Recital fin de curso
No pod¨ªa ocurrir de otra forma. La insigne soprano, tras inaugurar el nuevo auditorio, ha venido impartiendo desinteresadarnente junto a Zanetti una semana de clases magistrales. Qu¨¦ menos que brindarle un recital como premio fin de curso despu¨¦s del ¨¦xito que ha obtenido en el mismo. L¨¢stima que la escasa divulgaci¨®n del evento impidiese el lleno de la sala.Estando tan reciente la asistencia a dicho curso, uno no puede separar la imagen de la Caball¨¦ de todos estos d¨ªas atr¨¢s de la que se hallaba en el escenario. Pienso que tampoco ella habr¨¢ podido separar totalmente la audiencia juvenil de entonces de la del recital. Por eso se observaba en ella un aire m¨¢s comunicativo de lo que suele ser habitual en estos recitales e incluso se permiti¨® bromear con el p¨²blico a costa de las partituras de las tonadillas que perdi¨® en un taxi camino del recital. Incluso el t¨ªtulo de ¨¦ste sonaba a clase: La evoluci¨®n de la m¨²sica vocal espa?ola.
Montserrat Caball¨¦
Miguel Zanetti, piano. Obras de compositores espa?oles. Madrid, Auditorio Nacional, 29 de octubre.
Y de nuevo nos ha regalado una aut¨¦ntica lecci¨®n. A estas alturas, cuando Montserrat ha cumplido esos 56 a?os que ella no esconde, carecer¨ªa de sentido apuntillar que la voz no conserva en toda su gama la limpieza y el frescor de la d¨¦cada de los sesenta. Naturalmente que no. De hecho, a esta edad la mayor¨ªa de las sopranos que todav¨ªa conservan la voz padecen un vibrato tan excesivo que lo descontrolan. Lo importante, lo admirable, es que esto no le sucede en absoluto a la Caball¨¦. He ah¨ª el resultado de una admirable t¨¦cnica, de una exacta dosificaci¨®n del ciato, que la ha permitido abarcar un repertorio de los m¨¢s extensos de los ¨²ltimos a?os de la l¨ªrica. La Caball¨¦ canta sin esfuerzo alguno, aun cuando prolonga la emisi¨®n del aire hasta detener el tiempo en esas frases, como la final de la romanza de Chap¨ª, que nos deja sin aliento a los oyentes.
T¨¦cnica
Ha sido ¨¦ste un recital de t¨¦cnica m¨¢s que de canto, propio de una ¨²ltima clase, y por eso para ella un c¨®modo paseo, del que s¨®lo sali¨® a partir de Granados -?qu¨¦ diferente concepto el de La maja dolorosa expuesto por la Berganza en d¨ªas pasados! Sofisticado y recre¨¢ndose en la belleza de la emisi¨®n el de Caball¨¦; atent¨ªsimo a la expresividad el de Bergariza- En los dos regalos de Obradors y el de Chap¨ª dio Montserrat lo mejor de s¨ª misma, y ya viene siendo una tradici¨®n que esto suceda en las propinas.Hay en medio de todo ello algo que llama la atenci¨®n e inquieta. La claridad en la dicci¨®n no ha sido nunca uno de los puntos fuertes de la soprano barcelonesa, pero la ac¨²stica del auditorio viene a dificultar a¨²n m¨¢s la inteligibilidad de los textos. No s¨®lo de los cantados, sino tambi¨¦n de los hablados, ya que las comunicaciones al p¨²blico de la diva no pudieron ser seguidas por gran parte de ¨¦ste cuando, por ejemplo, en el Real no hab¨ªa problemas. La ubicaci¨®n del artista en el escenario no es un factor ajeno a ello. Tanto la Caball¨¦ como la Berganza han comprobado a cantar desde diversos puntos, y la posici¨®n dentro del coro parece contar con las mayores garant¨ªas. Las pruebas de sonido a¨²n no han concluido y hay medios para encontrar una soluci¨®n satisfactoria.
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