La obra completa de Serguei Eisenstein recuperada en el 90? aniversario de su nacimiento
Un cine de Madrid programa los nueve largometrajes del cineasta sovi¨¦tico
La sala madrile?a Renoir inici¨® ayer la proyecci¨®n de la obra completa de Serguei Eisenstein, con motivo de los 90 a?os del nacimiento del cineasta (Riga, 23 de enero de 1898) m¨¢s c¨¦lebre de la gran vanguardia sovi¨¦tica. La proyecci¨®n de los nueve filmes que realiz¨® Eisenstein en su cortavida -muri¨® en 1948, a los 50 a?os- ser¨¢ rotativa: uno o dos diarios durante cada semana. La recuperaci¨®n de Eisenstein coincide con el creciente inter¨¦s mundial por la energ¨ªa hist¨®rica de su obra, que, con la de Chaplin, rompi¨® la barrera que imped¨ªa la consideraci¨®n del cine como el arte espec¨ªfico y fandamental de este siglo.
La obra eisensteniana es corta s¨®lo 9 largometrajes. Esto se debe tanto a su corta vida como a otros factores, unos de car¨¢cter personal y otros exteriores a ¨¦l. El primero es la meticulosidad que Eisenstein imprim¨ªa a sus creaciones, en las que los rodajes, no r¨¢pidos, pero tampoco morosos, eran precedidos de una minuciosa preparaci¨®n de la estructura y la iconograf¨ªa (dibujaba primorosamente cada toma de la c¨¢mara) del gui¨®n, y eran sucedidos por un laborios¨ªsimo trabajo de montaje, que con frecuencia le ten¨ªa durante varios meses atado a las combinaciones de la moviola, lo que es el signo distintivo del enorme vigor estil¨ªstico de Eisenstein.El segundo es la tendencia del cineasta a realizar sus obras en el marco de una tumultuosa actividad personal de signo revolucionario, que le hizo ser simult¨¢neamente director teatral, periodista, escritor, te¨®rico, pedagogo del cine y del teatro, y, sobre todo, apasionadoagitador cultural, lo que le permiti¨® desplegar entre 1924 (a?o de La huelga y del comienzo de El acorazado Potemkin, que inauguraron la primera fase de su obra) y 1935 (a?o de El prado de Bezhin, filme sobre el que gravita el estilo final de su filmograf¨ªa) una desenfrenada pasi¨®n creativa, que le convirti¨® en plena juventud en uno de los focos de la revoluci¨®n cultural del bolchevismo originario.
Otro factor que impidi¨® a Eisenstein obtener mayor fruto de su fertilidad le lleg¨® de fuera. Primero, de intereses sectarios de los n¨²cleos germinales de la censura estalinista, que entre 1924 (a?o de la muerte de Lenin) y 1930 (a?o del despliegue de la degeneraci¨®n burocr¨¢tica de Stalin) todav¨ªa actuaban en la sombra, pero que obstaculizaron la obra eisensteniana a causa de la audacia y originalidad de sus iniciativas.
Despu¨¦s, abiertamente, Serguei Eisentein se encontr¨® con la progresiva hostilidad de la burocracia de Stalin, ya instalada en el poder, contra el estilo exquisito, transgresor e indomesticable del cineasta.
De esta manera, a los obst¨¢culos de la empresa estatal del cine, Sovkino (contra los que protest¨® airadamente Vladimir Maiakovski, poco antes de su suicidio, en una tormentosa sesi¨®n de debate sobre un proyecto de Eisenstein, finalmente rechazado), sucedieron las prohibiciones, los silencios administrativos e incluso las solapadas amenazas de acabar sus d¨ªas en un campo de concentraci¨®n, como su maestro Vsevolod Meyerhold.
Preludio del final
Estos impedimentos dejaron en la cuneta varios proyectos de Eisenstein, como una versi¨®n pedag¨®gica de El capital de Marx; otro sobre la revoluci¨®n de 1905; un filme centrado en el papel que en la guerra civil llev¨® a cabo la caballer¨ªa de Budienny; y vanos m¨¢s frustrados que iban a ser realizados enHollywood, entre ellos, suversi¨®n de Una tragedia americana, de Theodor Dreiser, que fue a parar a manos de Joseph von Sternberg.
A ¨¦stos siguieron los empapelamientos de una versi¨®n de El ocaso de los dioses, otra sobre la historia de Mosc¨²; una adaptaci¨®n de La condici¨®n humana, de Malraux; un filme sobre la guerra de Espa?a y otro sobre el Ej¨¦rcito Rojo en 1917.
A partir de 1930, los proyectos y los filmes de Eisentein se van distanciando cada vez m¨¢s entre s¨ª. Y desde el punto de inflexi¨®n de su estilo que es El prado de Bezhin, la obra de Eisenstein se repliega y limita a otros dos filmes: Alexandr Nevsky e Iv¨¢n el Terrible, que le acarrearon el odio del entorno de Stalin y del propio dictador. Fue el anuncio del fin de su carrera e incluso de la aceleraci¨®n de su muerte.
Esta accidentada carrera dej¨® para la historia, entre docenas de proyectos frustrados, un total de 9 largometrajes (adem¨¢s de los citados: Lo viejo y lo nuevo, Octubre y ?Que viva M¨¦xico!), que ahora llegan a un cine de Madrid y permitir¨¢n descubrir que estamos ante una de las mayores aportaciones del cine a la aventura cultural de este tiempo.
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