Un vigilante hiere a otro de un tiro en el cuello al sacar el rev¨®lver de su funda para guardarlo en un armero
El vigilante jurado Francisco Javier Iglesias Canaval, de 32 a?os, result¨® herido en el cuello por un disparo que se le escap¨® accidentalmente a un compa?ero cuando ambos prestaban servicio en el edificio de la Compa?¨ªa Telef¨®nica situado en la calle de Don Ram¨®n de la Cruz. Un directivo de la empresa Segur Ib¨¦rica, a la que pertenec¨ªan ambos, dijo: "Eso le puede pasar a cualquiera". Este incidente se viene a sumar a otros similares, en los que diversos empleados de seguridad privada han actuado con impericia o precipitaci¨®n.
El incidente se produjo sobre las 10 de la noche del pasado d¨ªa 7, cuando el vigilante Jos¨¦ Antonio M. R. hab¨ªa finalizado su jornada laboral y se dispon¨ªa a guardar el rev¨®lver en una taquilla, seg¨²n su propia declaraci¨®n en la comisar¨ªa del distrito de Buenavista.Luis Vald¨¦s, directivo de la empresa Segur Ib¨¦rica, a la que pertenecen los vigilantes, explic¨® que uno de ellos se hallaba en una habitaci¨®n, donde est¨¢ instalado el centro de recepci¨®n de alarmas, mientras que su compa?ero sal¨ªa en ese momento de un cuarto de ba?o pr¨®ximo. El arma se dispar¨® cuando Jos¨¦ Antonio M. R. la extra¨ªa de su funda para guardarla en el armario.
Iglesias fue trasladado por su compa?ero hasta la casa de socorro de la calle de Montesa, cercana al edificio de la Telef¨®nica, donde los facultativos comprobaron que hab¨ªa sido alcanzado por un proyectil en la regi¨®n cervical posterior. La herida, en sedal, no afect¨® a los planos profundos, seg¨²n el certificado m¨¦dico, por lo que el paciente fue dado de alta y pas¨® a su domicilio.
Seg¨²n fuentes policiales, Iglesias no ha prestado a¨²n declaraci¨®n en la comisar¨ªa de Buenavista, cuyos funcionarios se han hecho cargo de instruir las diligencias y aclarar los hechos. En dicha dependencia, en cambio, compareci¨® Jos¨¦ Antonio M. R., que hizo entrega del arma para su posterior examen en el laboratorio de bal¨ªstica de la Direcci¨®n General de Polic¨ªa.
Ambos vigilantes jurados estaban contratados por la empresa Segur Ib¨¦rica encargada de la custodia y protecci¨®n del edificio de la Compa?¨ªa Telef¨®nica de la calle de Don Ram¨®n de la Cruz.
Un simple fallo
Luis Vald¨¦s, directivo de la firma Segur Ib¨¦rica, que est¨¢ considerada como una de las siete grandes del sector, manifest¨® que el incidente fue "absolutamente fortuito" debido a que uno de los vigilantes "manipul¨® mal su rev¨®lver".Vald¨¦s a?adi¨®: "Eso le puede pasar a cualquiera", por lo que la empresa estima que se trata de una falta leve, que no implica sanci¨®n, sino tan s¨®lo un apercibimiento. "Consideramos que fue un simple fallo, no una negligencia", dijo.
El directivo de Segur Ib¨¦rica se?al¨® tambi¨¦n que los dos vigilantes, "que son amigos y vecinos", han dado la misma versi¨®n de los hechos y no hay motivo para pensar que estos sucedieron de otra forma.
Vald¨¦s considera que las lesiones sufridas por Iglesias fueron muy leves y "s¨®lo le afectaron la piel", aunque reconoci¨® que la bala pudo haberle causado la muerte en caso de haber tenido una trayectoria ligeramente diferente.
Medios relacionados con el sector de la seguridad privada reconocen que el auge experimentado por ¨¦ste ha fomentado el nacimiento de empresas que a veces no ' hacen una rigurosa selecci¨®n de sus trabajadores.
Algunas de las firmas m¨¢s potentes han creado sus propios centros de formaci¨®n para vigilantes jurados, donde ¨¦stos reciben un curso cuya duraci¨®n oscila entre cinco y ocho semanas. Estas empresas suelen realizar un control anual de las facultades de sus empleados.
Seg¨²n fuentes policiales, ser¨ªa deseable que las autoridades gubernativas ejercieran un mayor control sobre el negocio de la seguridad privada. El Ministerio del Interior impuso el a?o pasado 185 sanciones, por import¨¦ de 46 millones de pesetas, al considerar que las empresas hab¨ªan incurrido en diversas irregularidades.
Negocio millonario
El sector de la seguridad prev¨¦ facturar este a?o alrededor de 100.000 millones de pesetas. Parte de este dinero ser¨¢ pagado por la Hacienda p¨²blica, debido a que la protecci¨®n de muchos edificios oficiales corre a cargo actualmente de vigilantes, en lugar de guardias civiles o polic¨ªas.Expertos policiales reconocen que las empresas se han esforzado mucho en la preparaci¨®n f¨ªsica de sus vigilantes jurados, sobre todo en materias como el tiro y la defensa personal. Sin embargo, las mismas fuentes opinan que muchas de estas personas .no tienen suficiente preparaci¨®n psicol¨®gica para enfrentarse con frialdad a determinadas situaciones". Otro aspecto que est¨¢ creando fricciones entre el Ministerio del Interior y los grupos de seguridad es el de las escoltas a hombres de negocios por vigilantes jurados, aunque es una actividad prohibida.
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