'Ops, sorry', dice el est¨²pido
A prop¨®sito de la tragedia del golfo Persico se ha hablado de la "estupidez militar". Vienen entonces a la memoria fantasmas de farsa y frases hechas del tipo: "La guerra es algo demasiado serio para dejarla en manos de los militares". Y comprendo que, como reacci¨®n, recordermos a militares con mucha sensibilidad cultural, muy inteligentes y grandes pol¨ªticos (desde C¨¦sar a De Gaulle). No se cuestiona la estupidez de los militares sino la estupidez de la L¨®gica de la Aniquilaci¨®n, que, tambi¨¦n con frecuencia, incluso puede ser adoptada por un civil.Puede razonarse est¨²pidamente porque se aceptan premisas indefendibles (como: "Si llueve, entonces es invierno") o porque de premisas correctas se extraen conclusiones formalmente err¨®neas. Un razonamiento correcto ser¨ªa: "Si llueve, cae agua; se da la circunstancia de que llueve, por tanto cae agua". Un razonamiento est¨²pido ser¨ªa: "Si llueve, cae agua; se da la circunstancia de que cae agua, por tanto llueve" (mientras, el agua podr¨ªa caer porque un mal educado est¨¢ vaciando el orinal por la ventana). Por ¨²ltimo, existe una forma de no-razonamiento que se usa mucho: "Si llueve, entonces llueve; pero llueve, por tanto llueve". La persona m¨¢s inteligente del mundo que, por cualquier raz¨®n, aceptara premisas falsas o argumentos err¨®neos, razonar¨ªa como un est¨²pido.
La L¨®gica de la Aniquilaci¨®n proviene de la edad de piedra o, al m¨¢ximo, de la ¨¦poca de los grandes imperios mediterr¨¢neos. Entonces ¨¦sta pod¨ªa sintetizarse as¨ª:
1. Es enemigo el que se enfrenta en campo abierto desplegando todas las fuerzas de que dispone.
2. El que destruye al enemigo es el vencedor.
Esta l¨®gica presupone respelar una ley tribal por la cual, si el jefe de la tribu pierde, la tribu queda bajo el control del vencedor, Y que cualquier guerra se resuelve con un duelo o una batalla campal. Si An¨ªbal se enfrenta a los romanos, pone en el campo todas las fuerzas de que dispone. Si los romanos lo derrotan, An¨ªbal no s¨®lo ha perdido su ej¨¦rcito sino que, y esto es lo m¨¢s importante, ha perdido su imagen, y sin imagen no se gobierna. En este sentido, la L¨®gica de la Aniquilaci¨®n crea una ret¨®rica extremadamente dura: "El que destruye al enemigo adquiere fama, el que no lo destruye pierde su honor".
Entretanto sucedieron cosas. La comparaci¨®n amenazadora en una sociedad del intercambio y la contrataci¨®n no presagia necesariamente un enfrentamiento, pero puede ser el primer paso para una negociaci¨®n. En segundo lugar, ning¨²n poder se enfrenta a otro desplegando todas sus fuerzas. Ya no hay m¨¢s enfrentamientos globales, s¨®lo son locales.
Finalmente, la ¨¦tica cristiana y liberal nos lleva a temer en privado a los vencedores, pero a simpatizar p¨²blicamente con los vencidos. Los perdedores, particularmente si han sido destruidos por la fuerza, no pierden en absoluto la imagen que no llega a adquirir el destructor. La mayor¨ªa de las veces el vencedor de una batalla moral pierde la guerra global porque el perdedor logra la solidaridad de nuevos aliados y, sobre todo, la de la opini¨®n p¨²blica mundial.
Vivimos en un mundo donde a¨²n es preciso vencer, pero de acuerdo con leyes que, m¨¢s que de la l¨®gica militar de la aniquilaci¨®n, dependen de la l¨®gica pol¨ªtica de la contrataci¨®n, y la conquista de imagen no se lleva a cabo militarmente sino de manera espectacular (a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n). El militar moderno sabe que vence quien act¨²a de modo que los otros pierdan, pero no por su culpa. De aqu¨ª la enorme importancia de las fuerzas no-militares, de la informaci¨®n y de los servicios secretos, cuya finalid.ad es inducir a los enemigos a destruirse con sus propias manos.
Si la premisa correcta es, por tanto: "Quien destruye al enemigo local gana la batalla, pero corre el riesgo de perder la guerra", la arcaica L¨®gica de la Aniquilaci¨®n razona as¨ª: "Corro el riesgo de perder la guerra por tanto debo destruir al enemigo local". O, incluso: "Quien destruye al enemigo local destruye al enemigo local, por tanto, destruyo al enemigo local" Lo que, por interferencia ret¨®rica, suena a¨²n m¨¢s honroso. Despu¨¦s esta ret¨®rica debe saldar sus cuentas con la L¨®gica Pol¨ªtica, y el est¨²pido (en uniforme o de paisano) dice: "Ops sorry".
Traducci¨®n: C. Scavino.
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