Adulto con reparos

Penny Marshall es una realizadora que parece interesada en ilustrar historias donde lo extraordinario se instala en la vida cotidiana de sus protagonistas y produce una ruptura deseada por ellos en el desarrollo normal y frustrante de sus existencias. Si en Jumpin' Jack Flash -interpretada por Whoopi Golberg-, la empleada de un banco que trabaja con ordenadores se ve involucrada en una intriga de esp¨ªas, ahora, en Big, su segundo largometraje, un ni?o ve cumplido su deseo de convertirse en adulto, con la particularidad de que el cambio afecta a su cuerpo, pero no a su mente, que contin¨²a siendo la de un ni?o de 12 a?os.El aspecto m¨¢s interesante de la pel¨ªcula es su punto de partida argumental, desarrollado de un gui¨®n que posee algunos aciertos, concretados en poco menos de media docena de felices secuencias, lo que no es mucho.

Mirada

Tom Hanks, que protagoniz¨® Splash, encarna al ni?o-adulto y basa su actuaci¨®n en su mirada transparente, gesto mezcla de sorpresa y bondad, y movimientos corporales propios de la infancia. Con l¨®gica aplastante, el protagonista utiliza sus conocimientos inform¨¢ticos para hallar empleo en una compa?¨ªa que fabrica juguetes y gracias a sus acertados juicios inicia una pr¨®spera carrera. Tras conocer el amor, p¨¦rdida de inocencia, renunciar¨¢ al sue?o conseguido y elegir¨¢ regresar a la normalidad que ha transgredido, en un proceso que impone la sensatez y la aceptaci¨®n conformista de las leyes naturales y sociales que su viaje fant¨¢stico ha violado.La comedia, que se desarrolla entre la autor¨ªa con moraleja y el ternurismo (lo que es l¨®gico si recordamos que est¨¢ producica por James L. Brooks -Lafuerza del cari?o, Al filo de la noticia- y por Robert Greenhut -productor habitual de Woody Allen-), desprende cierto candor y es brillante en un par de escenas, cuyo recuerdo permanece con m¨¢s intensidad que la propia unidad del filme.

A pesar de que su final pueda despertar prejuicios, la originalidad de su inicio y sus aciertos parciales, por encima de su irregularidad, hacen que Big sea superior a la mayor¨ªa de las comedias juveniles que nos env¨ªa el cine norteamericano, hecho que tampoco supone mucho m¨¦rito, aunque sea de agradecer.