Rigor ol¨ªmpico
LA FIRMA en Nueva York del contrato entre el Comit¨¦ Organizador Ol¨ªmpico Barcelona 92 (COOB-92) y el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), por un lado, y por otro, la cadena estadounidense NBC, por el que ¨¦sta adquiere los derechos de re transmisi¨®n televisiva en EE UU sobre los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992, ha roto los techos hist¨®ricos en negociaciones de este tipo. Se ha alcanzado un guarismo de 401 millones de d¨®lares (416 millones si se incluyen los pagos en especie), equivalentes a los 407 millones que obtuvo Se¨²l por la cesi¨®n de todos los derechos, es decir, no s¨®lo en la zona norteamericana, sino incluyendo Jap¨®n, Europa y un largo etc¨¦tera.Si la noticia no hubiera venido precedida del desarrollo de una larga y penosa crisis en el seno del organismo ol¨ªmpico barcelon¨¦s, se tratar¨ªa simplemente de celebrar una buena nueva en el siempre importante cap¨ªtulo financiero de una convocatoria de esta magnitud. Pero sucede que esa crisis ha existido en las ¨²ltimas semanas y que no ha revestido s¨®lo un car¨¢cter organizativo interno, sino incluso pol¨ªtico, en cuanto que ha afectado a las relaciones entre los cuatro socios del COOB-92 (Ayuntamiento de Barcelona, Gobierno, Generalitat y Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol). Y sucede tambi¨¦n que el elemento esencial de la crisis ha venido dado por las distintas posturas y juicios de valor sobre la calidad y el estilo de la gesti¨®n del organismo.
Despu¨¦s de Se¨²l se abri¨® la veda de la cr¨ªtica al COOB. Se mezcl¨® en ella mena y ganga. Se evidenci¨® una justificada preocupaci¨®n por las deficiencias observadas en el protocolo, en la imagen, en el cuidado de las relaciones entre las instituciones consorciadas y en la proyecci¨®n de la aventura barcelonesa en el conjunto de Espa?a. Todos esos defectos son ciertos y comprobados.
Pero algunos protagonistas del proyecto, apoy¨¢ndose en ellos, lanzaron un ataque frontal -envuelto en guante de seda- contra la gesti¨®n ejecutiva del organismo, personalizada en su consejero-delegado, Josep Miquel Abad, quien constituye, al mismo tiempo, el primer valladar del presidente del COOB, el alcalde socialista de Barcelona, Pasqual Maragall. Hubo fuego graneado contra su estilo, duro en la negociaci¨®n y tan intransigente en cuestiones de pulcritud en la gesti¨®n de fondos p¨²blicos que bordea, para lo que hoy se lleva, los l¨ªmites de la impertinencia.
El contrato ahora firmado supone la culminaci¨®n de esta estrategia de dureza negociadora y su hito m¨¢s importante, conseguido pese a la posici¨®n bajista del gran patr¨®n de los Juegos, el COI. Se trata de una estrategia que debiera redundar en un resultado financiero equilibrado de los Juegos de Barcelona, esto es, sin d¨¦ficit innecesarios que hipotequen el futuro de una ciudad -como ocurri¨® con la Exposici¨®n Internacional de 1929- y de las Administraciones de ¨¢mbito superior, auton¨®mica y estatal. Esto es, en definitiva, del bolsillo de los contribuyentes. Bienvenidos sean, pues, el rigor y la intransigencia en estas cuestiones esenciales para las grandes apuestas espa?olas de 1992. Aunque deban acompa?arse de una mayor flexibilidad y capacidad de di¨¢logo en todos los dem¨¢s asuntos, de importancia media o de detalle. Desde esta perspectiva, la cesi¨®n de los derechos televisivos firmada el jueves en Nueva York arroja al ba¨²l hist¨®rico de las escaramuzas balad¨ªes la crisis abierta despu¨¦s de Se¨²l 88.
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