Abdul Haq: "La URSS debe dejar de matar afganos y hablar con los 'muyahidin"
Abdul Haq, comandante encargado de la liberaci¨®n de Kahul, afirma que si la Uni¨®n Sovi¨¦tica quiere resolver su situaci¨®n en Afganist¨¢n tiene que "dejar de matar afganos y hablar directamente con los muyahidin", sin conferencias internacionales y revelando sus planes. "Las tropas sovi¨¦ticas se retiraron de Jalalabad, pero luego han vuelto. As¨ª no se negocia. Que cuenten sus planes y dejen de disparar, porque somos nosotros, los comandantes, los que caemos heridos, y no los pol¨ªticos".
A s¨®lo un d¨ªa de que el l¨ªder del Kremlin, Mijail Gorbachov, propusiera en Nueva Delhi una conferencia internacional para resolver el problema de Afganist¨¢n, Abdul Haq asegura que "no conf¨ªa en los sovi¨¦ticos", pero acusa tambi¨¦n al brazo pol¨ªtico de la resistencia armada de estar dividido y "no tener un programa" que permita poner fin a esta larga guerra. "Respeto a todos los l¨ªderes. No se puede decir que militares y pol¨ªticos vamos por senderos distintos, pero ellos tienen problemas entre s¨ª, y no entiendo por qu¨¦ no se unen"."No quiero mentir", afirma el comandante m¨¢s prestigioso del Hezb I Islami, que dirige Yunus Jalis, uno de los siete partidos que integran la Alianza Muyahidin, al preguntarle su opini¨®n sozbre las anunciadas conversaciones directas entre Mosc¨² y la Alianza. "La soluci¨®n de Afganist¨¢n no la tiene ni el r¨¦gimen de Kabul ni los muyahidin", asegura, y se niega a dejar de atacar a los sovi¨¦ticos, como pretenden los l¨ªderes de la Alianza, para facilitarles la retirada.
El bombardeo del aeropuerto de Kabul, el pasado d¨ªa 13, con la muerte de 10 militares sovi¨¦ticos y dos heridos al ser destruido el avi¨®n en que viajaban, ha provocado la inmediata reacci¨®n de Mosc¨²: se han intensificado los combates y Gorbachov ha amenazado con anular el compromiso de que el 15 de febrero pr¨®ximo no quede ni un solo soldado sovi¨¦tico en suelo afgano.
Para Gorbachov, EE UU y Pakist¨¢n son responsables de su decisi¨®n de frenar la retirada de Afganist¨¢n, porque ambos contin¨²an su apoyo a la guerrilla, violando el acuerdo de Ginebra, del que se desprende una retirada sin incidentes. "Cuando nos respeten, dejen de considerarnos unos bandidos y dejen de disparar y plantar minas dejaremos de atacarles", se?ala el comandante, al que una mina ha arrancado la mitad del pie derecho.
Sin embargo, la guerrilla se ha mostrado incapaz de mantener las zonas ganadas al r¨¦gimen de Najibul¨¢: el Ej¨¦rcito afgano hizo retroceder a los muyahidin de Jalalabad, la ¨²nica gran ciudad que ha ca¨ªdo en su poder. La semana pasada, y ayudados por las tropas sovi¨¦ticas, el Ej¨¦rcito continu¨® el avance desde Jalalabad y se adue?¨® de Torkarn, en la misma frontera con Pakist¨¢n, al otro lado del Khyber Pass.
Tal vez por ello, Abdul Haq ha cambiado su estrategia, y a los ataques a las instalaciones militares en Kabul une una campa?a para atraer la simpat¨ªa de la poblaci¨®n. "La toma de Kabul no se har¨¢ sin un ba?o de sangre, pero si contamos con gente en el Ej¨¦rcito, la Administraci¨®n, los estudiantes y el pueblo llano, ¨¦ste ser¨¢ mucho menor".
Experto en sabotaje -¨¦l organiz¨® la explosi¨®n, en agosto de 1986, del mayor polvor¨ªn de Kabul-, Abdul Haq destaca: "Podemos secuestrar en un solo d¨ªa a decenas de diplom¨¢ticos, pero no somos terroristas. Luchamos por echar a los sovi¨¦ticos de nuestro pa¨ªs". De la misma forma que pide reconocimiento internacional, se dirige a los habitantes de la capital afgana: "Estamos luchando por liberar el pa¨ªs, no para quemarlo a bombazos. Ten¨¦is que ayudarnos". Y, a falta de radio y televisi¨®n, la propaganda de Abdul Haq con promesas de amnist¨ªa llueve en forma de panfletos sobre Kabul.
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