Hijas del "rock and roll"
No nacieron con el charlest¨®n, ni con el minu¨¦, ni con la polca, ni con la jota, ni con el jazz. Nacieron con el rock and roll. Llevan desde la cuna un virus en la sangre que, por lo visto, no tiene cura.Hicieron lo que ni sus madres, ni sus abuelas, ni sus tatarabuelas se atrevieron a imaginar. Dijeron no. Pensaron. Probaron todo lo que pudieron probar. Hicieron lo que pudieron, cuando pudieron y con quien encontraron. Para ello, s¨®lo tuvieron que pulverizar el sentido de la vida de sus madres. Hubo que matar a mam¨¢. Generaci¨®n de hu¨¦rfanas colectivas de madre. Madre que ense?aba a obedecer, madre que se encerraba entre muros, madre que tem¨ªa reconocer que el mundo es ancho y podr¨ªa no ser ajeno. Madre del qu¨¦ dir¨¢n, reina del ten cuidado, soberana de la resignaci¨®n, hada de la negaci¨®n, guardiana de la castraci¨®n. Pobres, sufridas madres de ayer.
Las hijas del rock and roll tomaron la calle. Tomaron la noche. Extrajeron sus cuerpos de la caja negra para su uso personal. Se escapaban por la ventana dejando un bulto en la cama para irse, como locas, a bailar. Tuvieron novios sin que las acompa?ara la t¨ªa. Practicaron el toqueteo y lo hicieron completo por primera vez en el asiento trasero de un coche, o debajo de un pino, o en cualquier alojamiento fugaz.
Y tuvieron novios. Y tuvieron amantes. Y tuvieron maridos. Y tuvieron adulterios. Y tuvieron hijos. Y tuvieron abortos. Y tuvieron carreras. Y tuvieron trabajos. Y tuvieron dinero. Y tuvieron leyes. Y tuvieron amigas.
?Son felices las hijas del rock and roll? Dif¨ªcil cuesti¨®n. Se las ve muy guapas, muy atentas a su look. Muchas estudian o dise?an. Algunas, hasta mandan. Cualquiera dir¨ªa que pueden con todo, pero el fantasma de la soledad tiembla en la noche y planea sobre el futuro. Porque m¨¢s all¨¢ de los logros personales, de la autonom¨ªa fieramente ganada, est¨¢ la profunda necesidad de compartir el mundo emocional con otros.
A estos niveles, las hijas del rock and roll lo tienen duro. Mujeres que lo han inventado todo por falta de referencia materna v¨¢lida, no pueden inventarse las claves b¨¢sicas para conseguir un equilibrado desarrollo emocional con alguien que est¨¢ en un proceso diferente.
Seg¨²n Shere Hite en Las mujeres y el amor y seg¨²n lo que se ve por el mundo si se sabe mirar, algunas mujeres se decantan por las relaciones exclusivas con mujeres, otras ponen en pr¨¢ctica la bisexualidad, o sea, el caiga quien caiga con tal de que me caiga bien, y las otras siguen en la brecha de intentar relacionarse exclusivamente con hombres. Analicemos entonces con qu¨¦ hombres se encuentran estas ¨²ltimas cuando salen al mercado de los sentimientos. Lo primero que una mujer que quiere ligar encuentra por la noche, por los bares y terrazas, en los estrenos e inauguraciones, es un mogoll¨®n de gays adorables. En algunas comunidades aut¨®nomas y en algunos municipios en particular los n¨²meros cantan.
Con los hombres de la misma generaci¨®n o mayores que ellas el an¨¢lisis no falla: son los hijos de las madres los que no han sentido la necesidad de romper con ellas. Los que a¨²n contin¨²an pensando, sintiendo y necesitando la seguridad de un pecho tibio y generoso, la certeza del amor incondicional, la garant¨ªa de la protecci¨®n que lava, plancha, cocina caliente o abrillanta sin pedir nada a cambio, sin coartar libertad, sin competir, sin preguntar.
Es dificil, ciertamente, cambiar a estos hombres. Se les pide mucho, se les concede demasiado, no llenan nada. Las hijas del rock and roll han crecido junto a estos hombres. Han sido primero sus novias, luego sus mujeres y luego sus ex mujeres. Generalmente, han huido de ellos despu¨¦s de unos cuantos a?os de convivencia cuando se toparon con la evidencia de que ellos imped¨ªan un cambio en la forma de entender las relaciones de pareja. Vieron a los hombres de su generaci¨®n quedarse en la estacada, apresados en sus tics patriarcales, viviendo m¨¢s hacia afuera, hacia el logro y la apariencia, que hacia los cambios de esquemas.
De ellos, los que han conseguido un puesto entre los modelos sociales del presente, pasean jovencitas con status de amantes o futuras esposas que reafirman su eterna necesidad de reafirmaci¨®n ante otros hombres. Pechos tiesos que no han dado de mamar, culos que a¨²n no han bajado del pedestal, sentimientos sin estrenar, sue?os de pigmaliones que con el cuento de que la arruga es bella libran su desesperada batalla por ganarle al tiempo, por crear una mujer domesticable, a la medida de lo conocido, de lo no temible, de lo controlable. A estos hombres, mejor perderlos que encontrarlos. Est¨¢n muy bien en manos de las jovencitas de hoy que pronto descubrir¨¢n que ¨¦l es quien es y que ella no quiere ser quien ¨¦l quiere que sea.
Excluidos estos hombres, la vida sexual y afectiva de las hijas del rock and roll se alimenta de amores y amor¨ªos con hombres m¨¢s j¨®venes que ellas. Les gusta m¨¢s el rock and roll, reconocen su mala educaci¨®n e intentan acceder a un mundo de relaciones que reafirme m¨¢s semejanzas que diferencias. Tambi¨¦n en estos casos hay problemas generacionales serios, sobre todo porque ellos est¨¢n en edad de desear hijos cuando las mujeres ya han tenido los que quisieron y los que no quisieron.
Es evidente que las cosas est¨¢n mal porque hay un desfase hist¨®rico entre los hombres que reclaman una mujer que tiende a desaparecer y las mujeres que buscan un hombre que no existe todav¨ªa.
Es posible que las cosas sean m¨¢s f¨¢ciles un poco m¨¢s adelante, cuando los hijos de las hijas del rock and roll cojan el reemplazo. ?stos ser¨¢n los primeros hombres que hayan vivido en carne propia una imagen de mujer distinta, los que habr¨¢n roto con la imagen tradicional de madre simplemente porque ellas no la han representado. Estos hombres sabr¨¢n que las mujeres son capaces de casi cualquier cosa por salvar la dignidad y la libertad. Aunque sea a costa de un cierto desequilibrio emocional.
El tema est¨¢ en el aire. El aire huele a amores no correspondidos. A desamor. A ganas de amar. Demasiada distancia entre los sexos, demasiada abstinencia forzosa, demasiada libido sin consumar. La olla est¨¢ bullendo. Es de suponer que es ineludible que los hombres se reciclen bastante para poder amarlos y sentirnos amadas por ellos. ?O siempre queda el recurso de esperar hasta que los hijos de las amigas crezcan!
es autora del Cuaderno feminista y de La maternidad tecnol¨®gica.
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