Hay que investigar
GONZALO ARGOTE, ?Que nos est¨¢ quedando de la agresividad del toro de lidia? Vamos cuesta abajo a una velocidad de v¨¦rtigo. O los ganaderos, los cient¨ªficos, la autoridad, y la afici¨®n nos tomamos en serio lo de la caida de los toros, o la fiesta tiene sus d¨ªas contados.
Ayer no hubo toros regord¨ªos, ni castigo en varas, ni sacos terreros, ni droga, ni ninguna corruptela. Los seis novillos, entecos, escurridos, casi sin picar, se ca¨ªan estrepitosamente una y otra vez. Algunos ni se levantaban. El sexto fue al corral, s¨®lo porque la paciencia del p¨²blico tiene su l¨ªmite. El sobrero s¨®lo se cay¨® dos veces. ?Qu¨¦ pena destacarlo por esa faceta!
?A donde vamos a parar? A la hecatombe, a la ruina. Hay que poner todos los medios cient¨ªficos necesarios al servicio de este tremendo problema. Es una cuesti¨®n de supervivencia.
?Falta de casta? ?Alimentaci¨®n? ?Ausencia de ejercicio? ?Consanguinidad? Hasta cuarenta concausas se podr¨ªan citar. No hay otro camino que la investigaci¨®n. Todo el dinero que se invierta ser¨¢ poco. Las consecuencias son mucho m¨¢s nefastas que la malhadada peste equina que acaba de invadirnos, y sin embargo, parece que el problema no existe.
Seis toreros artistas. Muchas decepciones de diestros y aficionados. Mucha esperanza frustrada. Ninguna nota de mal gusto. Ning¨²n pegapases. Los muletazos con la derecha de Curro, la media ver¨®nica de Paula, el aseo de Pepe Luis, alg¨²n natural de Curro Caro, la elegancia de Cepeda, y la afici¨®n de Valderrama fueron los destellos. Pero la blandura extrema, la invalidez, impidi¨® la apoteosis, la summa artis, que pod¨ªa y deb¨ªa haberse producido.
Babelia
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