Ambiciones frustradas
El cineasta Peter Hyams, que asume y comparte la autor¨ªa de la direcci¨®n y de la fotograf¨ªa de la pel¨ªcula M¨¢s fuerte que el odio, es un autor con fama de esteticista. En su curiosa filmograf¨ªa ha ilustrado argumentos que discurren bien por el g¨¦nero policiaco o bien por los senderos de la ficci¨®n cient¨ªfica.El presente estreno, una intriga detectivesca, con la inclusi¨®n de un romance amoroso y testimonio generacional, ha sido el pretexto para que Hyams haya intentado recuperar el clasicismo del g¨¦nero, puesto al d¨ªa por una esmerada fotograf¨ªa.
El director de Capricornio uno, Los jueces de la ley y 2010, entre carreras, persecuciones, peleas y tiroteos, toma aliento y filma unos di¨¢logos pausados, en un intento de reflejar la personalidad de los personajes, enfrentados por los distintos mundos a que pertenecen.
M¨¢s fuerte que el odio (The presidio)
Direcci¨®n: Peter Hyams. Gui¨®n: Larry Ferguson. Fotograf¨ªa: Peter Hyams. M¨²sica: Bruce Broughton. Producci¨®n: Constantine Conte. Estados Unidos, 1988. Int¨¦rpretes: Sean Connery, Mark Harmon, Meg Ryan, Jack Warden, Mark Blum, Dana Gladstone, Jennette Goldstein. Estreno en Madrid. Cines Alcal¨¢ Palace, Coliseum, La Vaguada, Minicine Majadahonda, Multicine Pozuelo.
La pel¨ªcula M¨¢s fuerte que el odio, cuyo t¨ªtulo original es The presidio, significa el regreso a las pantallas de Sean Connery, cuya presencia f¨ªsica est¨¢ disminuida por la ausencia de primeros planos merced a una c¨¢mara que mima m¨¢s a Mark Harmon y Meg Ryan, joven pareja que destila buena qu¨ªmica y que sirve de contrapunto al esp¨ªritu de r¨ªgido militar, propio de caducas heroicidades, representado por el reglamentista Sean Connery, cuya mirada sigue siendo una de sus bazas principales.
Intriga y reflexi¨®n
La acci¨®n, la intriga y la reflexi¨®n son las piezas angulares sobre las que descansa el gui¨®n, cuya realizaci¨®n se muestra pausada -lo que se agradece en la actualidad- y permite al espectador mirar y disfrutar con sosiego de los aciertos formales de la pel¨ªcula.Por contra, escenas fallidas, un desenlace previsible, blando, nost¨¢lgico y feliz al lado de cierta frialdad que aparece en la sucesi¨®n de sus secuencias desmerecen el inter¨¦s despertado por la escritura cinematogr¨¢fica del director y operador, y convierten el proyecto y la pel¨ªcula final en un producto menor, aunque poseedor de cierta originalidad, que se deja ver sin fatiga, pero sin despertar en ning¨²n momento el calor necesario para recomendar su visi¨®n.
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