Comicidad

Se concede al autor el planteamiento absurdo de la situaci¨®n: un hombre desesperado y taciturno llega a un albergue y se le hace pasar por extranjero, ignorante del idioma, para evitarle conversaciones no deseadas. En esta situaci¨®n, se entera de intimidades y conspiraciones, de trampas y de maldades. A medida que el tiempo esc¨¦nico pasa, se llega al disparate. Finalmente todo da igual: est¨¢ hecho para el lucimiento de un actor capaz de utilizar toda clase de recursos, y Andr¨¦s Pajares lo cumple. Pajares est¨¢ en tr¨¢mite de sustituir su anterior etapa -no menos digna que la actual- por la de actor de comedia, y en ¨¦sta muestra que logra una contenci¨®n mayor una interpretaci¨®n, aunque a veces tenga que desbordarse. La m¨ªmica a que se ve obligado, el tr¨¢nsito de hombre triste a hombre realizado, los p¨¢rrafos en un idioma inventado le salen bien, sin que por ello se pierda la capacidad de regocijo que un p¨²blico muy sencillo va a buscar en su nombre; y lo hace de manera que pueda ser tambi¨¦n admirado por quienes exigen m¨¢s.Tiene otro paralelo, un joven acusado de minor¨ªa intelectual, pero perspicaz y agudo, que se convierte en su sombra. Lo interpreta Francisco Vidal, que compone el tipo complejo con mucha eficacia c¨®mica; las escenas entre los dos son lo mejor de la obra. Los otros actores cumplen, sobre todo, papeles de servicio, simplemente ¨²tiles para el desarrollo de la trama, y lo hacen con buen oficio tradicional.