Hacienda estima en medio bill¨®n de pesetas los impuestos evadidos en seguros con prima ¨²nica.
La investigaci¨®n sobre el dinero negro canalizado a trav¨¦s de seguros con prima ¨²nica podr¨ªa elevar la recaudaci¨®n fiscal en medio bill¨®n de pesetas y amenazar con la c¨¢rcel a m¨¢s de 2.000 titulares de dichas operaciones, seg¨²n estimaciones realizadas por Hacienda. Pero los responsables del fisco han excluido de sus prioridades el perseguir a esos presuntos defraudadores. En los trabajos hay empleados menos de una docena de inspectores. Hacienda apenas ha logrado una treintena de nombres de personas a las que reclamar m¨¢s de cinco millones de pesetas.
Fuentes del sector asegurador admiten, no obstante, que el fisco podr¨ªa obtener todos los datos a pesar de que las compa?¨ªas se niegan a facilitarlos. Las informaciones sobre el bill¨®n y medio de pesetas de dinero negro que estiman tales informes depositado en compa?¨ªas de seguros durante los tres ¨²ltimos a?os ni siquiera han recibido hasta el momento la orden de inspecci¨®n prioritaria que, seg¨²n las fuentes consultadas, se necesitar¨ªa para avanzar algo en estos trabajos. Sin embargo, las estimaciones en manos de los responsables de Hacienda revelan que tras el dinero de las primas ¨²nicas se encuentra la mayor bolsa de fraude fiscal que est¨¢ al alcance de la Administraci¨®n tributaria.La historia de este asunto empez¨® hace m¨¢s de dos a?os. Al romperse el secreto bancario en 1986, el dinero negro que no se fiaba de la opacidad fiscal otorgada por el Estado a los pagar¨¦s del Tesoro, o que buscaba mayores rendimientos, se refugi¨® en las compa?¨ªas de seguros, con ayuda de la propia banca. Los bancos, para que algunos de sus mejores clientes no escaparan de su red, les ofrec¨ªan convertir los dep¨®sitos en seguros. Les promet¨ªan tambi¨¦n rendimientos similares o mayores al 12% de las imposiciones a plazo fijo, aunque con total opacidad fiscal, generalmente con liquidez inmediata y, entre otras ventajas, sin el 20% de retenci¨®n que pagan algunas rentas del capital.
A finales de 1986 sali¨® un decreto para que las empresas enviaran a Hacienda la relaci¨®n de operaciones superiores a 500.000 pesetas. Los grandes clientes, advertidos generalmente por sus bancos del peligro que corr¨ªan, se desembarazaron de sus p¨®lizas de prima ¨²nica. S¨®lo en los ¨²ltimos d¨ªas de diciembre hubo anulaciones de seguros por varios cientos de miles de millones de pesetas. Algunas estimaciones se?alan que una cuarta parte del dinero procedente de los bancos pas¨® as¨ª a otros refugios, sobre todo al del mercado inmobiliario.
La huella desaparece
Desde principios de 1987 hasta la primavera de 1988, cuando se iniciaron las primeras inspecciones fiscales, bancos y compa?¨ªas de seguros hicieron desaparecer la huella de las operaciones m¨¢s comprometedoras. La visita de los inspectores hab¨ªa sido precedida por otras de la Direcci¨®n General de Seguros a una docena de compa?¨ªas de seguros destacadas en la emisi¨®n de primas ¨²nicas; las revisiones de cuentas confirmaron que tales operaciones eran puramente financieras y poco o nada ten¨ªan de seguros, pues hab¨ªa p¨®lizas de inter¨¦s t¨¦cnico cero. Hacienda ha realizado desde entonces varios amagos de inspecci¨®n generalizada. No s¨®lo le ha faltado un claro inter¨¦s en seguir adelante, seg¨²n afirman fuentes del mercado asegurador y del propio Ministerio de Econom¨ªa. Tambi¨¦n algunas de las compa?¨ªas afectadas han hecho alarde de que, si t¨¦cnicamente hab¨ªan cometido fallos, desde el punto de vista jur¨ªdico y pol¨ªtico poco o nada ten¨ªan que temer ellas ni su clientela.
El resultado es que las compa?¨ªas se han negado a dar los nombres de los grandes clientes. Aceptan que el decreto las obliga a enviar a Hacienda los nombres de los titulares de operaciones superiores a las 500.000 pesetas. Pero han esgrimido en defensa de los asegurados que el texto del decreto excluye las operaciones que deb¨ªan llevar factura.
Como algunas aseguradoras han recurrido contra los intentos de inspecci¨®n y en otras ni siquiera se han personado los inspectores, medio a?o despu¨¦s de iniciar su tarea Hacienda s¨®lo dispone de una treintena de nombres de personas que pueden haber incurrido en fraude fiscal por sumar una deuda superior a los cinco millones de pesetas; adem¨¢s, no ha ultimado hasta el momento uno solo de estos expedientes.
Entre ellos figura el titular de una prima ¨²nica de 250 millones de pesetas y que ni siquiera era declarante. Otro ten¨ªa 400 millones invertidos en seguros y declaraba renta por estimaci¨®n objetiva singular, v¨ªa limitada a los empresarios que facturan menos de 50 millones al a?o.
La falta de voluntad de llegar hasta el fondo y de poder denunciar a m¨¢s de 2.000 presuntos defraudadores ha sido apuntada en medios del seguro y admitida incluso en fuentes de Hacienda. Reconocen que hay menos de una docena de inspectores dedicados a la investigaci¨®n. Los informes de Hacienda se?alan, sin embargo, que un trabajo profundo podr¨ªa traducirse en ingresos cercanos a los 500.000 millones de pesetas, principalmente porque los incrementos no justificados de patrimonio (caso generalizado en las primas ¨²nicas) deben tributar por el tipo m¨¢ximo del impuesto sobre la renta, el 46% en 1986.
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