Variedad

La variedad es lo que caracteriza la programaci¨®n cinematogr¨¢fica de hoy en televisi¨®n, un batiburrillo en el que cabe todo o casi todo, aunque no brillan precisamente los t¨ªtulos memorables. Para empezar, El drag¨®n del lago de fuego es un muy representativo cuento de brujas y espadas adaptado -por la casa Disney- a lo que hoy se lleva, es decir, la grandilocuencia spielbergiana -y no es de extra?ar que su director, Matthew Robbins, lo sea hoy del ¨²ltimo basti¨®n de nuestro amigo Steven, Nuestros maravillosos aliados, acabado de estrenar en nuestras pantallas-, y donde la magia, la religi¨®n, la mitolog¨ªa medieval, los conjuros, los amuletos y hasta el terror -un drag¨®n alieniano digno de la m¨¢s alucinante pesadilla disneyana- se hermanan para dar un espect¨¢culo grato, muy del gusto de Tolkien.La madonna de las siete lunas es casi la rareza del siglo. En su momento -la pel¨ªcula es de 1944- escandaliz¨® porque se nos hablaba de una violaci¨®n que convirti¨® a su v¨ªctima, una digna dama de la alta sociedad, en una suerte de Jekyll cuyo Hyde se lo montaba con la raza gitana, todo un desprop¨®sito tem¨¢tico que hoy puede sonrojar al m¨¢s casto, pero probablemente conservar¨¢ sus dosis delet¨¦reas bien anidadas en sus im¨¢genes blanquinegras; atenci¨®n, pues, a este t¨ªtulo, susceptible de convertirse en un tesoro de coleccionistas.

El sabor del trigo es un reciente -1986- melodrama de Gianni da Campo sobre las delicadas relaciones entre un alumno y su maestro, tratado, al parecer -el filme es in¨¦dito-, con sensibilidad y con un uso adecuado de Venecia -esto es, un uso nada t¨®pico- como tel¨®n de fondo. Y Retrato de Teresa, la cr¨®nica del papel de la mujer en la Cuba castrista, realizada por Pastor Vega -no Pastora Vega, ojo-, documentalista oficial del cine cubano posrevolucionario, aqu¨ª entregado a los placeres de la ficci¨®n, es una obra galardonada en La Habana, Mosc¨², Benalm¨¢dena, Huelva, Hy¨¦res y Cartagena de Indias.