Jes¨²s y la blasfemia
Dos sucesos de actualidad me empujan a tomar la pluma y escribir estas l¨ªneas con el fin de echar arena en el engranaje del modelo cultural, de esta sociedad en la que vivimos.El primero de ellos es la pol¨¦mica suscitada por la ¨²ltima pel¨ªcula de Scorsese en torno a determinados aspectos de la vida de Jes¨²s, personaje hist¨®rico y m¨ªtico ampliamente divulgado, por lo que su presentaci¨®n es superflua. La causa de este enfrentamiento est¨¢ en las deis facetas del personaje: parece ser que Scorsese plantea en su pel¨ªcula aspectos humanos de la personalidad de este hombre (Jes¨²s) y los agraviados lo est¨¢n porque han tocado a su mito, a su ¨ªdolo, cuya personalidad y, atributos est¨¢n considerados como tab¨² y s¨®lo pueden tratarse al abrigo de una solemnidad est¨²pida.
Alrededor de este cu¨¦lebre (l¨¦ase serpiente de verano) se han movilizado, a favor o en contra de la pel¨ªcula, algunos miembros de esta especie de mercachifles de la supercher¨ªa, que dan en llamarse te¨®logos y no son m¨¢s que unos mit¨®logos (tratantes de mitos) revestidos de la susodicha solemnidad est¨²pida.
El segundo suceso que motiva esta carta es la noticia, aparecida en la p¨¢gina 16 de EL PA?S del d¨ªa 17 de agosto de 1988, que informa de la decisi¨®n, tomada por la Corte Constitucional italiana, de considerar delito la blasfemia, bas¨¢ndose en la consideraci¨®n de sospechar que la sociedad italiana es mayoritariamente cat¨®lica.
Pregunto: ?es sensato todo esto?; ?es signo de cordura y madurez social que una persona (Scorsese) no deba manifestar libremente su pensamiento porque una cantidad indeterminada (grande o peque?a) de personas se sientan agraviadas por ello?; ?es de justicia considerar delito lo que no es m¨¢s que una groser¨ªa?, o ?habr¨¢ que pensar en la falta de independencia de los miembros de la Corte Constitucional italiana porque son cat¨®licos y tienen oscurecida la raz¨®n a causa de la fe en sus creencias personales?-
El d¨ªa
10 de agosto, en su diario EL PA?S sali¨® un art¨ªculo sobre comentarios del pol¨¦mico filme de Scorsese, hechos por la te¨®loga Adriana Zarri, que no me parecen acertados por desfigurar a Cristo.1. Afirma que la sexualidad no es pecado y es cierto, siempre que se use en el acto procreador dentro del matrimonio, porque fuera de ¨¦l, s¨ª lo es. El mismo Cristo lo afirma cuando dice: no es lo que entra por la boca lo que mancilla al hombre, sino lo que sale del coraz¨®n como venganzas, odio y la fornicaci¨®n. Y en otro lugar: quien desea con malos ojos a una mujer ya pec¨® en su coraz¨®n.
Cristo am¨® la pureza y no se puede concebir en ¨¦l lo contrario: escogi¨® una madre virgen, sin pecado original que consagr¨® a Dios su virginidad. Si as¨ª era Mar¨ªa, ?c¨®mo ser¨ªa su hijo, que deb¨ªa ser Hijo de! Dios, segunda persona de la Sant¨ªsima Trinidad? Y aqu¨ª est¨¢ el meollo de la cuesti¨®n.
2. Por la uni¨®n hipost¨¢tica, en Jes¨²s est¨¢n unidas las dos naturalezas humana y divina, en un solo yo, es decir, en una sola persona, que es divina. Ahora bien, el amor carnal es un amor imperfecto lleno de fallos, la experiencia nos los dice, y en Cristo no puede haber imperfecci¨®n por ser Dios. Su amor ha de ser divino, puro y perfecto, sin ego¨ªsmos. Ama con el mismo amor a su padre Dios, a su madre, a Magdalena, a san Juan, que reclin¨® su cabeza sobre el pecho ardiente el Jes¨²s en la cena, y as¨ª a todos los hombres. Seg¨²n. Cristo, en el cielo no existir¨¢ el sexo, porque seremos como ¨¢ngeles, porque ¨¦l mismo ser¨¢ el cielo, rey y centro de la creaci¨®n.
Por todo lo expuesto, afirmo que no consideramos los creyentes a Cristo como a un hombre angelical, como afirma la se?ora Zarri, sino como a un hombre divino.-
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