La apuesta por la imaginaci¨®n de Carlos Fuentes
El director del Centro Dram¨¢tico Nacional conversa con el autor de 'Orqu¨ªdeas a la luz de la luna'
A m¨ª me gustar¨ªa ser un buen escritor y poderles contar c¨®mo es Carlos Fuentes. No lo soy, no se lo podr¨¦ contar. Les puedo decir ¨²nicamente que esta conversaci¨®n la tuvimos en el teatro, adonde ¨¦l Reg¨® nervioso. ("Puedo estar en un jurado, pronunciar una conferencia, presentar credenciales de embajador... Nada de todo eso me pone nervioso. S¨®lo me ocurre en dos casos: cuando voy a tener un hijo o en un estreno de teatro".) Al cabo de un rato parec¨ªa que ¨¦l estuviera en su casa y yo hubiera venido a verle. De hecho, estaba en su casa. Era la noche de Carlos Fuentes, de un gran escritor convertido en hombre de teatro nervioso por una noche.Carlos Fuentes. Shakespeare y Chejov son los dos grandes. En teatro hay un autor contempor¨¢neo que me impresiona: Jean Genet. Ten¨ªamos unos grandes amigos comunes.: Juan Goytisolo y su mujer, Monique Lange. Ten¨ªan un di¨¢logo cultural extraordinario. Genet conoc¨ªa muy bien los mitos aztecas. Yo tuve la suerte de poder estar con ellos. Luego tuve otro contacto con ¨¦l.
Como me tenla una cierta confianza, me mandaba j¨®venes protegidos que acud¨ªan a M¨¦xico con el encargo de que me ocupara un poco de ellos y no se metieran en l¨ªos.
Llu¨ªs Pasqual. Sin embargo, cuando yo sab¨ªa que ten¨ªa que encontrarme con ¨¦l me sent¨ªa enormemente atra¨ªdo y al mismo tiempo me daba un cierto miedo. Era alguien capaz de desmontarte en un minuto cualquier esquema de los que uno se fabrica para poder vivir.
C. F. Ha dicho usted la expresi¨®n exacta: miedo, es el miedo que uno siente ante la inteligencia. ?l estaba m¨¢s cerca de la verdad que cualquiera de nosotros. Creo que ¨¦l y mi padre son las dos ¨²nicas personas a quienes no he podido enga?ar nunca. Todos nos vamos construyendo peque?as farsas, peque?as representaciones, peque?os biombos, para citar al propio Genet. ?l ve¨ªa a trav¨¦s del biombo, de tal forma que hab¨ªa que renunciar totalmente a cualquier pretensi¨®n falsaria. Hab¨ªa que ser un hombre honesto frente al criminal y al ladr¨®n que hab¨ªa sido Genet. Incluso cuando renunci¨® a escribir; precisamente por eso era un hombre de una extraordinaria coherencia.
La ¨¦tica
LI. P. La coherencia del creador, del intelectual, que usted explica admirablemente en el discurso que pronunci¨® cuando le fue entregado el Premio Cervantes: "Escritores, somos tambi¨¦n ciudadanos, igualmente preocupados por el estado del arte y por el estado de la ciudad'.
C. F. Esa actitud ¨¦tica comporta tambi¨¦n. una actitud est¨¦tica no sacrificable a la responsabilidad ciudadana. Hicimos mucha mala literatura social en Am¨¦rica Latina creyendo que una novela pod¨ªa salvar al minero boliviano del esta?o. Y eso no es cierto. Ninguna novela salva a ning¨²n minero boliviano. Al minero lo salva la acci¨®n pol¨ªtica. El aporte extraordinario que la literatura le hace a la vida social y pol¨ªtica es mantener vivo el lenguaje, que es un arma de comunicaci¨®n social y pol¨ªtica, y mantener vivos los derechos de la imaginaci¨®n sin los cuales no es posible concebir el futuro ni entender el pasado, y en consecuencia no puede haber acci¨®n v¨¢lida.
LI. P. Ese lenguaje que usted defend¨ªa como gran nexo de uni¨®n, como memoria y como herencia com¨²n, refiri¨¦ndose al 92.
C. F. Por supuesto, yo creo que los grandes temas del 92 son el lenguaje y la imaginaci¨®n, no el acta de los indios fusilados ni de cu¨¢ntos esclavos negros llegaron m¨¢s tarde o cu¨¢nto oro se sac¨® de las minas y se trajo a Espa?a, eso ser¨ªa el acta. y la celebraci¨®n de la violencia. El 92 es un momento para decir: som9s todo lo que hemos sido, con toda nuestra carga de cr¨ªmenes, de utop¨ªas, de culpas, de esperanzas y de sue?os. ?Y qu¨¦ nos une despu¨¦s de todo?: el lenguaje y la imaginaci¨®n. Quiz¨¢ en el futuro nos unir¨¢ una acci¨®n pol¨ªtica conjunta entre Espa?a y la Am¨¦rica espa?ola, en la que por su puesto entra tambi¨¦n toda la comunidad hispana de Estados Unidos. No hay que reducir este hecho pol¨ªtico y posiblemente cultural a una lista de cr¨ªmenes, que es lo que yo temo mucho. Mire usted, el pasado 12 de octubre un grupo de indios mexicanos atac¨® el monumento a Col¨®n al grito de "Col¨®n al pared¨®n" pero lo dec¨ªan en espa?ol y no en azteca. ?sa es la realidad y el arma extraordinaria: la lengua Creo que no la podemos sacrificar.
