Con la historia a las espaldas
VIadimir Dmitriyevich Dudintsev es quiz¨¢ uno de los escritores rusos en activo con m¨¢s historia a sus espaldas, valga la forma de decirlo. En 1957, su novela No s¨®lo de pan vive el hombre mereci¨® la amonestaci¨®n p¨²blica de Jruschov, y ese hecho marc¨® el fin del breve per¨ªodo de deshielo cultural que hab¨ªa sucedido a la muerte de Stalin, en 1953. Este deshielo tuvo la virtud de sacar a la superficie a un grupo de escritores que, inspirados en parte por la obra de Ilia Ehrenburg o de Konstantin Paustovsky y, sobre todo, por la del grupo Pereval, con Platonov a la cabeza, se atrevieron a dar forma al descontento de la sociedad sovi¨¦tica en su relaci¨®n con las instituciones del partido.No s¨®lo de pan vive el hombre contaba los enfrentamientos de un ingeniero con la burocracia, y sus conclusiones no pod¨ªan dejar de ser inquietantes. La burocracia sovi¨¦tica, dise?ada como un aparato abstracto de aniquilaci¨®n que simbolizaba en ¨²ltimo t¨¦rmino la maldad intr¨ªnseca de toda instituci¨®n humana, sal¨ªa previsiblemente indemne del choque. El protagonista, por su parte, sobreviv¨ªa tambi¨¦n al desastre y era reivindicado por el autor a t¨ªtulo personal. El final era en exceso parad¨®jico para las autoridades de la ¨¦poca: el mal triunfa siempre y permanece, pero la misi¨®n del individuo es enfrentarse a ¨¦l aunque conozca de antemano los resultados. La interpretaci¨®n que hizo Jruschov de esta novela fue mucho m¨¢s clara de lo que en realidad era la novela. Su aliento iba m¨¢s all¨¢ de una sociedad o de un Estado concreto, pero el sentido de su ataque no pod¨ªa eludirlo un establishment que estaba sufriendo las consecuencias de la revuelta h¨²ngara de 1956.
Dudintsev no fue el ¨²nico ep¨ªgono del deshielo de los cincuenta. Evgeni Evtushenko, Boris Slutsky, Nekrasov y, de manera especial, Pomerantsev merecen ser recordados como protagonistas de ese per¨ªodo. A este ¨²ltimo se debe la famosa declaraci¨®n de 1953 en la revista Novy Mir, en la que se afirmaba que el arte no deb¨ªa ser juzgado por las reglas del realismo socialista, sino por la sinceridad del autor. Junto al libro Ottepel (Deshielo, 1954), de Ehrenburg, que proporcion¨® la palabra clave, es el gran documento de la ¨¦poca. Despu¨¦s todo fue congelaci¨®n.
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