La lucha por el poder del agua
La lucha por el agua, por el derecho a regar, ha producido muertes violentas y sangrientas hasta nuestros propios d¨ªas, aunque tambi¨¦n instituciones peculiares para impartir justicia.Es el caso del Tribunal de las Aguas de Valencia; pac¨ªfico, m¨¢ximo e inapelable foro de aut¨¦ntica democracia popular directa.
Mas no es preciso que llegue la sangre al r¨ªo para que las aguas bajen turbias...
El agua, en Espa?a -bien escaso en la mayor parte del territorio peninsular e insular-, ha dado origen a caciquismos sin cuento, apetencias de poder ilimitado, fabulosas ganancias por su explotaci¨®n y venta privada (caso de los aguatenientes canarios; y no s¨®lo), y, para desmesura de sue?os pol¨ªticos, se preconiz¨® -no hace tantos a?os- una divisi¨®n regional de Espa?a que tomase como fronteras los l¨ªmites exactos de las distintas cuencas.
Las propias confederaciones hidrogr¨¢ficas, por tantas cosas notables y aut¨¦ntico hallazgo espa?ol, han ca¨ªdo en muchas ocasiones en aut¨¦nticas cacicadas.
Las todopoderosas comunidades de regantes no dejan de recordar en muchos aspectos el otrora omnipresente y omnipotente Honrado Concejo de La Mesta, aunque hoy asemejen m¨¢s a aut¨¦nticos grupos de presi¨®n.
La ley de Aguas
La muy reci¨¦n publicitada ley de Aguas -sancionada al fin por nuestro Congreso tras mil zancadillas y no pocos recortes-, que vino a sustituir a un batiburrillo de leyes obsoletas, con m¨¢s de un siglo de antig¨¹edad, de hecho ha quedado en muchos aspectos como un papel mojado.
De derecho, ?por fin!, esa nueva ley dictamin¨® que todas las aguas son un bien p¨²blico de dominio estatal, pero hace excepciones y concesiones gratuitas para Canarias y, de hecho, no ha terminado con los abusos de la sobreexplotaci¨®n de los acu¨ªferos que se denuncian en el adjunto informe.
Tampoco la ley ha servido de mucho a la hora de sosegar los ¨¢nimos y clarificar las competencias corporativistas que se dan en la pr¨¢ctica diaria entre los ingenieros de minas -que siguen considerando que las aguas subterr¨¢neas son minas-yacimientos de agua, y prueba de ello es que siguen publicando estudios, informes, etc¨¦tera, que suelen diferir sustancialmente de los que acometen los ingenieros agr¨®nomos y, sobre todo, los ingenieros de caminos dependientes del Ministerio de Obras P¨²blicas (cuyos directores generales de Obras Hidr¨¢ulicas siempre han sido ingenieros de caminos, canales y puertos). Ministerios de Obras P¨²blicas, Agricultura e Industria (Minas) que tambi¨¦n en ocasiones' entran en colisi¨®n con los ministerios de Defensa e Interior, por cuesti¨®n de las aguas continentales y aun de la pesca.
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