Chile
Desde este verano, los vaivenes pol¨ªticos chilenos han ocupado un espacio de excepci¨®n en su diario. Celebrado el plebiscito e iniciada la farsa pinochetista, se abre, que no se cierra desgraciadamente, un confuso camino, primero, hacia una democracia dirigida, y despu¨¦s, hacia el misterio.Una gran parte de la clase pol¨ªtica espa?ola ha retomado de manera insistente el argumento de la transici¨®n pol¨ªtica iniciada con la muerte de Franco como posible plantilla tambi¨¦n acu?able en Chile, y ya se incrementan las voces que insisten en una presi¨®n m¨¢s directa contra una dictadura que, diga lo que diga, no representa a su pueblo.
El refer¨¦ndum, al menos, ha tenido limpieza. Viciado por las cortapisas del r¨¦gimen, ha representado la m¨¢xima de Rousseau: "La persona del ¨²ltimo ciudadano es tan sagrada e inviolable como la del primer magistrado, porque donde se encuentra el representado ya no hay representante" (El contrato social, p¨¢gina 97, Ediciones Aguilar). Y no es frecuente encontrar en Gobiernos de excepcionalidad proclives a consultas espor¨¢dicas, y si es posible ama?adas, derrotas tan abultadas. Una dura moci¨®n obliga, aun moralmente, al autorepresentante a replantearse su futuro.
Un hombre que puede ser todo menos un incontrolado como Karl Popper considera el derecho, incluso el deber, de resistirse, incluso de manera violenta, a la "peligrosa banda de criminales" (sic) que han derrocado un r¨¦gimen democr¨¢tico (Open society and its enemies, Routledge and Kegan Paul, t. 11, p¨¢gina 151).
Tenemos as¨ª el deber de pedir una presi¨®n de modo m¨¢s directa para acelerar la transici¨®n en Chile. Fue indudable la intervenci¨®n externa para la limpieza plebiscitaria, y desde ahora la comunidad internacional, especialmente Espa?a, no debe reducir sus esfuerzos a la nada.
Igual de significativo es el apoyo para consolidar una democracia duramente obtenida (Argentina) como el impulso contra una dictadura. Y desde ahora existe toda la fuerza moral para ello.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.