'El Pegol¨ª'
El art¨ªculo de Manuel Vicent aparecido en el diario del pasado domingo 4 de septiembre, titulado El Pegol¨ª, me ha sugerido una serie de reflexiones en torno a la evoluci¨®n cuasi darwiniana que pueden experimentar las personas y todo lo que ellas representan (ideas, actitudes, apariencia, etc¨¦tera). Y es que, en este mundo, la fidelidad, en cualquier aspecto, ya no se lleva, es una rareza a extinguir. Manuel Vicent, espero equivocarme, creo que me ha sido infiel. Yo, que le descubr¨ª cuando escrib¨ªa en Hermano Lobo, y me dije: 'Este t¨ªo destaca', y que posteriormente sigui¨® deslumbr¨¢ndome con su prosa incisiva y sarc¨¢stica, creo que, como no se corrija, le voy a abandonar tambi¨¦n. Atisbo que se est¨¢ convirtiendo en un descre¨ªdo, que ha tirado la toalla, que piensa que esta vida son dos d¨ªas y a vivir, y tal vez por esto haya dejado de fumar, para alargar la vida y de esta forma conseguir la concentraci¨®n del placer.Que eso no se hace, hombre, alardear de una comilona a restaurante cerrado en compa?¨ªa de insignes personas que tambi¨¦n denotan claudicaci¨®n por semejante felon¨ªa, y decir que se les apareci¨® Dios en persona en tal vulgar situaci¨®n gastron¨®mica. Me imagino que Raimon cantar¨ªa Societat de consum, invalidando todo el cortejo de contestaci¨®n que su carrera de cantautor tiene. Y V¨¢zquez Montalb¨¢n, con palabras de Triunfo, har¨ªa una brillante disertaci¨®n culinaria. Hay que ser m¨¢s discretos, m¨¢s prudentes, m¨¢s sensatos. Hay que divertirse, pero no sacar conclusiones que ofenden a la ¨¦tica y a la est¨¦tica.
A la larga lista de personas que me han decepcionado por su metamorfosis (Felipe Gonz¨¢lez con su Azor y su OTAN, Alfonso Guerra con su huera locuacidad, por citar dos de los ejemplos m¨¢s preclaros) no os sum¨¦is vosotros tambi¨¦n, por favor, porque al final, por n¨²metismo, yo tambi¨¦n acabar¨¦ por convertirme en un replicante m¨¢s.-
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