La huelga de pelotaris en EE UU alcanza su octavo mes

Los pelotaris han colgado sus cestas. Desde hace ocho meses, 400 profesionales de la pelota, en su mayor¨ªa especialistas en la modalidad de cesta punta, se han declarado en huelga en Estados Unidos. De ellos, el 70% son espa?oles, y la mayor¨ªa, vascos. Las p¨¦rdidas totales de este paro, convocado por "pr¨¢cticas laborales injustas", ascienden a varios millones de pesetas, que su portavoz, Miguel Salazar, estima en m¨¢s de medio mill¨®n de pesetas al mes por cada pelotari.

Las ocho empresas que en Estados Unidos controlan los frontones no aceptan las reivindicaciones laborales de la IJAPA, la asociaci¨®n que agrupa a los pelotaris en Estados Unidos. "La huelga se basa oficialmente en pr¨¢cticas laborales injustas, que es una de las formas que legalmente se pueden utilizar en Estados Unidos para realizar un paro, pero lo que pedimos es que se mejore nuestra situaci¨®n laboral", explica Miguel Salazar, un veterano pelotari de Marquina que lleva varios a?os viviendo en Miami. Salazar afirma que muchos de ellos tienen todav¨ªa problemas con su residencia: "Muchos de nosotros estamos con la tarjeta de visado HI; con este documento te pueden echar del pa¨ªs en cualquier momento si tienes problemas con la empresa para la que trabajas".La IJAPA solicita a las ocho empresas propietarias de los frontones, entre otras cosas, que se. les reconozca su derecho a tener un seguro de enfermedad y jubilaci¨®n. ?sta es la segunda huelga de los pelotaris en Estados Unidos. La primera se llev¨® a cabo en 1968 por problemas econ¨®micos, "pero entonces se perdi¨®", asegura Salazar.

Ahora los pelotaris en huelga cuentan con el apoyo de la autoridades espa?olas. Un enviado del Gobierno vasco ha visitado a los huelguistas, que tambi¨¦n han recibido la visita del c¨®nsul de Espa?a en Miami y de los representantes de la banca espa?ola en Estados Unidos. Miguel Salazar ha estado ahora en Madrid para informar a los organismos espa?oles de su peticiones. Mientras, en 12 frontones las puertas siguen cerradas y los pelotaris insisten en que luchar¨¢n hasta el final por sus objetivos.