El Parlamento Europeo pide ir m¨¢s all¨¢ del programa de Mar¨ªn sobre la dimensi¨®n social
F?LIX MONTEIRA ENVIADO ESPECIAL, El Parlamento Europeo votar¨¢ en el pleno del pr¨®ximo d¨ªa 27 un dictamen en el que se plantea a la Comisi¨®n de la CE la adopci¨®n de varias dichas para la protecci¨®n de los derechos de los trabajadores en la perspectiva del mercado ¨²nico a partir de 1993. El dictamen recoge las propuestas esenciales de los sindicatos y va mucho m¨¢s lejos que el programa del comisario Manuel Mar¨ªn sobre la dimensi¨®n social. Entre otras cosas, se afirma que "el di¨¢logo social no puede constituir en modo alguno una coartada" para no legislar.
El dictamen sobre la funci¨®n de los interlocutores sociales en la Comunidad, elaborado por el eurodiputado socialista espa?ol Jos¨¦ ?lvarez de Paz, cuenta con el apoyo de todos los grupos representados en la Comisi¨®n de Asuntos Sociales. La aprobaci¨®n mayoritaria en el pleno del pr¨®ximo d¨ªa 27 en Estrasburgo es segura, porque "el texto ha sido consensuado para evitar que se quedara reducido a un informe testimonial".La propuesta parlamentaria se concreta en exigir a la Comisi¨®n Europea la elaboraci¨®n de una directiva sobre el papel de los interlocutores sociales en la realizaci¨®n del mercado ¨²nico, de forma que se supriman los obst¨¢culos para la existencia de convenios colectivos de dimensi¨®n europea. Se solicita adem¨¢s una directiva sobre los derechos sociales m¨ªnimos y un estatuto de la empresa en Europa.
El informe aborda el derecho de informaci¨®n y consulta de los trabajadores en las empresas multinacionales, para lo cual han de establecerse sanciones en caso de incumplimiento. Se trata de un tema tab¨² en la CE desde que en 1980 la Comisi¨®n Europea, a trav¨¦s de la llamada directiva Vredefing. se atrevi¨® a hacer una propuesta en este sentido.
Presiones multinacionales
Ni esta proposici¨®n ni la versi¨®n m¨¢s edulcorada de 1983 prosperaron. Las presiones de los lobbies multinacionales, y en especial la del Gobierno de Estados Unidos, paralizaron la iniciativa hasta el punto de que los ministros de los doce decidieron hace dos a?os y medio no hablar siquiera del tema hasta 1989..El Parlamento ha expresado vanas veces su rechazo, a trav¨¦s de resoluciones que condenan despidos masivos, como los 1.034 de Michelin en B¨¦lgica en el verano de 1986, sin que los trabajadores fueran consultados o incluso advertidos.
El eurodiputado ?lvarez de Paz afirma que la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos apoya el dictamen, mientras que la reacci¨®n de la patronal UNICE ha consistido en decir que se trata de "marxismo recalentado". Algunos empresarios, dice, "emplean un lenguaje despiadado; postulan que no hay que poner normas a nadie y amenazan con irse a otra parte si se acaba con los salarios m¨¢s bajos y las j ornadas m¨¢s largas que rigen en los pa¨ªses del sur de Europa".
En su opini¨®n, la Comisi¨®n Europea y el programa del comisario Mar¨ªn quieren evitar ir m¨¢s all¨¢ de la libertad de las partes para negociar, pero si bien el di¨¢logo social es positivo, ello no puede ser una excusa para no adoptar las directivas necesarias sobre protecci¨®n social.
En el seno de la Comisi¨®n de Asuntos Sociales se ha producido un acuerdo generalizado, con defensa decidida del proyecto por parte del aliancista Fernando Su¨¢rez, que se enfrent¨® por este motivo a sus compa?eros de grupo, los conservadores brit¨¢nicos. Para lograr el consenso ha habido que transigir con exigencias del lobby de las multinacionales, como definir a estas compa?¨ªas con el eufemismo de empresas de estructura compleja.
Tampoco ha habido m¨¢s remedio que retirar la propuesta de prohibir el cierre patronal a nivel comunitario y en la Constituci¨®n de cada Estado miembro.
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