Indignaci¨®n en Italia por la fuga de piezas de arte a Estados Unidos
Existe indignaci¨®n en la opini¨®n p¨²blica italiana por la desaparici¨®n, cada d¨ªa m¨¢s frecuente, de obras de arte que, al parecer, primero se aparcan durante a?os en cajas de seguridad de los bancos suizos y despu¨¦s emprenden el vuelo para los grandes museos de Estados Unidos.En este momento est¨¢ en curso una dura pol¨¦mica porque se presume que la fascinadora y misteriosa estatua de Afrodita del Museo Paul Getty de California ha salido ilegalmente de Italia. Lo mismo que dos bell¨ªsimas cabezas griegas y el atleta de bronce Lisipo, que acab¨® atrapada en una red por los pescadores de Fano en 1960 y despu¨¦s fue misteriosamente resucitada en dicho museo norteamericano. Al parecer, el Museo Paul Getty la compr¨® por 500 millones de pesetas, pero ahora Fano quiere "su estatua". [Una portavoz del museo Getty anunci¨® la retirada del museo de piezas que, seg¨²n sospechas, podr¨ªan provenir de unas excavaciones en Morgantina].
Mientras tanto, Il Corriere della Sera, con un largo editorial titulado 'El f¨¢cil vuelo de las obras de arte', subraya la grave situaci¨®n que vive Italia, por la inercia de sus gobernantes, en la fuga al extranjero de tantas magn¨ªficas obras de arte. Una fuga, dice el diario milan¨¦s, que no ser¨ªa posible sin la "triste complicidad" de los grandes cr¨ªticos de arte, "los ¨²nicos capaces de garantizar si una obra es verdadera o falsa", y el "silencio culpable" de tantos Gobiernos, amigos de Washington, y que nunca han movido un dedo para resolver esta emigraci¨®n art¨ªstica que "humilla a Italia".
Al mismo tiempo, el ministro de Bienes Culturales, Vincenzo Bono Parrino, ha respondido a las cr¨ªticas afirmando que su ministerio recibe s¨®lo 10.000 millones de pesetas al a?o y que con esa cifra no se puede hacer nada. Y que, adem¨¢s, ser¨ªa necesaria una mayor "conciencia cultural" en todos.
Yacen en los s¨®tanos
Lo cierto es que este pa¨ªs, que, seg¨²n la Unesco, posee el 60% de todo el patrimonio art¨ªstico mundial, tiene en gran abandono sus tesoros. Los tiene sin vigilancia. Hoy hasta un ni?o puede llevarse impunemente a su casa una estatua expuesta en un jard¨ªn p¨²blico. Los museos est¨¢n pr¨¢cticamente sin vigilancia. En los s¨®tanos de muchos de ellos yacen amontonados cientos de obras de arte medio abandonadas. Y, al mismo tiempo, no se consigue hacer una pol¨ªtica de museos. La mayor parte tienen horarios absurdos, cierran por las tardes o los d¨ªas de fiesta, y, adem¨¢s, son car¨ªsimos.De ah¨ª que, a veces, la respuesta de los americanos sea que, a fin de cuentas, no es un da?o el que ciertas obras de arte est¨¦n en sus museos, bien expuestas y mejor vigiladas.
El ministro Parrino les ha respondido sin embargo con sarcasmo y orgullo: "Los americanos", ha dicho, "que se callen. Podr¨¢n hablar cuando tengan milenios de historia como los tenemos nosotros".
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