El lenguaje
He le¨ªdo sorprendido la carta en la que un gallego (v¨¦ase EL PA?S del 14 de Julio) contradice las declaraciones del se?or Lapesa. Puede parecer osado por mi parte que salga en defensa de quien con mejor pluma lo har¨ªa si quisiera, pero al cabo uno est¨¢ harto de gentes indignadas sin raz¨®n que gritan para demostrar su ignorancia. (?Qu¨¦ distinta ¨¦sta de la carta que un catal¨¢n public¨® apenas hace una semana a prop¨®sito de una t¨®nica y la compa?¨ªa Iberia!)Si el corresponsal de Galicia quiere confundir la historia con sus recuerdos infantiles es libre de hacerlo, pero no deber¨ªa airearlo; el espa?ol (como lengua) nunca ha sido impuesto por los hispanohablantes (o castellanohablantes), como lo demuestra la supervivencla de las lenguas vern¨¢culas (?por qu¨¦ ha de ser peyorativa una palabra rara?); si quiere saber lo que podr¨ªa haber ocurrido, mire a Francia, donde han desaparecido ante el franc¨¦s. Y no est¨¢ de m¨¢s recordar que ha sido gracias a una escuela p¨²blica que para nosotros hubi¨¦ramos querido en el siglo pasado; ?otro gallo nos cantara!
Si mal no recuerdo, Lapesa adem¨¢s dec¨ªa que la persecuci¨®n la hizo una dictadura que sufrimos todos en muchos otros sentidos, no solamente en los culturales, y, ?mire usted por d¨®nde!, encabezada por un gallego. Quieran convencerse o no los hablantes de lenguas distintas del castellano, los peores enemigos de ellas no han sido nunca sorianos, cordobeses o palentinos, sino las burguesias propias, que las tuvieron por cosa de campesinos. Otra cosa es que ahora quieran congraciarse con sus paisanos haciendo olvidar este detalle y desv¨ªen la culpa hacia los castellanos.
Comparar la importancia del castellano a la del gallego argumentando que ninguna de las dos se habla allende los Pirineos es inf¨¢ntil; miles de gallegos (tambi¨¦n) han extendido el castellano por el mundo, y lo hablan algunos millones de personas m¨¢s que el gallego. Por eso hay que sospechar que tiene usted demasiada inclinaci¨®n a lo propio en detrimento de lo ajeno, lo que no es de extra?ar, pues como tantos otros se habr¨¢ educado en el nacionalismo franquista: ?no le suena su "hable gallego" igual que "hable la lengua del imperio"? Deseng¨¢?ese, cuando hasta el castellano peligra ante el empuje del ingl¨¦s, discutir si son galgos o podencos es ocioso; lo m¨¢s que puede pedir es: "respete el gallego".
Pero no debe preocuparse demasiado: si los novelistas citados en su carta son buenos, alg¨²n d¨ªa se les reconocer¨¢ (Van Gogh solamente vendi¨® un cuadro en su vida). D¨¦jese usted de man¨ªas persecutorias, que poco tiempo nos da la vida para leer todo lo que produce un mundo con 3.000 (?) millones de habitantes.
Por ¨²ltimo, debo decirle que si no es capaz de comprender que los romanos dec¨ªan con su frase justamente lo contrario de lo que usted entiende, apaga y v¨¢monos
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