Di¨¢logos 1992, una colecci¨®n al servicio de la unidad del continente
Maren Sell, una editora de origen alem¨¢n instalada en Par¨ªs, acaba de Iniciar la publicaci¨®n de una colecci¨®n europea. La idea es atractiva. Escritores de dos pa¨ªses conversan durante horas sobre sus respectivas naciones, y el di¨¢logo toma despu¨¦s forma de libro para que los lectores de la casa com¨²n conozcan cada vez mejor la Europa que se avecina. La colecci¨®n, titulada Di¨¢logos 1992, se ha iniciado con el volumen Par¨ªs-Berl¨ªn, ida y vuelta, en el que hablan la periodista francesa Fran?oise Giroud y el escritor alem¨¢n occidental Gunther Grass. El tercer t¨ªtulo ser¨¢ el di¨¢logo Par¨ªs-Madrid, entre un escritor franc¨¦s a¨²n no elegido y el espa?ol Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n. "Los pa¨ªses europeos deben compartir sus identidades culturales", afirma la editora.
En la sede de la editorial, un modesto despacho que da a un patio interior de la Rue Dauphine, en el barrio latino de Par¨ªs, Maren Sell explica el nacimiento de la idea. "En realidad, la idea del primer libro fue de Gunther Grass, que quer¨ªa dialogar con un escritor franc¨¦s para promover el acercamiento entre los dos pa¨ªses, y a partir de ah¨ª la editorial pens¨® que se pod¨ªa hacer una colecci¨®n que contribuyera, en el plano cul tural, a la unidad europea". Evidentemente, la iniciativa guarda relaci¨®n con la puesta en marcha del mercado ¨²nico en 1992, "un a?o simb¨®lico", dice Maren Sell, "que es sobre todo una idea econ¨®mica, pero tambi¨¦n cultural".El primer volumen de la colecci¨®n ha sido editado primero en Francia y despu¨¦s saldr¨¢ en la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), pero para los t¨ªtulos siguientes se proyecta una edici¨®n conjunta. El di¨¢logo Par¨ªs-Madrid ser¨¢ editado en Espa?a por Anagrama y su publicaci¨®n est¨¢ prevista para octubre de 1989. El contrincante de V¨¢zquez Montalb¨¢n, uno de los escritores espa?oles m¨¢s conocidos en Francia, a¨²n no est¨¢ decidido porque el primer candidato, Alain Finkielkraut, ha rechazado la propuesta argumentando que no conoce suficientemente Espa?a. Maren Sell, que asegura que los europeos est¨¢n muy interesados en la cultura espa?ola, busca ahora entre otros nombres, como el soci¨®logo Edgar Morin o el director de Lib¨¦ration, Serge July.
Romper las fronteras
La editora pretende que su iniciativa rompa las fronteras. "Antes, las ideas no traspasaban las fronteras. Hab¨ªa pocos libros alemanes traducidos al franc¨¦s o franceses al alem¨¢n, por ejemplo. Esto ocurre solamente desde hace unos diez a?os". El Ministerio de Cultura franc¨¦s, dice Maren Sell, ha facilitado esta permeabilidad con su proyecto Les belles ¨¦trang¨¨res+, cuya ¨²ltima manifestaci¨®n ha sido la presencia en Par¨ªs de los escritores portugueses m¨¢s destacados.
Pero la Europa cultural no es solamente la de la CE. El segundo volumen de la colecci¨®n, programado para el pr¨®ximo mes de mayo, versa sobre Par¨ªs-Mosc¨². En ¨¦l intervendr¨¢ el escritor y periodista sovi¨¦tico Vladimir Diligensky, miembro de la Academia de Ciencias y director de una revista de pol¨ªtica internacional. "La Europa pol¨ªtica termina antes, pero la cultural no; la Europa cultural tiene que ser la de los dos lados", se?ala la editora para explicar la inclusi¨®n de Mosc¨² en la colecci¨®n. "Como dice el propio Gunther Grass", a?ade, "entre los escritores de Alemania Occidental se ha producido una importante apertura cultural hacia la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, la URSS, Hungr¨ªa, Polonia o Ruman¨ªa, mucho mayor que en Europa occidental". "Adem¨¢s, Mosc¨² forma parte de Europa", remacha Michael Taylor, de nacionalidad norteamericana, que trabaja con Maren Sell en el proyecto y asiste tambi¨¦n a la conversaci¨®n. Y no deja de ser curioso que una alemana ¨¢fincada en Par¨ªs y un norteamericano sean los padres de este proyecto editorial europeo.
?Pero, existe una cultura europea cuando a¨²n, en tantos aspectos, perviven todav¨ªa los nacionalismos? "S¨ª", responde Sell, "aunque con diferencias regionales o locales muy importantes. No es una cultura uniforme, totalitaria, lo cual ser¨ªa terrible. No se trata de globalizar, sino de intercambiar, porque los intercambios son los que han hecho rica a la cultura europea". Maren Sell distingue entre "nacionalismo e identidad o sentimiento nacional". "Si no hay identidad nacional", afirma, "no hay producci¨®n cultural. Pero esa identidad debe compartirse con las de los dem¨¢s pa¨ªses. El nacionalismo, por el contrario, excluye a los otros".
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