Dan Quayle, s¨®lo dotes teleg¨¦nicas
James Danforth Quayle, un senador irrelevante con una biografia en blanco, es el nuevo vicepresidente electo de Estados Unidos para sorpresa de muchos, incluida posiblemente la propia. S¨®lo un sistema pol¨ªtico como el norteamericano puede explicar que este pol¨ªtico en el que ¨²nicamente destaca su telegenia pase a estar a un latido de coraz¨®n de la presidencia. Los peri¨®dicos que d¨ªas pasados apoyaron a George Bush ped¨ªan a los norteamericanos que rezaran por su salud para que no haya que probar a Quayle en el Despacho Oval.La posibilidad, no tan remota si se examina la historia reciente de EE UU, de que Danny Quayle, como es llamado en un reflejo de su un¨¢nimemente aceptada levedad, fue utilizada como ¨²ltima arma por Michael Dukakis. Un anuncio de los dem¨®cratas en televisi¨®n jugando con la posibilidad de una "presidencia Quayle" puso los pelos de punta a muchos ciudadanos en las horas anteriores al voto.
Pero al final, aunque le ha restado sin duda votos a Bush, los norteamericanos votan por el presidente y, como mucho, el n¨²mero dos no ha dado la vuelta nunca a una elecci¨®n. Habr¨ªa que remontarse posiblemente a Spiro Agnew, vicepresidente con Nixon, que tuvo que abandonar el cargo, para encontrar un pol¨ªtico tan ridiculizado como Quayle.
El nuevo vicepresidente electo alcanz¨® notoriedad nacional cuando tuvo la osad¨ªa, en su ¨²ni co debate televisado con su rival Lloyd Bentsen, de compararse con John Kennedy. Sufri¨® un hist¨®rico revolc¨®n de parte del can didato dem¨®crata a la vicepresi dencia, que convirti¨® la afirmaci¨®n "usted no es Jack Kennedy" en lo m¨¢s memorable de una campa?a que pasar¨¢ a la historia con m¨¢s pena que gloria.
Nacido en Indiana hace 41 a?os, heredero de una familia mi llonaria propietaria de peri¨®dicos conservadores, Quayle es -en opini¨®n del ex director de The 7imes de Londres, William Rees Mogg, "un ejemplo ambulante de la quiebra del sistema educativo norteamericano". Cuando, a finales del pasado agosto, George Bush anunci¨® su designaci¨®n como compa?ero en el ticket electoral, la clase pol¨ªtica y la mayor¨ªa de la opini¨®n p¨²blica no pod¨ªa dar cr¨¦dito a sus ojos.
"Mi elecci¨®n de vicepresiden te lo dir¨¢ todo por s¨ª misina", ha b¨ªa pronosticado Bush. Y, en efecto, revel¨® un extra?o juicio pol¨ªtico en su primera decisi¨®n presidencial. Ahora parece claro que los hombres de imagen de Bush le vendieron al vicepresi dente el joven y agresivo senado por Indiana como un valor capaz de atraer a las mujeres por su cara bonita y a los j¨®venes. Es el primer candidato a tan alto puesto nacido despu¨¦s de la II Guerra Mundial.
Pero la arriesgada apuesta generacional de Bush, que prefiri¨® a un peso ligero que no le hi ciera sombra en vez de escoger a uno de sus cualificados rivales de las primarias, estuvo a punto de convertirse en un desastre Quayle s¨®lo parec¨ªa estar preparado parajugar al golf, su aut¨¦n tica pasi¨®n.
Eludi¨® Vietnam
Halc¨®n en temas de defensa y superpatriota de ret¨®rica, se descubri¨® que hab¨ªa escapado al combate en Vietnam buscando, a trav¨¦s de su poderosa familia, un enchufe en las oficinas de la Guardia Nacional. Hab¨ªa ingresado en la Universidad,se gradu¨® en Derecho tambi¨¦n por influencias familiares, ya que su expediente no daba ni siquiera la media. Fue un desastre como estudiante y no ha sido capaz de presentar su expediente acad¨¦mico.
Su familia le hab¨ªa destinado al negocio de los peri¨®dicos pero Quayle quiso probar fortuna en la pol¨ªtica. Fue elegido dos veces como congresista y, posteriormente, otras dos, en 1982 y 1986, como senador por Indiana, realizando unas campa?as apreciables. En el Senado se especializ¨® en asuntos de defensa y seguridad nacional, lo que le hace presentarse ahora como un experto y afirmar que "asesorar¨¢" a Bush en estas materias.
Quayle, casado con una abogada atractiva y de car¨¢cter llamada Marilyn, tiene tres hijos y unas credenciales derechistas: antiaborto, pro guerra de las galaxias y partidario de los contras y de continuar el rearme. Algunos observadores interpretaron su elecci¨®n como una concesi¨®n de Bush al ala m¨¢s conservadora del Partido Republicano, que considera al presidente electo sospechoso de liberalismo. Quayle ha calificado p¨²blicamente a la perestroika de estalinismo refinado.
Los hombres de Bush callaron inmediatamente a Quayle, prohibi¨¦ndole decir nada que no estuviera en el gui¨®n que cada d¨ªa le fabricaban y releg¨¢ndole al circuito secundario en la campa?a. Pueblos y ciudades peque?as de la Am¨¦rica profunda, sin ninguna aparici¨®n en las grandes capitales, sin entrevistas en programas nacionales de televisi¨®n. Fue convertido en el candidato invisible, exactamento lo opuesto a lo ocurrido en el campo dem¨®crata, donde Dukakis se ha apoyado mucho en el prestigioso senador tejano Bentsen, que ha resultado el m¨¢s popular de los cuatro candidatos.
Quayle no ha aparecido m¨¢s que en dos ocasiones junto a Bush durante la campa?a, y ¨¦ste no mencionaba para nada a su compa?ero electoral. Parec¨ªa como si estuviera "bajo arresto dorniciliario". En la ¨²ltima media hora comprada por Bush para pedir el voto, Quayle fue premeditadamente excluido.
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