Marcos, en manos de la justicia norteamericana
Es dif¨ªcil determinar cu¨¢l es la m¨¢s grave de todas las acusaciones que pesan contra el ex presidente de Filipinas Ferdinand Marcos, su esposa, Imelda, el hombre de negocios saud¨ª Adnan Kashogui y otras siete personas.Para algunos se tratar¨ªa de juzgar el saqueo de las riquezas y propiedades de un pa¨ªs al que han tratado como si fuera un coto privado. Otros considerar¨¢n que el fraude alegado por el fiscal de Nueva York tuvo lugar despu¨¦s de que Reagan en persona concediera asilo a la familia Marcos en 1986.
En cualquier caso, los Marcos comparecer¨¢n ante el tribunal, y las v¨ªctimas, incluido el Gobierno filipino, de cualquier crimen del que fueran declarados responsables tendr¨¢n una oportunidad de reclamar al menos una parte de las ganancias obtenidas ilegalmente por el c¨ªrculo de personas relacionadas con Marcos.Estados Unidos ha de tener cuidado aunque Ferdinand Marcos est¨¦ en el exilio. Debe respetar las garant¨ªas de cualquier tipo que le ofreciera para inducirle a abandonar Filipinas.Las acusaciones siguen los requerimientos de la legislaci¨®n norteamericana, pero son tambi¨¦n una muestra de fidelidad hacia el pueblo filipino, un amigo desde hace mucho tiempo. Parece que el presidente Reagan tuvo alg¨²n sentimiento personal hacia un hombre que fue en su momento aliado de Estados Unidos, pero adopt¨® la decisi¨®n correcta de que deb¨ªa hacerse justicia.
24 de octubre
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