Cuando llegue la muerte
Instrucciones secretas del Gobierno japon¨¦s sobre el fallecimiento y la sucesi¨®n del emperador Hirohito
La sucesi¨®n en la l¨ªnea imperial japonesa, con la eventual desaparici¨®n del emperador Hirohito -que contin¨²a en un estado precario de salud desde el pasado 19 de septiembre-, y la llegada al trono de su sucesor, el actual regente, pr¨ªncipe Akihito, deber¨¢n servir para estimular la adhesi¨®n popular hacia el sistema imperial y el Estado, seg¨²n un documento secreto preparado por el Gobierno japon¨¦s.
El plan describe los detalles de c¨®mo ser¨¢ el anuncio de la muerte de Hirohito, el luto nacional, las ceremonias de coronaci¨®n del nuevo emperador y las normas que deber¨¢n seguir se en todo Jap¨®n, desde el luto en las empresas hasta los pro gramas de televisi¨®n. El Go bierno japon¨¦s, controlado des de 1955 por los conservadores del Partido Liberal Dem¨®crata (PLD), prev¨¦ que con la muerte de H¨ªrohito se producir¨¢ "una situaci¨®n social de histeria de las masas", con una posible in tensificaci¨®n de las actividades de los grupos derechistas en pro de una recuperaci¨®n del prestigio imperial. "El Gobierno debe aprovechar la oportunidad de la muerte del emperador", dice el docu mento confidencial, no divulgado en la prensa japonesa, "para que el pueblo entienda el sistema imperial y ganarse la confianza del pueblo hacia el Estado". El documento destaca la importancia que tendr¨¢n los dos d¨ªas siguientes a la desaparici¨®n del veterano emperador, Hirohito, de 87 a?os de edad.
Se recuerda que "si las empresas y organizaciones dan la impresi¨®n de que se oponen" a las normas, "corren el peligro de ser criticadas y atacadas". Por ello, el documento ofrece las normas que deber¨¢n seguirse en peri¨®dicos, televisi¨®n, grandes almacenes, bancos, Bolsa de valores, escuelas y organismos p¨²blicos o privados.
El anuncio oficial del fallecimiento ser¨¢ hecho por el primer ministro y por el chambel¨¢n de la Casa Imperial, seguido de la entronizaci¨®n inmediata del nuevo emperador en un acto oficial en el que heredar¨¢ los tres tesoros -la espada, el espejo y las joyas- que transmiten el poder de la l¨ªnea imperial del Trono del Crisantemo, de acuerdo con los ritos de la religi¨®n sinto¨ªsta.
Acto seguido, en el mismo d¨ªa del anuncio de la muerte de Hirohito se reunir¨¢ el Consejo de Ministros para adoptar el nombre de la nueva era que reg¨ªr¨¢ durante el mandato de Akihito.
Al d¨ªa siguiente del d¨ªa X se proceder¨¢ a los actos f¨²nebres en palacio, -para decidir, 24 horas despu¨¦s, el traslado del f¨¦retro hacia el mausoleo de Tama, donde est¨¢n enterrados los restos de su padre, el emperador Taisho.
Durante 10 d¨ªas se mantendr¨¢n abiertos en varios puntos del pa¨ªs centros para las firmas de p¨¦same, mientras que el luto ser¨¢ de 40 d¨ªas, tiempo en que se proceder¨¢ a los solemnes actos del funeral de Estado, que reunir¨¢ a los primeros dignatarios de todo el mundo. El luto oficial ser¨¢ de un a?o.
En las normas del Gobierno se citan las que deber¨¢n seguir las cadenas de televisi¨®n, con supresi¨®n progresiva de publicidad en funci¨®n del incremento del estado de gravedad, hasta el anuncio del fallecimiento. Durante dos d¨ªas, con posibilidad de extensi¨®n, las televis¨ªones emitir¨¢n s¨®lo actos oficiales, documentos imperiales y avisos de meteorolog¨ªa o del estado del tr¨¢fico.
Para los peri¨®dicos, el Gobierno prev¨¦ desde el n¨²mero de p¨¢ginas que deber¨¢n dedicar al tema los grandes rotativos hasta la supresi¨®n de otros temas informativos. Bancos y bolsa estar¨¢n cerrados durante dos d¨ªas, junto a colegios y organismos p¨²blicos.
A las empresas privadas se les aconseja que pidan vestimenta de luto a sus empleados, mientras que los grandes almacenes -que deber¨¢n decidir ellos mismo! si cierran o no,deber¨¢n quitar las banderas de la empresa, apagar los anuncios luminosos y colocar fotos del emperador y flores de crisantemo en los escaparates. El documento cita la "alta posibilidad de autodescanso" de cines, teatros y centros p¨²blicos durante los dos primeros d¨ªas de luto.
Es probable que la rigidez de las recomendaciones oficiales despierten las,cr¨ªticas de la izquierda. De acuerdo con la Constituci¨®n, el emperador es "s¨®lo un s¨ªmbolo de Estado" y no una "divinidad", como fue considerado hasta la II Guerra Mundial.
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