Verg¨¹enza ol¨ªmpica
Por fin se ha encontrado un motivo para descargar las iras sobre un atleta convertido en chivo expiatorio: Ben Johnson. La necesidad p¨²blica de buenos y malos ha logrado encajar perfectamente tales arquetipos sobre un h¨¦roe bueno y simp¨¢tico (Carl Lewis) y un enemigo malo, antip¨¢tico adem¨¢s drogadicto (Johnson). Este es el calificativo que sufre quien toma, tal vez sin saberlo, una sustancia que figura en la lista de lo prohibido para el deporte.La farsa ha puesto su guinda con este desmedido esc¨¢ndalo que tanto alienta los ¨¢nimos de todos los p¨²blicos, empezando por los periodistas. Las derrotas de los espa?oles en estos Juegos Ol¨ªmpicos ser¨¢n olvidadas por momentos y quedaremos resguardados por nuestras invectivas contra el dopado, ese negro feo y tartamudo. Diferente reacci¨®n, por cierto, que la que tuvimos con Pedro Delgado.
Yo me pregunto qu¨¦ diferencia hay entre un zumo de naranja y un anabolizante. ?No estimula tarnbi¨¦n la coca-cola? ?Por qu¨¦ no incluyen tambi¨¦n las espinacas en esa lista negra de sustancias? Unos m¨¢s que otros, todos los alimentos estimulan nuestro cuerpo; los hay naturales y artificiales, excitantes, insanos o curativos, pero no conozco criterios ¨¦ticos (universales) que distingan la ingesti¨®n de un bocadillo de la de una anfetamina.
Si no existieran los controles antidoping, la farsa del deporte como espect¨¢culo de masas perder¨ªa muchas de sus trampas y algunas nefastas consecuencias para aquellos que llevan el deporte a la insalubridad m¨¢s extrema. No s¨®lo puede llegar a fastidiarse la salud el que se dopa: tambi¨¦n el que se entrena con excesiva frecuencia. La farsa principal consiste en la exhibici¨®n del deporte de alta competici¨®n como paradigma de salubridad, pienso.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.