Una docena de heridos en los encierros de M¨®stoles por las pedradas lanzadas a los toros por el p¨²blico
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"En los encierros de M¨®stoles ya no hay cogidas ni heridas por asta de toro. La mayor parte de las curas que hemos hecho han sido por causa de las pedradas". Este es el parte m¨¦dico coloquial facilitado por un miembro de la Cruz Roja encargado de la asistencia en los dos encierros que el martes y el mi¨¦rcoles pasado se celebraron en M¨®stoles. Los toros son apedreados a lo largo del recorrido, y las piedras que no alcanzan su objetivo suelen recalar en la frente o la barbilla de los corredores o espectadores.
Durante tres o cuatro horas, dos vaquillas y dos novillos son encerrados en un pasillo de cerca de 300 metros de largo y con una anchura m¨¢xima de 10 metros. En la parte superior de las barreras se apostan los m¨¢s j¨®venes. Desde esa atalaya preparan el arsenal que servir¨¢ para amedrentar a los astados. Al final, una alfombra de piedras queda como testimonio."?Y si te tiro yo a ti las piedras?", pregunt¨® Javier, un amante del encierro tradicional, a un joven armado con tirachinas. ?Qu¨¦ pasa? Si es un toro...", le respondi¨® casi ofendido el ni?o. Javier, de 22 a?os, mec¨¢nico de profesi¨®n y miembro de la pe?a La Barbacana, se siente cada vez m¨¢s impotente al ver c¨®mo cada a?o degenera el espect¨¢culo.
Jos¨¦ Luis Gallego, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, calific¨® de salvaje este comportamiento. "Habr¨ªa que plantearse seriamente si estas muestras de barbarie son buenas para la cultura de un pa¨ªs", dijo. El Ayuntamiento, que organiza los encierros porque en la zona hay cierta tradici¨®n, podr¨ªa plantearse para el pr¨®ximo a?o su supresi¨®n.
Fuentes policiales aseguraron que entre el millar de asistentes a los encierros se encuentra la flor y nata de la delincuencia de la zona. "Aqu¨ª se concentran desde siempre los chorizos habituales, que descargan su energ¨ªa, aprovechan para hacer alg¨²n trabajillo o meterse con nosotros en el caso que intentemos impedir alguna salvajada", opinan.
Lo nunca visto
"Estos encierros, que duran tantas horas, siempre tienen sus brutalidades, aunque yo no he visto ninguno en que apedreen a los toros", comenta un viejo aficionado que alardea conocer desde los de San Ferm¨ªn a los de Valdemorillo. "Los amantes del encierro cl¨¢sico ya no vienen aqu¨ª, se van a Navalcarnero o Villaviciosa", a?ade.La cr¨®nica de otros a?os, sin embargo, acumula mayor n¨²mero de singulares torturas. Hace dos, un toro estuvo todo el encierro con un dardo clavado entre ceja y ceja, y hace tres muri¨® otro estrangulado por las cuerdas con las que le ataron. Previamente hab¨ªa perdido un cuerno. "El a?o pasado uno que llevaba un tenedor atado a un palo me dijo con la mayor naturalidad que lo quer¨ªa para pinchar al toro", cuenta un polic¨ªa municipal. Este a?o, una de las reses tuvo que ser apuntillada en el recorrido, a la vista de todo el p¨²blico, ante la imposibilidad de llevarla a los cajones. El lunes, nada m¨¢s comenzar el encierro, una vaquilla fue embestida y muerta por un novillo.
Desde que en 1983 el Ayuntamiento decidiera realizar el encierro en las afueras de la ciudad, las pe?as festivas se han negado a participar en ellos. "A nosotros nos gusta correr los toros, y esto es una salvajada. Adem¨¢s, el recorrido es mucho m¨¢s peligroso, apenas tienes sitio para subirte a las barreras", comenta Alberto, miembro de La Barbacana. El distanciamiento de las pe?as se hizo mayor desde que hace tres a?os el Ayuntamiento fue apedreado y la plaza de toros demolida por una multitud descontenta porque las pe?as quer¨ªan cobrar la entrada a una capea. "Pero a eso nos oblig¨® el Gobierno Civil", dicen.
Las manifestaciones a favor del regreso del encierro al centro del pueblo se reproducen cada a?o desde las pe?as. Alianza Popular lleg¨® incluso a recoger este punto en su programa electoral. Sin embargo, los encierros por las calles del pueblo no eran menos salvajes. Luis, un vecino de la localidad, recuerda que entonces hab¨ªa toros que ni siquiera llegaban al final del recorrido. "Mor¨ªan deslomados. Los mozos se sub¨ªan encima de ellos". Aquel a?o la plaza de toros fue incendiada porque el Ayuntamiento se neg¨® a soltar m¨¢s toros.
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