Uno de los escritores mas originales del siglo XX
Se publica en Espa?a la obra maestra del autor franc¨¦s Georges Perec
La obra de Georges Perec (1936-1982) se distingue del resto de la producci¨®n del siglo XX por la existencia de un proyecto obstinadamente coherente y tozudamente literario -en cierto modo, pues, desprovisto de perversidad-, a pesar de la enorme variedad de sus escritos y aunque dej¨®, al morir en plena madurez, media tarea por acabar. En eso posiblemente quede como el autor m¨¢s original de este medio siglo, y ya est¨¢ alcanzando su obra maestra, La vida, instrucciones de uso (Premio M¨¦dicis 1978, que acaba de ser publicada en Espa?a), un estado hist¨®rico.
As¨ª como, al contrario de lo que muchos suelen creer, Perec nunca acab¨® siquiera la carrera de sociolog¨ªa, sino que durante unos 15 a?os tuvo que ganarse la vida trabajando de documentalista en un instituto de neurofisiolog¨ªa, la fama literaria de Georges Perec arranc¨® a ra¨ªz de un monumental contrasentido: Las cosas (1965), narraci¨®n que describ¨ªa en condicional las frustraciones de una joven pareja de estudiantes presos en la trampa de los objetos, no s¨®lo le valdr¨ªa a su autor el premio literario m¨¢s period¨ªstico, sino tambi¨¦n la pertinaz reputaci¨®n de novelista sociol¨®gico por haber profetizado el hast¨ªo anticonsumista de 1968. Pero entonces nadie se dign¨® advertir que en la excepcional empresa estil¨ªstica que con ese libro se iniciaba estaba en juego nada menos que un pastiche de Flaubert.Asimismo, Quel petit v¨¦lo..., publicado al a?o siguiente, fue tomado inmediatamente por libelo pacifista sobre la guerra de Argelia, cuando se trataba de una disparatada aplicaci¨®n de las clases de ret¨®rica de Roland Barthes en el Coll¨¨ge de France. En 1967, los m¨¢s reacios en admitir la posibilidad de una tentativa literaria original todav¨ªa se empe?aban en que Un homine qui dort, por el mero hecho de estar escrita en segunda persona y ostentar cierta inmovilidad narrativa, se adscribiera al nouveau roman porque s¨ª. Finalmente, al publicarse en 1969 La disparition, se alcanz¨® el colmo del desconcierto: la que se ten¨ªa por novela policiaca, algo rarita, eso s¨ª, con referencias a esc¨¢ndalos pol¨ªticos recientes, ?no era m¨¢s que un libro de 320 p¨¢ginas escrito sin la letra e, la m¨¢s frecuente en franc¨¦s!
Los que s¨ª supieron evaluar las primeras producciones de Perec fueron los miembros del Taller de Literatura Potencial (Oulipo): este grupo, fundado entre literatos y matem¨¢ticos al principio de los sesenta por Raymond Queneau y Fran?ois le Lionnais, se propon¨ªa revisar te¨®rica y pr¨¢cticamente la literatura a la luz de las coerciones preexistentes a toda escritura, coerciones asumidas, reivindicadas o inventadas que definen un texto determinado. Al entender que las mismas formas hablan de por s¨ª; al negarse a escribir al servicio de la sacrosanta inspiraci¨®n; al rechazar la postura alquimista de trujam¨¢n del mensaje revelado y adoptar aquella anal¨ªtico-sint¨¦tica de los qu¨ªmicos; al interesarse tanto por la ilustraci¨®n de las formas antiguas como por la creaci¨®n de estructuras in¨¦ditas y capaces de engendrar textos nuevos, Georges Perec volv¨ªa a encontrarse con una antigua tradici¨®n humanista cuyos exponentes m¨¢s conscientes hab¨ªan sido los llamados grandes ret¨®ricos. Juego, experimentaci¨®n, rigor y pluridisciplinariedad: eso explica que el Oulipo le haya propuesto juntarse a una empresa de reconstrucci¨®n de lo destruido por los rom¨¢nticos y los surrealistas.
Coerciones literarias
Como es sabido, la libertad creativa s¨®lo se puede medir con las coerciones de su circunstancia. De hecho, la obra de Perec resulta asombrosamente polifac¨¦tica, desenfadada y haza?osa a la vez: novelas y relatos, como ya se dijo, pero tambi¨¦n poemas anagram¨¢ticos, teatro, teatro musical y radiof¨®nico, guiones y di¨¢logos cinematogr¨¢ficos, ensayos cr¨ªticos y te¨®ricos, crucigramas, traducciones (del norteamericano Harry Mathews, otro miembro del Oulipo) y una multitud de art¨ªculos y textos dispersos en un sinf¨ªn de revistas (una peque?¨ªsima parte est¨¢ recogida en Penser/Classer, 1985) pueden dar una idea de lo que significaba para ¨¦l "no repetir jam¨¢s un libro".
Especial apartado de su producci¨®n, seg¨²n dicho aspecto sistem¨¢tico, constituyen los libros que escribi¨® Perec para trabajar los lugares y la circulaci¨®n de la memoria: W ou le souvenir denfance (1975), muchas veces tenido por el sempiterno exorcismo del drama vivido por el ni?o jud¨ªo de origen polaco cuya familia fue diezmada por los alemanes, quiz¨¢ ofrezca en realidad la soluci¨®n m¨¢s lograda al problema literario de la autobiografia; esto es, dar con una forma de escritura que garantice una lectura compartida. Es indecible el ¨¦xito que tuvieron los 480 microrrecuerdos lit¨¢nicos de Je me souviens (1978), cuyas vibraciones se sit¨²an exactamente entre la memoria individual y la colectiva.
Aun sabiendo que la cautivadora transparencia e inmediatez de sus textos constituye al mismo tiempo la trampa m¨¢s peligrosa, ¨¦stas y otras muchas obras permiten formular mejor la naturaleza concreta del logro de Perec. Tr¨¢tese de sus novelas, que ¨¦l deseaba fuesen le¨ªdas "tendido boca abajo en la cama"; tr¨¢tese de su particular af¨¢n formalista gracias al cual sus libros tambi¨¦n funcionan -como un juego participativo entre el autor y el lector mediante enigmas, reconstrucciones y desaf¨ªos; tr¨¢tese de sus innume:rables referencias y citas (Flaubert, Joyce, Proust, Roussel, Queneau, Mann, Svevo, etc¨¦tera), semiexhibidas como para confesar que escribe desde un universo ya poblado de textos y para incitar a que se vaya poblando cada vez m¨¢s; tr¨¢tese de su b¨²squeda de lo personal y compartido de la memoria; tr¨¢tese de su cuestionamiento del espacio vivido y so?ado, Georges Perec tuvo siempre el mismo proyecto: construir en sus libros el lugar com¨²n a la escritura y la lectura.
escritor y profesor, es secretario de la Association Georges Perec.
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