El regreso de la locura
Asturias desarrolla la reinserci¨®n de los enfermos mentales
La mayor¨ªa de los enfermos cr¨®nicos de los manicomios no necesitan estar internados, seg¨²n las corrientes de la psiquiatr¨ªa comunitaria. En Asturias esta premisa se viene ejecutando, respaldada por el Gobierno aut¨®nomo, desde 1982. "Lejos de internar al enfermo psiqui¨¢trico y de olvidarse de ¨¦l, lo que hay que intentar es integrarlo socialmente, aseguran V¨ªctor Aparicio Basauri, director regional de Salud Mental y presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Neuropsiquiatr¨ªa, y Jos¨¦ Garc¨ªa Gonz¨¢lez, jefe de los Servicios de Salud Mental de Oviedo.Cuando se inici¨® la reforma en el Principado, el hospital psiqui¨¢trico de Oviedo, el ¨²nico de la regi¨®n (1.200.000 habitantes) ten¨ªa ocupadas 1.016 de sus 1.100 camas. Hoy s¨®lo quedan internados 380 de aquellos enfermos, la mayor parte de los cuales eran cr¨®nicos.
"A estas alturas el cambio es irreversible, porque no se trata s¨®lo de reducir la poblaci¨®n interna. La reforma, que tiene defectos y que es mejorable, es m¨¢s que eso, aunque la filosof¨ªa de la misma ya ha calado", seg¨²n los dos m¨¦dicos, impulsores desde el primer momento de este proyecto.
El caso asturiano tiene precedentes en el extranjero, pero en Espa?a es una de las regiones pioneras, junto con Andaluc¨ªa y con algunos de los hospitales de Madrid, donde se siguen pautas similares. En Navarra se prepara una renovaci¨®n parecida. La Asociaci¨®n Espa?ola de Neuropsiquiatr¨ªa ha expresado, en su revista, su queja porque "la reforma, que deber¨ªa estar enmarcada en las l¨ªneas generales del informe de la comisi¨®n ministerial, se est¨¢ realizando de forma muy desigual y a un ritmo de preocupante lentitud".
La mayor parte de los manicomios pertenecen en Espa?a a diputaciones, cabildos y otras instituciones, por lo que no est¨¢n integrados en el Insalud, organismo sobre el que la asociaci¨®n alberga la "duda razonable de si tiene un programa de salud mental". "Todo esto impide un desarrollo conjunto de la reforma en el Estado", seg¨²n V¨ªctor Aparicio.
"Nuestro razonamiento no es antipsiqui¨¢trico, como el de Cooper o Laing, no negamos la locura, sino que la consideramos una esclavitud y luchamos contra sus causas y sus circunstancias", afirma Jos¨¦ Garc¨ªa, que es miembro del comit¨¦ de expertos que elabor¨® el informe de la comisi¨®n ministerial para la reforma psiqui¨¢trica.
Recelo inicial
"Inicialmente, parte del personal del hospital acogi¨® con recelo nuestro modelo, inspirado, pero no copiado, de otros vigentes ya en Europa; pero hoy globalmente no se cuestiona, aunque no hay ning¨²n motivo para el triunfalismo, porque queda mucho por hacer", a?ade. La reforma ha consistido en reintegrar socialmente a la mayor parte de los internos en el manicomio y en una transformaci¨®n profunda del hospital.Paralelamente, se ha creado una red de servicios de salud mental con varios centros y hospitales de d¨ªa repartidos por toda la regi¨®n y se ha mejorado la formaci¨®n del personal (se ha pasado en seis a?os de un 10% de titulados medios y superiores a un 30%).
Se ha establecido un sistema MIR (M¨¦dicos Internos Residentes), el primero de Espa?a, para los psic¨®logos y ¨¦stos han quedado incorporados a los equipos m¨¦dicos. Y, por ¨²ltimo, se ha abierto una l¨ªnea de investigaci¨®n que ahora ser¨¢ impulsada por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
Desde el punto de vista jur¨ªdico, la Junta General del Principado, el Parlamento aut¨®nomo, aprob¨® en 1986 un decreto sobre la organizaci¨®n y funcionamiento de los servicios de salud mental y desde ese mismo a?o est¨¢ vigente un convenio de la Consejer¨ªa de Sanidad con el Insalud que permite la cooperaci¨®n mutua y la integraci¨®n de recursos, lo que ha facilitado la atenci¨®n a los pacientes en centros de la red del Estado.
"La evoluci¨®n ha sido muy positiva y, afortunadamente, no hemos tenido ning¨²n incidente que pudiera poner en duda nuestro m¨¦todo", aseguran Aparicio y Garc¨ªa, que ya hab¨ªan pasado por experiencias similares que resultaron frustradas. "De ellas hab¨ªamos aprendido lo suficiente como para no volver a cometer los mismos errores", remachan.
La reforma no ha sido s¨®lo dar de alta a los pacientes cr¨®nicos y "que la sociedad se arregle con ellos". "Primero hubo que trabajar con los propios enfermos, que sienten un miedo y una ansiedad enormes al regresar al mundo; despu¨¦s, con las familias a las que van, y, por ¨²ltimo, con la puesta en marcha de los centros de atenci¨®n m¨¦dica y de los servicios sociales".
Fin del hacinamiento
"Ha habido, sobre todo, un cambio muy importante dentro del hospital psiqui¨¢trico. Antes, hab¨ªa 67 salas previstas para seis camas, pero en algunas llegaban a contar con 30 o 40, con lo que el hacinamiento era evidente. Hoy ninguna de las salas tiene m¨¢s de seis camas", subraya Jos¨¦ Garc¨ªa, para a?adir: "Tambi¨¦n hemos puesto en marcha las estancias en colonias de verano de los enfermos que permanecen en el hospital, lo que ha proporcionado cambios sorprendentes en la conducta de muchos de ellos y, en general, hemos tratado de mejorar su r¨¦gimen de vida, de facilitarles actividades y de crearles un ambiente nuevo".Las altas se han concedido tras estudiar "cada caso individualmente". Los dos grupos m¨¢s numerosos han sido los enfermos que se han reincorporado a sus familias y los que se han internado en residencias de la tercera edad o asilos, dado que o carec¨ªan de familia o no ten¨ªan relaci¨®n con ella, que se trataba de personas de edad avanzada y que casi todos disponen de muy pocos recursos. Grupos m¨¢s reducidos han iniciado una vida tutelada en pisos o en pensiones. En ambos casos, la comunidad aut¨®noma colabora econ¨®micamente con los antiguos internos.
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