Matizaci¨®n de Fernando Arias-Salgado

El editorial del d¨ªa 20 de octubre titulado Los frufr¨²s de Pilar confirma una tradici¨®n ininterrumpida desde los primeros albores de la transici¨®n democr¨¢tica en Espa?a: con raz¨®n o sin ella, el destino manifiesto de todo director general de RTVE es ser sacrificado en la plaza p¨²blica en una ceremonia cuya espectacularidad mayor o menor depende de la coyuntura pol¨ªtica y de los participantes de la ejecuci¨®n.Mi caso tuvo una repercusi¨®n especial por la intervenci¨®n personal de Felipe Gonz¨¢lez, Alfonso Guerra, Gregorio Peces-Barba y de Federico de Carvajal en el procedimiento administrativo. La ofensiva pol¨ªtica en el Congreso de los Diputados y en los medios de comunicaci¨®n contra mi gesti¨®n en 1980 fue completada con una querella criminal ante el Tribunal Supremo. Por razones que todav¨ªa ignoro, la direcci¨®n del PSOE tom¨® una medida que transformaba cualitativamente un debate pol¨ªtico sobre la gesti¨®n de un director general en una cuesti¨®n judicial que incid¨ªa directamente sobre la honorabilidad personal de un cargo p¨²blico y defacto significaba la utilizaci¨®n de los tribunales de justicia como instrumento para obtener un objetivo pol¨ªtico.

Dice el editorialista con acierto que "esa querella fue pol¨ªtica", que "el juicio nunca se vio", que "el caso fue sobrese¨ªdo", pero que mi honorabilidad "sufri¨® un da?o irreversible". Para completar esas apreciaciones, me permito a?adir dos hechos que pueden ayudar a los lectores a valorar las consecuencias que ha tenido esa operaci¨®n pol¨ªtica.

As¨ª, los querellantes, con el se?or Gonz¨¢lez a la cabeza, mantuvieron viva esa querella durante siete a?os, es decir, dos a?os desde la oposici¨®n y cinco desde el Gobierno, concretamente hasta el 22 de julio de 1987 en que la Audiencia Provincial de Madrid, en auto de fecha 22 de julio de 1987, decidi¨® el sobreseimiento del caso, bas¨¢ndose en que "de ninguno de los informes periciales, por dem¨¢s prolijos y meticulosos, practicados en la causa se desprenden indicios racionales -ninguno de ellosque dieran motivo, por virtud de las respectivas querellas, a la formaci¨®n de la presente causa". Y a?ade la Sala que, si bien es cierto que del dictamen pericial correspondiente se desprende la existencia de "ciertas deficiencias e irregularidades desde la perspectiva contable, no es menos cierto que en parte alguna de su denso y detallado informe t¨¦cnico aparecen indicios de que algunos de los querellados se haya apropiado o haya distra¨ªdo o malversado propia o impropiamente cantidad alguna, lo que, por otra parte, no aparece asimismo en ninguna otra de las diligencias probatorias practicadas".

Por tanto, se?or director, aunque con cierta dilaci¨®n, la justicia s¨ª ha reparado en su ¨¢mbito el da?o sufrido por mi honorabilidad. La irreversibilidad del da?o tiene m¨¢s bien un ¨¢mbito social y su reparaci¨®n depende del grado de difusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n de ¨¦sta o de otras decisiones, judiciales similares. EL PA?S se: hizo eco destacadainente en su d¨ªa de este auto y su publicaci¨®n tuvo un efecto positivo y reparador que agradec¨ª sinceramente.

En cambio, el silencio de los, querefiantes fue clamoroso, quiz¨¢ porque frente a la rotunda desestimaci¨®n de la justicia de las acusaciones contra m¨ª y mis colabora.dores se prefiri¨® hacer bueno ese dicho popular, desgraciadamente tan arraigado en nuestra sociedad: "Calumnia, que algo queda...".

No era ¨¦sta, en verdad, la actitud que hubiera podido esperarse de unas personas que hoy ostentan los cargos de presidente y vicepresidente del Gobierno espa?ol.-