Tenacidad
?ngel Mar¨ªa Villar ha edificado una r¨¢pida y s¨®lida carrera profesional sobre un permanente ejercicio de voluntad. Desde sus primeros d¨ªas en el equipo juvenil del Athl¨¦tic, siempre ha logrado elevarse sobre sus carencias para jugar al f¨²tbol, alcanzar la internacionalidad y conseguir la presidencia de la federaci¨®n espa?ola.El car¨¢cter tenaz de Villar se resume en su etapa como futbolista. Ning¨²n indicio permit¨ªa suponer que aquel jugador flaco, miope, lento y reiterativo en su juego lograr¨ªa establecerse en el Athl¨¦tic y la selecci¨®n durante la d¨¦cada de los setenta. Pero Villar sac¨® partido a lo que ten¨ªa: una innata habilidad para atarse el bal¨®n al pie y un espartano sentido de la disciplina.
Frente a jugadores tan dotados, aunque an¨¢rquicos, como Uriarte y Rojo, Villar se autoimpuso un severo cumplimiento de los mandatos de los entrenadores. Esta cualidad le gan¨® la estima de los t¨¦cnicos. As¨ª retorn¨® al Athl¨¦tic, que le hab¨ªa desechado tras su etapa juvenil, y as¨ª se labr¨® una meritoria carrera como centrocampista animoso y cumplidor.
Ning¨²n entrenador apreci¨® tanto el esfuerzo de Villar como Kubala. ?l vio en Villar la aportaci¨®n laboriosa y ordenada al f¨²tbol. El seleccionador acab¨® por convertirle en la r¨¦plica duradera de Magri?¨¢n, aquel fugaz defensor que un d¨ªa anul¨® a Di St¨¦fano.
Un sopapo a Cruyff
De talante discreto, la acci¨®n m¨¢s c¨¦lebre de Villar en los campos de f¨²tbol fue, sin embargo, el sopapo que arre¨® a Cruyff en San Mam¨¦s. La retransmisi¨®n que ofrec¨ªa TVE de aquel partido contribuy¨® a aumentar la bocina de la acci¨®n, sorprendente en un jugador que siempre se mostr¨® controlado y serio.
El rasgo de Villar que menos gustaba a los entrenadores era su propensi¨®n a concentrarse en los estudios de Derecho, que comenz¨® a los 23 a?os. Sus compa?eros soportaron con estoicismo, al decir de algunos, las largas sesiones que les deparaba Villar, siempre dispuesto a comentar el ¨²ltimo caso que hab¨ªa estudiado en la facultad de Deusto. Pese a las advertencias de los entrenadores, temerosos de su tozudez con sus estudios, acab¨® la carrera con 29, apenas unos meses despu¨¦s de haber ayudado a constituir la AFE.
Sin reservas f¨ªsicas y atacado por las lesiones, Villar abandon¨® el f¨²tbol a los 31 a?os e inici¨® su carrera en los despachos federat 1 vos. En 1981 fue elegido presidente de la federaci¨®n vizca¨ªna. Desde entonces, su trayectoria ha sido fulgurante: directivo de la espanola y ahora presidente, a pesar de que un d¨ªa fuera valedor de Jos¨¦ Luis Roca y de que algunos le quieran ver afinidades pol¨ªticas con el nacionalismo moderado vasco. Pero, al hilo de la experiencia, resulta muy dificil detener a Villar cuando se decide a lograr sus objetivos.
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