De Hait¨ª a Birmania
DOS EJ?RCITOS del Tercer Mundo fueron ayer protagonistas de la actualidad pol¨ªtica en sus pa¨ªses respectivos. Las Fuerzas Armadas birmanas tomaron el poder, mientras que el Ej¨¦rcito haitiano practic¨® un escueto relevo de generales al frente del Gobierno. En ambos casos hay similitudes, pero tambi¨¦n diferencias significativas.En Birmania, el Ej¨¦rcito ha intervenido para impedir la virtual desintegraci¨®n del Estado, al tiempo que anuncia, al menos seg¨²n las primeras declaraciones de los golpistas, una ordenada liquidaci¨®n de la dictadura paleomarxista, que ejercia una camarilla autodenominada Partido del Programa Socialista de Birmania. En Hait¨ª, en cambio, el Ej¨¦rcito procura un relevo de caras en lo que parece la en¨¦sima tentativa militar de impedir que la sociedad civil proceda a la construcci¨®n del Estado, para lo que la larga historia de su lucha contra el colonialismo autoriza a suponer que est¨¢ plenamente capacitada.
En el papel hist¨®rico de la instituci¨®n militar en estos dos pa¨ªses se dan, sin embargo, similitudes profundas. Tanto en Birman¨ªa como en Hait¨ª, el Ej¨¦rcito no hab¨ªa asumido un papel de evidente protagonismo en las dictaduras intensamente personalistas -Ne Win, en el pa¨ªs asi¨¢tico, y los Duvalier, padre e hijo, en la isla antillana- que han regido los destinos de ambos pa¨ªses en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Eran una garant¨ªa en segundo plano del mantenimiento de una y otra tiran¨ªa, pero no parec¨ªan aspirar a un papel excluyente en ninguno de los dos casos. Las coincidencias se prolongan, por otra parte, en los escenarios en los que el Ej¨¦rcito ha pasado a primera figura. En Birmania y Hait¨ª, sociedades insuficientemente articuladas por el subdesarrollo y un voluntario aislamiento internacional, no han podido evitar que el Ej¨¦rcito se constituyera en la ¨²nica instituci¨®n con aspiraciones de expresi¨®n m¨¢s o menos pretendidamente nacional. Las Fuerzas Armadas birmanas han podido enorgullecerse, hasta los disturbios de los ¨²ltimos meses, de haber permanecid o al margen de la represi¨®n directa que hab¨ªan ejercido los contingentes de la seguridad e incluso en Hait¨ª eran los cuerpos especiales de los tonton macoutes y no el Ej¨¦rcito regular los m¨¢ximos encargados, de sembrar el terror en los momentos m¨¢s escabrosos del duvalierismo.
De esta forma, cuando una fort¨ªsima presi¨®n internacional y las disensiones en el grupo gobernante forzaron la salida de Jean Claude Duvalier en febrero de 1986, el Ej¨¦rcito ocup¨® su lugar con la intenci¨®n, al menos te¨®rica, de instaurar un sistema de libertades formales; de manera similar, la instituci¨®n armada birmana toma ahora la evidencia del poder afirmando que quiere ordenar la transici¨®n hacia la apertura y el pluralismo. En el caso haitiano, unas elecciones lastradas por las limitaciones que se impusieron a la actividad de las fuerzas civiles llevaron, pese a todo, a un embri¨®n de Gobierno democr¨¢tico al que puso fin el general Namphy en julio pasado, que ahora cae relevado por el general Prosper Avril. La implicaci¨®n lucrativa en la explotaci¨®n de la propia maquinaria del Estado hab¨ªa hecho al Ej¨¦rcito haitiano m¨¢s que receloso del establecimiento de la democracia. Por ello, las actuales declaraciones llenas de venturosas promesas sobre la devoluci¨®n de la libertad al pueblo deben tomarse con todas las reservas que la experiencia aconseja. Diferentemente, el Ej¨¦rcito birmano parece haber llegado a la conclusi¨®n de que nada puede ser peor que la continuaci¨®n de un sangriento dominio sobre una verdadera explosi¨®n de ira popular y cree llegada la hora de unas concesiones por momentos m¨¢s urgentes. Pese a las declaraciones de buenas intenciones de los militares, millares de manifestantes probaban ayer en Rang¨²n que se precisa algo m¨¢s que promesas para aplacar su impaciencia.
Birmania y Hait¨ª coinciden en iniciar una etapa de gobierno que se presenta como de transici¨®n, con el Ej¨¦rcito como gran protagonista. En uno y otro caso habr¨¢ que ver hasta d¨®nde llega la capacidad de realismo de sus respectivos institutos militares, por m¨¢s que las expectativas de cambio real parezcan mucho m¨¢s s¨®lidas en el pa¨ªs birmano que en la s¨®rdida historia reciente de la isla caribe?a.
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