Rituales
Es comprensible que los banqueros jueguen al juego de la silla. Ese juego de adolescencia que consist¨ªa en tener una silla menos que bailarines, de manera que por cada sentada siempre quedara uno fuera de juego, que se sumaba a los espectadores.Lo ins¨®lito fue verlos jugar en el recinto del palacio de El Pardo en el acto de firma del protocolo entre el Gobierno espa?ol y el Banco Interamericano de Desarrollo. El ritual de los oficiantes del Gran Templo del Dinero atrajo a la Prensa, que desatendi¨® a ministros y presidentes, incluido el del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y a los 500 millones de d¨®lares cedidos para que se compre Made in Spain.
El juego de la silla de los banqueros se lo comi¨® todo. Lo que demuestra que el supremo sacerdote puede llegar a favorecer un clima de opini¨®n que lo eclipse hasta a ¨¦l... ?o ser¨ªa en parte eso lo que realmente pretend¨ªa?
La cuesti¨®n es que las sillas estaban dispuestas para estos oficiantes menores en cierta serie herm¨¦tica, puesto que no hay protocolo establecido para esa sentada. Los asistentes quedaron con la sensaci¨®n de que un error de ubicaci¨®n podr¨ªa ocasionar un rayo vengativo. Sin embargo, al corte de la m¨²sica los oficiantes se sentaron donde pudieron, aliviados de que hab¨ªa tantas sillas como personajes, al menos esa ma?ana.
Algunos datos son destacables. Alfonso Esc¨¢mez y Mario Conde, predestinados por los augures a ocupar una presidencia conjunta del futuro Banco Espa?ol Central de Cr¨¦dito, quedaron separados. El orden herm¨¦tico les prescrib¨ªa juntos. ?Querr¨¢ esto decir algo?
Primero de la fila qued¨® el presidente del Banco Exterior de Espa?a, Miguel Boyer. Last but not least, Luis Valls Taberner, presidente del Popular Espa?ol, lleg¨® el primero, se inform¨® del orden y murmur¨®: "Seguro que esto quiere decir algo". Para un extranjero en la corte de El Pardo, lo ¨²nico que quedaba claro es que el supremo sacerdote ordena las sillas, pero los oficiantes se sientan donde pueden.
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