nicaragua est¨¢ en plena apat¨ªa. Ninguna de las referencias de Ortega al "terrorista de Reagan" o al "loco criminal Abrams" parecieron entusiasmar a alguien m¨¢s que al locutor oficial. Fue el anuncio de la concesi¨®n de la medalla de Augusto C¨¦sar Sandino a Nelson Mandela lo. que m¨¢s aplausos provoc¨®.En la pol¨ªtica de palo y zanahoria que parece practicar Managua en las ¨²ltimas semanas, a Ortega le toc¨® el martes ense?ar la zanahoria. Anunci¨® la extensi¨®n unilateral de la tregua hasta el 30 de agosto y propuso la reanudaci¨®n de las conversaciones con la contra los d¨ªas 26, 27 y 28 de este mes en Managua. Al mismo tiempo, volvi¨® a invitar a EE UU a un di¨¢logo bilateral para normalizar las relaciones, m¨¢s deterioradas que nunca tras la expulsi¨®n la pasada semana de los embajadores respectivos.
Esta propuesta de negociaci¨®n ser¨¢ la primera decisi¨®n importante que tenga que tomar el nuevo directorio elegido el lunes por la Resistencia Nicarag¨¹ense, en el que parece haberse reforzado la l¨ªnea dura con la inclusi¨®n del jefe militar Enrique Berm¨²dez. De momento no se observan grandes posibilidades de que esa ronda se celebre, al menos sin que antes Managua tenga que dar marcha atr¨¢s de muchas de las decisiones radicales tomadas la pasada semana. Ortega confirm¨® en Juigalpa el tono duro contra la oposici¨®n interna, a la que acus¨® de haber "asumido una posici¨®n contrarrevolucionaria", y explic¨® las caracter¨ªsticas del socialismo nicarag¨¹ense, lo que ¨¦l llam¨® "nuestro socialismo". "Parece que no han entendido todav¨ªa que somos socialistas", dijo, "que el socialismo est¨¢ en Nicaragua desde el 19 de julio de 1979. Nuestro socialismo defiende a los obreros y campesinos, pero da tambi¨¦n la oportunidad de contribuir al desarrollo del pa¨ªs a todos los sectores que existen en Nicaragua; defiende el pluralismo pol¨ªtico, pero en el marco constitucional, para trabajar con el Gobierno y el poder popular".
Algunos aplausos surgieron entonces de un p¨²blico entre el que aparec¨ªan tres ikurri?as confundidas con las banderas rojinegras sandinistas y las blanquiazules de Nicaragua. Una docena de tanquetas con ametralladoras y dos helic¨®pteros artillados contribu¨ªan a la seguridad, de la que se encargaban tambi¨¦n cientos de soldados distribuidos por los 150 kil¨®metros que separan Juigalpa de Managua. El espacio a¨¦reo nicarag¨¹ense permaneci¨® cerrado al tr¨¢fico 24 horas.
El presidente se explica
Ortega explic¨® las razones de las medidas de la pasada semana, entre ellas el cierre de La Prensa y de Radio Cat¨®lica, la nacionalizaci¨®n del principal ingenio azucarero y el encarcelamiento de varios dirigentes opositores. Dijo que "frente a los esfuerzos de paz de Nicaragua" EE UU "ha ordenado a la contra que siga niatando" y "ha ordenado un plan de desestabilizaci¨®n interna para formar un llamado Gobierno de Salvaci¨®n Nacional con los grupos de oposici¨®n. Ante esta situaci¨®n, no pod¨ªamos cruzarnos de brazos".?ste ser¨¢ el ¨²ltimo aniversario de su revoluci¨®n que los sandinistas celebren con Ronald Reagan en la Casa Blanca. Como dijo Ortega, "Reagan se va y la revoluci¨®n se queda". El objetivo fundamental parece, pues, cumplido por los j¨®venes dirigentes que hace nueve a?os entraron en Managua en olor de multitud y que el martes se paseaban a caballo sin aclamaciones y rodeados de un impenetrable cord¨®n de seguridad.
Los propios dirigentes parecen reconocer, sin embargo, con sus ¨²ltimas medidas que su r¨¦gimen no est¨¢ consolidado, que el poder est¨¢ todav¨ªa en discusi¨®n. Nueve a?os despu¨¦s del triunfo revolucionario, la estrategia sandinista sigue orientada a buscar la forma de mantenerse en el Gobierno, sin que hasta el momento haya logrado definir un r¨¦gimen socialista con democracia pluralista.
En el camino de enormes dificultades econ¨®micas y de una guerra que ha causado, seg¨²n Ortega, m¨¢s de 52.000 v¨ªctimas y 12.000 millones de d¨®lares de p¨¦rdidas materialeshan dejado una buena porci¨®n del apoyo popular.
Aunque el ministro del Interior, Tom¨¢s Borge, diga que el Gobierno tiene el respaldo del 70% de la poblaci¨®n, este noveno aniversario ha demostrado, cuando menos, que ese apoyo se expresa hoy de forma mucho menos ferviente y desinteresada.
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