LI. P. Eso significa una apuesta futura por la comunidad de habla hispana junto con otras comunidades, es decir, una visi¨®n de un mundo multipolar. El mundo ya no es -como pretenden hacernos creer- una bola que dos superpotencias se est¨¢n disputando.
C. F. Por supuesto que no. El mundo de dos es el mundo de Yalta, y eso se est¨¢ desintegrando r¨¢pidamente. Gorbachov lo sabe muy bien, y la perestroika ha entendido que o se reforman o esa naci¨®n que intenta ser una gran potencia desde Pedro el Grande dejar¨¢ de serlo en el siglo XXI, porque est¨¢n rodeados por China, Jap¨®n, la India, el mundo musulm¨¢n; en definitiva, ese mundo multipolar del que hablamos y que nos conviene mucho porque en ¨¦l la cultura se convierte en un arma important¨ªsima de la acci¨®n pol¨ªtica.
Estados Unidos, aunque lo puede entender, no lo quiere admitir, ni est¨¢ dispuesto a hacerlo; por eso, en Estados Unidos han hecho mucho hincapi¨¦ en recalcar que el idioma oficial del Estado de California es el ingl¨¦s.
LI. P. ?Por qu¨¦ un novelista tiene siempre una obra de teatro en el armario?
C. F. Porque un hombre siempre tiene una mujer a la que no puede poseer, una Dulcinea.
El teatro es mi Dulcinea. Yo vivo con mi esposa leg¨ªtima, que es la novela. Cocinamos juntos, me cose las camisas, dormimos juntos; y luego tengo una idea entre rom¨¢ntica y perversa de una mujer extravagante, coqueta, sensual, cruel, tierna e imposible, que es el teatro.
LI. P. ?Que no es el cine?
C. F. No, no es el cine; es el teatro. En el cine yo soy puramente espectador, espectador apasionado si se quiere, pero no pretendo ser otra cosa porque finalmente el escritor desaparece. Se convierte en el novelista sobre cuya obra trata la pel¨ªcula, y la labor de creaci¨®n que convierte el libro en cine es muy lejana. Elverdadero creador en el cine es el director.
Ll. P. ... Pero en el teatro, en su caso, partiendo de un texto, se parte de la palabra...
C. F. Evidentemente, en el teatro las palabras son m¨ªas, las he escrito yo y no permanecen inertes hasta que son representadas, sino que est¨¢n ah¨ª, mientras que en el cine... Hay una cosa importante y es que el teatro es evanescente y se consume cada noche, en tanto que el cine es reproducible, y ¨¦se es el drama de Dolores y Mar¨ªa en Orqu¨ªdeas a la luz de la luna. Si ellas hubieran sido actrices de teatro no habr¨ªa nada que les estuviera recordando constantemente que fueron j¨®venes y bellas. Es como cuando Melibea le dicea la Celestina: "Ya no te reconozco, qu¨¦ vieja est¨¢s", y ella le responde: "Deja que pasen 20 a?os y veremos qui¨¦n te reconoce a ti".
Ll. P. ?Es cierto que escribi¨® esa obra porque no pudo poseerlas personalmente?
C. F. (Gran carcajada.) En cierto modo, claro, es un acto de amor p¨®stumo.
Ll. P. ?Hay m¨¢s teatro en el armario?
C. F. S¨ª, estoy preparando una comedia musical que me gustar¨ªa hacer con Rub¨¦n Blades, el rey de la salsa.
Mucho por decir
Ll. P. Un viejo profesor m¨ªo dec¨ªa que ya estaba todo escrito.
C. F. Yo creo que hay mucho por decir. En la novela latinoamericana hay mucho por decir. Vivimos rodeados de lo no escrito. Eso tambi¨¦n lo sent¨ªa Calvino en Italia y lo siente Kundera como escritor checo, o Sulman Rushidid, que ha publicado una novela sobre los versos sat¨¢nicos y los silencios del Cor¨¢n. Creo que estamos siempre escribiendo lo no escrito porque siempre es mayor que lo escrito, y eso lo sabemos los novelistas.
Ll. P. ?Y Cervantes lo dijo todo?
C. F. M¨¢s que decirlo todo, lo prometi¨® todo. Nos dio la novela potencial. Nos hizo entender que el acto est¨¦tico no existe solamente en el momento de su creaci¨®n, sino que el acto est¨¦tico permite convertir lo pasado en contempor¨¢neo, y Cervantes funda la novela moderna con la posibilidad de recrearla constantemente en el pasado.
Ll. P. Borges dec¨ªa que los pa¨ªses eligen como sus representantes a escritores que en el fondo no lo son. Shakespeare es el menos ingl¨¦s de todos los escritores, y en Espa?a, cuando su representante pod¨ªa ser Calder¨®n o Quevedo, resulta que es Cervantes. ?Por qu¨¦ esa paradoja?
