Chabrol: "Hay que hacer cine de forma cerebral, pero sin excluir la pasi¨®n"
El realizador franc¨¦s Claude Chabrol sorprendi¨® ayer en Valencia, donde recibi¨® un homenaje en la IX Mostra de Cinema del Mediterrani, cuando se confes¨® "un director de pura pasi¨®n". Posteriormente matiz¨®: "El cine hay que hacerlo de forma precisa y cerebral, aunque eso no excluye que se haga con pasi¨®n". Una clara defensa del cine europeo, una dura descalificaci¨®n del cine norteamericano actual y una visi¨®n cr¨ªtica de su obra caracterizan las opiniones de este director.
Chabrol argumenta sus opiniones con una elegante socarroner¨ªa. "El problema", dice al referirse a su evoluci¨®n desde que comenz¨® en 1958 con Le beau Serge (El bello Sergio), "es poder conservar el entusiasmo. Yo tengo un truco para conseguirlo, hacer de vez en cuando pel¨ªculas malas. Entonces me entra verg¨¹enza de m¨ª mismo y reacciono". "No ¨¦s broma!", exclama para corroborar la afirmaci¨®n.Y pone nombres y apellidos a esas "malas pel¨ªculas". "Agradezco", afirma, "a los organizadores de la Mostra que me hayan preguntado si no me molesta la proyecci¨®n de Les magiciens (Los magos), pero procurar¨¦ no estar por los pasillos cuando salgan los espectadores".
Otro filme que el propio Chabrol considera fatal es La sang des autres (La sangre de otros), realizada en 1984 sobre lo que el director franc¨¦s califica como "la peor novela de Simone de Beauvoire", con una Jodie Foster como protagonista que hab¨ªa engordado 20 kilos y hace exclamar a Chabrol: "Parece la pel¨ªcula de una mu?eca rusa".
Las relaciones del director franc¨¦s con la literatura, sin embargo, no siempre han resultado fallidas. Le cri du hibou (El grito de la lechuza), de 1987, que se proyect¨® la noche del martes en la sesi¨®n de homenaje, est¨¢ basada en una novela de Patricia Highsmith, una autora de la que confiesa haber intentado conseguir los derechos de adaptaci¨®n en varias ocasiones.
Cine de m¨¢quinas
Tras reconocer la influencia que el cine americano tuvo sobre su generaci¨®n cuando consigui¨® tener acceso a ¨¦l, Chabrol ataca duramente la producci¨®n cinematogr¨¢fica actual en Estados Unidos. "En cualquier filme americano, se puede adivinar desde la primera secuencia el resto del montaje. Es un cine hecho por ordenadores, un cine fabricado por m¨¢quinas humanas". A rengl¨®n seguido, el realizador franc¨¦s reivindica la pasi¨®n, "es imposible trabajar en este oficio de otra manera", aunque ex plica que "hay que hacer cine de forma precisa y cerebral". "La pasi¨®n", puntualiza, "no es s¨®lo una apariencia sino algo muy profundo". "Es muy necesario defender el cine europeo", prosigue, "sin perder las respectivas identidades nacionales y evitando la imitaci¨®n del cine americano".Chabrol piensa que el g¨¦nero y la especializaci¨®n en el cine tienen ventajas y desventajas: que la gente se identifique con un lenguaje cinematogr¨¢fico y que al espectador se le d¨¦ lo que ya ha consumido muchas veces.
Sus opiniones sobre Bu?uel resultan reveladores. "Su obra no me gustaba, hasta que v¨ª sus pel¨ªculas mexicanas y me d¨ª cuenta de que era un gran cineasta porque buscaba expresar cosas muy complicadas de forma muy simple".
Chabrol confiesa haberse sentido subyugado por La V¨ªa L¨¢ctea. "Este filme podr¨ªa hacer que la gente se plantease m¨¢s preguntas sobre la vida de Cristo que el de Scorcesse".
Sobre su pol¨¦mica ¨²ltima pel¨ªcula, Une affaire defemmes (Un asunto de mujeres), que aborda los problemas del aborto y de la pena de muerte en la Francia ocupada de los a?os cuarenta, Chabrol afirma haber intentado plasmar el Imodo en que "un aire moralmente contaminado hace que las personas se vuelvan indignas". El director recuerda que el aborto en Francia corre hoy a cargo de la Seguridad Social y que la pena de muerte no existe. "En definitiva, intento explicar que el aborto es cosa de mujeres y no asunto de curas".
Babelia
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