Sombras sobre Marconi
LA GRAVE situaci¨®n financiera en que actualmente se debate Marconi Espa?ola, SA, preludia los aires de un esc¨¢ndalo pol¨ªtico y amenaza con ser el espejo donde retrospectivamente se reflejen las sombras que envuelven el proceso puesto en marcha para reflotar esta empresa. Porque si hay un caso en la historia de las empresas espa?olas en reconversi¨®n en el que se den cita con tanta intensidad el misterio y la oscuridad, ¨¦ste es, sin duda alguna, el de la antigua filial de Standard El¨¦ctrica, extra?amente traspasada en el verano de 1987 a Juli¨¢n San Crist¨®bal, pocos meses despu¨¦s de que este antiguo gobernador civil de Vizcaya abandonase sus funciones de director de la Seguridad del Estado.A estas alturas nada se sabe a ciencia cierta sobre cu¨¢les han sido los criterios e intereses a los que ha servido verdaderamente la operaci¨®n de reflotamiento de Marconi Espa?ola, SA. Es m¨¢s, sus patrocinadores y gestores han tenido buen cuidado en ocultarlos, y hasta han estado a punto en alg¨²n momento de caer en el peligroso juego del enga?o. As¨ª, no ha sido convenientemente explicado por qu¨¦ en plena campa?a de las legislativas de junio de 1986 la Administraci¨®n cedi¨® tan apresuradamente a las f¨®rmulas impuestas bajo amenaza de cierre por el grupo Alcatel, NV, ¨²ltimo propietario de Marconi, para desprenderse de esta empresa desde hace a?os deficitaria y dio de lado a otras alternativas aparentemente m¨¢s racionales y coherentes que se barajaban. Tampoco ha sido explicado por qu¨¦ de la noche a la ma?ana se decidi¨® sustituir en la tarea de sanear Marconi a la sociedad gestora Gestiber, que en principio la ten¨ªa adjudicada, por la nueva y desconocida Prodenesa. Y, sobre todo, nadie ha explicado -y el interesado se ha cuidado muy mucho de tener la boca bien cerrada- el extra?o desembarco en Marconi, tras la pantalla de Prodenesa, de Juli¨¢n San Crist¨®bal, un hombre al que no se le conoce ninguna experiencia empresarial anterior. Los motivos por los que se permiti¨® entonces que el antiguo alto cargo de Interior se hiciese con el 90% de las acciones de Marconi siguen siendo un misterio. Porque parece l¨®gico que la aportaci¨®n de 2.500 millones de pesetas efectuada por Alcatel en el momento de desprenderse de Marconi deber¨ªa haberse integrado en el patrimonio de esta empresa y no en el suyo particular.
Puesto que la informaci¨®n sobre tanto hecho inexplicado y quiz¨¢ inexplicable ha escaseado, no es de extra?ar que el rumor se disparase. As¨ª, la aparici¨®n repentina de San Crist¨®bal ha sido relacionada con pugnas entre los socialistas vascos y su antiguo superior, el ex ministro de Interior Jos¨¦ Barrionuevo, y como una forma de resolverlas a su favor. Tambi¨¦n se la ha justificado por las posibilidades que sus anteriores funciones oficiales le abr¨ªan para introducir los productos de Marconi en el mercado de las fuerzas de seguridad y de los servicios secretos. Se ha llegado a especular incluso con oscuras pugnas sobre el control de la lucha antiterrorista. Sea lo que fuere, es el caso que una operaci¨®n en la que seguramente no han faltado sue?os de jugosas plusval¨ªas con una posterior enajenaci¨®n de arconi se a convertido en un regalo envenenado para el antiguo director de la Seguridad del Estado.
Este a?o Marconi perder¨¢ 1.000 millones de pesetas, que impactar¨¢n directamente en su neto patrimonial de 1.900 millones, y de continuar as¨ª las cosas, la sociedad -que ha de hacer frente a cuantiosos gastos de reestructuraci¨®n- entrar¨ªa en una situaci¨®n l¨ªmite en los pr¨®ximos meses. Los actuales gestores de Marconi han comenzado a hablar de traici¨®n y de incumplimiento de desconocidos pactos de caballeros entre la empresa y la Administraci¨®n. Y malo es que se est¨¦ llegando a esta situaci¨®n en una empresa participada minoritariamente por el Instituto Nacional de Industria y por una empresa instrumental de Telef¨®nica y que ha dispuesto de dinero p¨²blico a cargo de los fondos de reconversi¨®n. Si el fracaso se produce, no s¨®lo San Crist¨®bal, sino tambi¨¦n Industria, Defensa, Interior y la propia UGT, firme apoyo sindical del plan de reestructuraci¨®n de Marconi, no podr¨¢n eludir el compromiso de dar la cara ante la opini¨®n p¨²blica y ante los 730 trabajadores todav¨ªa integrados en la, plantilla.
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