C. F. Es una paradoja porque la literatura no puede plantearse en t¨¦rminos nacionalistas, sino de civilizaci¨®n o de ¨¢rea ling¨¹¨ªstica. Creo que Shakespeare y Cervantes est¨¢n por encima de ser ingleses o espa?oles. Ellos son el Renacimiento, y su importancia est¨¢ en atreverse a decir, sin decirlo, que el amor y la voluntad son m¨¢s fuertes que Dios. ?sa era su patria, el Renacimiento era la patria de esos escritores, un hecho cultural y de civilizaci¨®n que va m¨¢s all¨¢ de la nacionalidad. Cada escritor contribuye a la cultura de un ¨¢rea ling¨¹¨ªstica, en primer lugar, y luego a la imaginaci¨®n internacional. Nadie lee a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez o a Milan Kundera en Londres o en Mosc¨² por el hecho de ser colombianos o checos de nacimiento, sino por la capacidad de su imaginaci¨®n.
Izquierdas y derechas
LI. P. Se?or Fuentes, ?hay escritores de derechas y escritores de izquierdas?C. F. No. Yo creo que hay ciudadanos de izquierdas y ciudadanos de derechas, y la posici¨®n del ciudadano no necesariamente coincide con la posici¨®n creativa, porque la creaci¨®n no conoce de izquierdas y derechas. Yo no puedo condenar a Pablo Neruda porque era de izquierdas o a T. S. Elliot porque era de derechas. No, eso es imposible. Balzac se declaraba a s¨ª mismo reaccionario, cat¨®lico y mon¨¢rquico, pero su obra trasciende todas las limitaciones pol¨ªticas que ¨¦l mismo se impuso, y gracias a La comedia humana se escribi¨® El capital, de Carlos Marx. Entonces creo que la posici¨®n del creador es relevante desde un punto de vista pol¨ªtico pero no desde un punto de vista-est¨¦tico. Creo que una de las fuerzas de la literatura hispanoamericana actual es que es muy dif¨ªcil encontrar ning¨²n acto planfletario entre escritores que se sit¨²en a la izquierda o a la derecha. Me es imposible encontrar una sola frase panfletaria en una novela de Garc¨ªa M¨¢rquez, y todos sabemos que es un hombre de izquierda.
Terrorismo cinematogr¨¢fico
Ll. P. Se?or Fuentes, pronto va a. empezar la representaci¨®n de su obra. Me gustar¨ªa hablar con usted mucho m¨¢s y sobre todo escucharle. Como no soy entrevistador voy a hacerle mis tres primeras preguntas aut¨¦nticas, de aficionado. La primera: cu¨¦nteme usted una an¨¦cdota.C. F. Mire, yo he sido jurado del Festival de Cannes y del Festival de Venecia, ¨¦sas son las cosas m¨¢s aburridas que he hecho en mi vida, y recuerdo que Juan Goytisolo y yo nos entretuvimos con un acto de terrorismo cinematogr¨¢fico.
Hab¨ªa una facci¨®n del jurado encabezada por Alberto Moravia, que quer¨ªa darle el premio a Marco Belochio por La China e vicina; luego hab¨ªa otra encabezada por Susan Sontag, que quer¨ªa d¨¢rselo a Jean Luc Godard por La chinoise, y despu¨¦s Goytisolo y yo, que se lo quer¨ªamos dar a Bu?uel por Belle de jour. Entonces, el que iba a romper los empates era el representante sovi¨¦tico, que estaba indeciso. As¨ª que Goytisolo y yo nos fuimos a pasear y le dijimos: "Mire usted, ?qu¨¦ le va a pasar cuando regrese a su pa¨ªs -esto suced¨ªa antes de la perestroika-, si vota por una pel¨ªcula que se llama China est¨¢ cerca o por otra que se llama La china. Le van a mandar a usted a Siberia si no vota usted a Bu?uel". Y vot¨® por Bu?uel y Ie dieron el Le¨®n de Oro.
Ll. P. ?Qu¨¦ le irrita?
C. F. Me irrita mucho la mezquindad, restarle fuerzas a una cultura por la gloria personal ef¨ªmera.
Ll. P. ?Qu¨¦ le gusta m¨¢s?
C. F. El amor, las mujeres, mis hijos, comer bien, la memoria de mi padre, leer buenos libros, viajar, dar la mano, beber con los amigos, descubrir Io que me falta...
Ll. P. Lleg¨® el momento de bajar a la sala. El p¨²blico est¨¢ sentado y la alquimia del espejo a punto de producirse. Carlos Fuentes, como Castaneda, se ha apoderado del teatro y de todo por unas horas. Antes de bajar hablamos otra vez del miedo. Surge otra vez, seguramente para conjurar el miedo al 92.
C. F. Mire, cuando el a?o pasado gan¨¦ el Premio Cervantes yo dije que el 92 deb¨ªa ser el encuentro de dos culturas o el encuentro de la imaginaci¨®n. El Rey me dijo que por qu¨¦ no llamarle "el reencuentro", y eso est¨¢ muy bien.
Babelia
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