Espa?a se divirti¨® ante Irlanda del Norte
El partido de ayer entrar¨¢ en la historia del f¨²tbol mundial. Y no ser¨¢ por la amplia goleada de Espada ante una paup¨¦rrima selecci¨®n norirlandesa, sino por el embrujo sevillano. En el 232 partido de Espada en Sevilla, donde nunca ha perdido, el p¨²blico comenz¨® a corear un villancico. S¨ª, ?un villancico en un campo de f¨²tbol! Algunos catalogar¨¢n la circunstancia de sacrilegio futbol¨ªstico, y otros correr¨¢n a consultar sesudos vol¨²menes sobre la antropolog¨ªa de este deporte para conocer alg¨²n antecedente. Y es que el p¨²blico convirti¨® el partido de anoche, desde el primer minuto, en una fiesta. Una fiesta que comenzaba en las botas de una selecci¨®n especialmente inspirada, que contagi¨® a unos jugadores norirlandeses toscos y torpes, y que alcanz¨® su c¨¦nit con todo el estadio cantando "?ande, ande, ande, la marimorena, ande, ande, ande, que es la Nochebuena.'".La diferencia de calidad entre uno y otro equipo fue abismal. Irlanda del Norte trat¨® de construir dos barreras defensivas: una en el centro del campo, con cinco hombres, y otra en la defensa, con cuatro. Delante, desesperadamente solo, estaba Clarke. Espada control¨® el tempo del partido desde el primer minuto. Roberto, Mart¨ªn V¨¢zquez y Michel, un tr¨ªo diab¨®lico con el bal¨®n en los pies, comenz¨® a jugar al pase corto y a marear a sus pares. El mareo provoc¨® que las dos te¨®ricas l¨ªneas norirlandesas se unificasen, e Irlanda del Norte, casi desde el principio, recul¨® hasta la l¨ªnea de 22 metros cediendo toda la iniciativa a Espa?a, que, con los laterales al ataque, pasaba a jugar un agresivo 2-5-3.
Pero tanto mareo, tanta superioridad, se acababa al llegar a la zona de definici¨®n. Butrague?o y Manolo perd¨ªan muchos balones, y la opci¨®n de Beguiristain era desaprovechada Los mejores minutos de juego no se reflejaron en el marcador.
Cuando cierta duda se apoderaba del equipo, Rogan clarific¨® las cosas. Mir¨® fijamente al bal¨®n y lo desvi¨® hacia el portero. S¨®lo cometi¨® un error: el portero estaba junto a ¨¦l.
Rogan abri¨® el cap¨ªtulo del suicidio norirland¨¦s. Espa?a, principalmente la tripleta de centrocampistas, se hart¨® de tocar el bal¨®n. Irlanda del Norte parec¨ªa incapaz de ordenar un sol a ataque y, adem¨¢s, no ten¨ªa la capacidad de presi¨®n que otrora le dio tanta fama. Roberto, Mart¨ªn V¨¢zquez y Michel ten¨ªan tiempo para parar, mirar y templar, e incluso para echar una ojeada a las olas con las que el p¨²blico, con ganas de juerga, comenzaba su recital. Los tres han crecido juntos, desde la selecci¨®n juvenil hasta la absoluta, y anoche disfrutaron como locos.
?Y los goles? Eso parec¨ªa no preocupar; el rival ya se encargar¨ªa de ello. Roberto estrell¨® un bal¨®n en el larguero, en la jugada de ataque m¨¢s clara de Espa?a en todo el partido. Y, cuando los impacientes reclamaban algo m¨¢s que el escaso 1-0, surgi¨® McDonald, que dej¨® muerto a pies de Butrague?o, a costa de un tremendo dolor en el baje vientre, un bal¨®n de G¨®rriz que iba fuera. Luego, McDonald insisti¨® en la autoinmolaci¨®n de su equipo con un penalti est¨²pido a Beguiristain, y McClelland, quiz¨¢s celoso de sus vecinos de zaga, -o en un gesto de compa?erismo-, desvi¨® a a escuadra izquierda un tiro de Roberto que iba raso por la derecha.
La fiesta as¨ª tuvo su culminaci¨®n con un villancico que a los norirlandeses deb¨ªa sonarles como si fuese "?hab¨ªa una vez, un circo!". Fue una divertida celebraci¨®n del quinto aniversario del 12 a 1 a Malta.
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