El 'Gran Viejo', otro mito del 'caso Moro' que se derrumba en Italia
Cada d¨ªa se siguen descubriendo cosas nuevas sobre el caso Moro a pesar de los tres procesos realizados. Las ¨²ltimas noticias llegan nada menos que desde Managua (Nicaragua) y a trav¨¦s de una revista religiosa, Familia Cristiana, que ha entrevistado al ¨²nico terrorista que tom¨® parte en el secuestro de Aldo Moro, en 1978, y que no ha ca¨ªdo a¨²n en manos de las autoridades italianas. Se trata de Alessio Casimirri, de 37 a?os, cuyo nombre de batalla es Camillo y que ha derribado uno de los mitos que a¨²n quedaban en pie: el del Gran Viejo.
?sta es la primera vez que el brigadista rojo ha hablado, y lo ha hecho para acabar con uno de los grandes enigmas de las Brigadas Rojas y el duro terrorismo de los a?os setenta: el del famoso Gran Viejo del que hab¨ªa llegado a hablar en el Parlamento italiano hasta el l¨ªder socialista Bettino Craxi.Se hablaba de este Gran Viejo como de un personaje misterioso que mov¨ªa desde la sombra todos los hilos del terrorismo. Se lleg¨® hasta a pensar que se trataba de un viejo l¨ªder filosovi¨¦tico del partido comunista o de un intelectual capaz de mover a la gran m¨¢quina terrorista.
Sobre este Gran Viejo se han escrito miles de p¨¢ginas y de art¨ªculos en los ¨²ltimos 10 a?os. Y ahora Casimirri revela la ridiculez de tales conjeturas: "Todo naci¨® del hecho incre¨ªblemente simple de que nosotros llam¨¢bamos el viejo a Mario Moretti, jefe del grupo de las Brigadas Rojas romanas y organizador del secuestro de Moro, porque ten¨ªa varios a?os m¨¢s que nosotros". Eso fue todo. Aquella palabra de viejo debi¨® llegar a alg¨²n informe policial y sobre ¨¦l acab¨® construy¨¦ndose un aut¨¦ntico castillo de hip¨®tesis.
El brigadista en la clandestinidad confiesa que ¨¦l particip¨® en la acci¨®n del secuestro y que la orden que hab¨ªa recibido era s¨®lo de secuestrar a Moro, pero en aquel momento uno de los agentes dispar¨® y entonces se produjo el tiroteo que concluy¨® con la muerte del ch¨®fer y de los cuatro agentes de la escolta del estadista democristiano.
Por lo que se refiere a la posibilidad de salvar la vida de Moro, Casimirri afirma que nada estaba establecido desde el principio y que en realidad hubiese bastado que las fuerzas pol¨ªticas hubiesen ofrecido algo concreto, "aunque fuese muy poco", para que Moro acabase en libertad tras el interrogatorio y la demostraci¨®n de fuerza llevada a cabo pra reforzar la imagen de la organizaci¨®n.
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