El influjo del Litri

La manoletina, como saben todos los aficionados, es una suerte menor, en la que el toro pasa por debajo de la muleta como pod¨ªa pasar por debajo de un puente.Fue una suerte a la que Manolete imprimi¨® el sello de su personalidad, y alcanz¨® cierto atractivo en espectadores poco exigentes. Pero era una suerte que, practicamente, hab¨ªa ca¨ªdo en desuso en el ¨²ltimo decenio. Este a?o ha vuelto con fuerza. Tambi¨¦n ha reaparecido el desplante de tirar los trastos y ponerse arrodillado de espaldas al toro.

Sin duda el retorno a esos recursos facilones -despu¨¦s de torear- lo ha puesto de moda el Litri, que sa su vez lo ha aprendido de su padre, que era un maestro en concitar el enardecimiento de las masas.

Pero que un hijo le copie al padre no se llama plagio, sino que es obra de la gen¨¦tica y resulta, como tal, muy natural Pero que todos los novilleros traten de copiar al Litri, porque es joven, triunfador, y rico, pues ya no es tan natural. Ayer todos los diestros dieron manoletinas y dos de ellos se pusieron de hinojos abandonando los trastos cuando m¨¢s descuidados estaban los novillos, y claro est¨¢, estos, ofendidos por el desprecio y mansos, volvieron grupas.

Antonio Posada es el mas cuajado de la terna de ayer.!Ay, si copiara tambi¨¦n a su padre toreando la ver¨®nica!. Estuvo muy vahente en su primero que topaba en lugar de envestir. En el cuarto toro, m¨¢s potable, hizo una faena desigual y larga, con algunos muletazos de calidad.

Antonio Punta estuvo muy batallador, pero alivi¨¢ndose en la colocaci¨®n. Sabe muy bien que en Huelva no le van a exijir la ortodoxia y su quehacer fue muy distinto que el que llev¨® a cabo varias veces en la maestranza sevillana.

En su tierra

Antonio P¨¦rez el Onubense debutaba con caballos en su tierra. Obviamente esta muy verde, pero tiene valor y maneras, y puede llegar a cuajar. Sus faenas fueron desiguales, plagadas de errores y de aciertos y muy voluntariosas.Respecto a los trofeos -se llevaron oreja Antonio Punta y Antonio P¨¦rez el Onubense- y vueltas consignadas en la ficha, puede poner el lector la dosis de sordina que tenga por conveniente, y siempre se quedar¨¢ corto.