Elegir El Escorial
Hay roqueros capaces de recorrer cientos de kil¨®metros para presenciar un espect¨¢culo de su ¨ªdolo favorito. Lo mismo ocurre con los fan¨¢ticos del f¨²tbol Todo merece la pena, ning¨²n esfuerzo o sacrificio es poco para compartir unos minutos cerca de sus estrellas. Tambi¨¦n hay otra clase de fan¨¢ticos. No son tantos. Pero son capaces de realizar los mismos sacrificios con tal de conocer y escuchar a catedr¨¢ticos, cient¨ªficos, fil¨®sofos y te¨®ricos. Estos ilustrados inquietos son los consumidores de la oferta cultural de los cursos de verano. Los que tienen m¨¢s m¨¦rito no son los becarios sino aquellos que se autofinancian estas actividades culturales, que por momentos se convierten en verdaderas exhibiciones que nada tienen que envidiar a los montadas recientemente por Jackson y Springsteen.Pilar, Mercedes y Araceli llegaron caminando a primera hora de la tarde al hotel Felipe II, que est¨¢ en la cima del pueblo. Justo despu¨¦s de la hora de la siesta aparecieron en la recepci¨®n y preguntaron a la encargada de la oficina sobre los contenidos y horarios de los cursos de verano en El Escorial.
A sus 70, 72 y 73 a?os, respectivamente, estas amigas que desde hace m¨¢s de 30 a?os veranean en esa localidad madrile?a, consideran que "no hay por qu¨¦ arrinconarse", as¨ª que despu¨¦s de empolvarse y perfumarse "como Dios manda", decidieron subir la cuesta y entrar en el Euroforum.
"Querernos estar al tanto de lo que pasa, seguir el ritmo de nuestra ¨¦poca", dice Pilar, farmace¨²tica que misteriosa prefiere ocultar sus apellidos. "Conozco el pensamiento de Schopenhauer", apunta Pilar, y se queja de no haber tenido desde hace mucho tiempo entre sus manos un libro de filosof¨ªa, lo que le hubiera permitido integrarse al seminario Pesimismo y Nihilismo: De Schopenhauer a Heidegger. Sin embargo, comenta resignada que lo que les interesa de verdad son los seminarios culturales, los conciertos y el ambiente "tan escogido" de las actividades.
Sentadas en la magn¨ªfica terraza del Felipe II, hoy rebautizado Euroforum, las tres esperan el viento fresco para volver a su casa, en la zona del Sagrado Coraz¨®n.
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