El Papa condena la discriminacion de la mujer, pero impide que sea sacerdote
La mujer de ning¨²n modo podr¨¢ ser sacerdote, seg¨²n un documento de Juan Pablo II dedicado a la cuesti¨®n femenina -el m¨¢s largo de su pontificado-, que ser¨¢ publicado oficialmente por el Vaticano el pr¨®ximo d¨ªa 30 y que ayer anticip¨® la agencia italiana Agi. En dicho documento -titulado Mulieris dignitatem, de 120 p¨¢ginas, escrito en estilo meditativo y literario-, el papa Wojtyla, parad¨®jicamente, hace una dura condena de todo lo que signifique "discriminaci¨®n" de la mujer en la sociedad.
En su larga reflexi¨®n, el Papa aborda el tema de la esencia del feminismo, distinguiendo, como hab¨ªa anteriormente hecho con la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, entre un feminismo falso y da?ino y uno bueno, que es el propugnado por la Iglesia en su documento.Seg¨²n el feminismo de Juan Pablo II, "la mujer, en nombre de la liberaci¨®n del dominio del hombre no debe tender a apropiarse de las caracter¨ªsticas masculinas contra su propia originalidad femenina", y a?ade: "Existe el temor fundado de que, a trav¨¦s de este camino, la mujer no llegue nunca a realizarse y pueda acabar, al rev¨¦s, deformando y perdiendo lo que constituye su riqueza esencial".
Seg¨²n el Papa, existe un feminismo bueno y lleno de riquezas que consiste en que la mujer conozca que "los recursos de la feminidad no son menores que los de la masculinidad, sino diferentes", y que por tanto la mujer debe realizarse haciendo hincapi¨¦ en la riqueza de su feminidad sin envidiar al hombre.
Aborda el Papa tambi¨¦n el tema de las madres solteras y de las que se ven constre?idas a "pecar" abortando, as¨ª como el problema del adulterio "del coraz¨®n" que cometen los hombres cuando desean a sus esposas como "objeto de placer".
El papa Juan Pablo II insiste en que junto con las mujeres madres a quienes el padre se niega a aceptar la paternidad y que las define "madres n¨²biles", existen tambi¨¦n las mujeres que "sufriendo presiones de todo tipo, inclu¨ªdas las del hombre culpable, se liberan del hijo antes de que nazca pero ?a qu¨¦ precio!, mientras que la sociedad moderna trata de anular de distintas formas el mal que est¨¢ dentro de dicho pecado".
Futuras reacciones
El documento de Juan Pablo II, que no dejar¨¢ de provocar reacciones sobre todo en ciertos ambientes feministas, tanto seglares como cristianos m¨¢s avanzados, entra en la argumentaci¨®n b¨ªblico-teol¨®gica-sociol¨®gica para intentar demostrar que fue Cristo quien no quiso que la mujer pudiese ser sacerdote.Dice el Papa que Jes¨²s al llamar al sacerdocio s¨®lo a hombres "lo hizo de forma totalmente libre y soberana" y con la misma libertad, a?ade, "con la que puso en evidencia la dignidad y la vocaci¨®n de la mujer sin adaptarse a la mentalidad dominante y a la tradici¨®n avalada por la legislaci¨®n de su tiempo".
De ah¨ª, concluye Juan Pablo II, el que no est¨¦ en pie el argumento de algunos biblistas, seg¨²n los cuales el hecho de que Jes¨²s llamase como ap¨®stoles y sacerdotes s¨®lo a hombres se explicar¨ªa porque en su tiempo hubiese sido imposible conceder el sacerdocio a una mujer. Y por tanto se tratar¨ªa, seg¨²n dichos biblistas modernos, de algo puramente sociol¨®gico que hoy ya no tendr¨ªa justificaci¨®n, puesto que el mundo moderno ha introducido ya a la mujer en todos los m¨¢s altos cargos de la sociedad.
"Cosa de hombres"
El papa Wojtyla rechaza dicha explicaci¨®n y afirma que Cristo actu¨® ya entonces, en el tema de la mujer, contracorriente, llegando incluso a escandalizar a los mismos ap¨®stoles con su modo abierto de tratar a la mujer y de actuar ante ella contra todos los usos y costumbres del tiempo. Su conclusi¨®n es que, por tanto, si Jes¨²s no quiso que ninguna mujer entrase a formar parte de la elite sacerdotal de su primer colegio apost¨®lico, fue porque consideraba ya entonces que el sacerdocio es cosa de hombres, y no porque los tiempos no eran a¨²n maduros.En cuanto a la argumentaci¨®n teol¨®gica, Juan Pablo II es muy sutil. Dice que si Cristo al instituir la Eucarist¨ªa quiso conexionar dicho sacramento s¨®lo con los ap¨®stoles masculinos, es evidente al mismo tiempo que quiso tambi¨¦n reflejar la relaci¨®n que existe en toda la creaci¨®n entre el elemento femenino y el masculino.
Pero en este caso siendo la Iglesia "esposa" el sacerdote, que act¨²a en nombre de Cristo, no pod¨ªa ser si no un hombre y no una mujer. Y tambi¨¦n aqu¨ª el documento del papa Juan Pablo II no dejar¨¢ de despertar discusiones dentro de la misma teolog¨ªa cat¨®lica m¨¢s avanzada.
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