Soldaditos
En los ¨²ltimos cinco a?os ha muerto una media de dos soldados por semana mientras hac¨ªan su servicio militar. Los mandos del Ej¨¦rcito andan al parecer preocupad¨ªsimos con tan mort¨ªfera cosecha, pero hasta ahora no han sabido o no han podido resolver el problema. Supongo que no es f¨¢cil. Por un lado, como en todos los colectivos, existen los abusos individuales; las aberrantes novatadas o algunos oficiales enfermizamente embriagados por el mando. Son patolog¨ªas que se amparan en el esp¨ªritu marcial, que glorifica la rudeza y consagra lo jer¨¢rquico. Cuando la obediencia absoluta al superior es un principio b¨¢sico, resulta mucho m¨¢s dificil defenderse de los posibles abusos de un mal oficial. Y no hay que olvidar, en fin, que el oficio militar es un juego de muerte, que manejan armas y explosivos, y que coquetear con la Desdentada siempre tiene sus riesgos. Raz¨®n de m¨¢s para pedir un Ej¨¦rcito voluntario, para que cada cual asuma el peligro libremente.Hace unos d¨ªas, Guti¨¦rrez Mellado declar¨® que no cre¨ªa que los "soldaditos" se suicidaran m¨¢s que la gente de a pie. Pero, seg¨²n los estudios existentes, los suicidios en la mili son tres veces superiores a los registrados en la totalidad de la vida civil. A Guti¨¦rrez Mellado, que es el paradigma de lo militar, ni siquiera le cab¨ªa en la cabeza que los "soldaditos", como ¨¦l les llama paternalistamente, pudieran encontrar tan duras las condiciones del cuartel. Para ¨¦l esos suicidas s¨®lo son gente desquiciada que se hubiera matado en cualquier sitio.
Quiz¨¢ sea, una vez mas, un problema de respeto y tolerancia. Hay personas que no son enfermas, sino s¨®lo distintas. J¨®venes para quienes la imposici¨®n de un modelo violentamente macho o un exceso irracional de disciplina puede convertirse en una tortura insoportable. Los soldaditos de Guti¨¦rrez Mellado no son una subespecie infantiloide, como el diminutivo podr¨ªa dar a entender, sino seres complejos y diversos. Y un Ej¨¦rcito que no sabe respetar las diferencias est¨¢ condenado a quebrar el espinazo y la voluntad de vida de sus gentes.
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