Rehabilitar, una nueva forma de construir
En estos ¨²ltimos tiempos se asiste a un cambio cualitativo en el signo de la edificaci¨®n. Los criterios desarrollistas, que ten¨ªan como objetivo promover una dotaci¨®n cuantitativa del parque inmobiliario de viviendas, se han empezado a sustituir en algunos pa¨ªses y a completar en otros por una pol¨ªtica de car¨¢cter selectivo, tendente a la recuperaci¨®n de los cascos urbanos a trav¨¦s de su rehabilitaci¨®n.Este cambio de signo se inscribe sin duda en la creciente concienciaci¨®n de la necesidad imperiosa de mejorar la calidad de vida, que cada vez con m¨¢s fuerza se deja sentir en las sociedades evolucionadas y muy significativamente en la europea.A ello no es ajena la evoluci¨®n demogr¨¢fica de los pa¨ªses del viejo continente, cuya curva descendente de natalidad trae consigo una sensible disminuci¨®n en la demanda de vivienda.
Se ha acu?ado as¨ª un concepto y una actividad nueva: la rehabilitaci¨®n. Distinta de la restauraci¨®n y diferente tambi¨¦n de la simple reparaci¨®n o mantenimiento. En tanto que estas ¨²ltimas actividades se dirigen a la conservaci¨®n en condiciones adecuadas- de uso del parque inmobiliario o, en el caso de la restauraci¨®n, a la renovaci¨®n intensiva, llev¨¢ndolo a su estado de origen por su valor hist¨®rico o intr¨ªnseco, la rehabilitaci¨®n tiene otros objetivos.
B¨¢sicamente pretende adaptar a las necesidades actuales de utilizaci¨®n el parque existente, pero respetando sus caracter¨ªsticas arquitect¨®nicas definitorias y con ello preservando el entorno urban¨ªstico en el que se ubica.
Comoquiera que estas operaciones de rehabilitaci¨®n se llevan a efecto, al menos hoy, fundamentalmente en el medio urbano y espec¨ªficamente en los cascos antiguos, ello viene a significar, en definitiva, la protecci¨®n de las caracter¨ªsticas propias de los barrios. Se evita as¨ª el fen¨®meno, que tan frecuentemente se diera en la d¨¦cada de los sesenta, de acudir a la creaci¨®n de solares en el centro de las ciudades por el simple expediente de demoler edificaciones preexistentes para levantar nuevas construcciones, ajenas en la mayor¨ªa de los casos a las caracter¨ªsticas urban¨ªsticas, arquitect¨®nicas e incluso socioculturales de su entorno inmediato. Ello produjo en muchos casos la ruptura de la fisonom¨ªa propia de los cascos viejos de las ciudades, con flagrante p¨¦rdida de la armon¨ªa de los conjuntos conseguida con el paso del tiempo, en una palpable muestra de anacronismo constructivo.
Desde diversas instancias culturales y pol¨ªticas se ha venido y viene impulsando esta nueva tendencia. Su origen podr¨ªamos buscarlo en la Conferencia de Atenas de 1931, que recomend¨® una labor de prevenci¨®n, mantenimiento y conservaci¨®n del patrimonio inmobiliario a nivel internacional. M¨¢s significativa si cabe, por cuanto que se refer¨ªa no s¨®lo a los grandes monumentos sino a las construcciones modestas, ha sido la Carta de Venecia de 1964, que abr¨ªa el campo de actuaciones preventivas reconociendo el significado cultural que a lo largo de los a?os adquieren los viejos edificios.
Nuevo concepto
Sin embargo, hubo que esperar a 1976 para que el Consejo de Europa acu?ara el concepto de la rehabilitaci¨®n del patrimonio inmobiliario en la reuni¨®n celebrada en Bari sobre el Control del Proceso de Urbanizaci¨®n en el marco de la Ordenaci¨®n del Territorio. En esta ocasi¨®n se abordaba ya el problema econ¨®mico derivado de la rehabilitaci¨®n, recomend¨¢ndose a los poderes p¨²blicos dotar de ayudas financieras a estos programas, "tan elevadas", se dec¨ªa, "como las que se asignen a las nuevas construcciones". Todas estas iniciativas recibieron el espaldarazo definitivo a trav¨¦s del Convenio para la Salvaguarda del Patrimonio Arquitect¨®nico de Europa, suscrito por los Estados miembros del Consejo de Europa, que se alcanzara precisamente en Granada el 3 de octubre de 1985.
A partir del impulso dado al movimiento rehabilitador a trav¨¦s de las altas instancias pol¨ªticas y culturales europeas, tambi¨¦n las instituciones espec¨ªficamente relacionadas con el sector edificatorio se unieron, como no pod¨ªa ser menos, a esta corriente, con el apoyo, justo es decirlo, de fuertes intereses financieros que en la recesi¨®n econ¨®mica derivada de la crisis petrolera de 1973 se vieron abocados a la apertura de nuevos campos de actuaci¨®n en la promoci¨®n inmobiliaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.