Derecho humano al desarrollo

A 40 a?os de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos, es importante proyectar un balance sobre su plataforma econ¨®mico-social. Espec¨ªficamente, sobre ese derecho humano al desarrollo, formalmente declarado por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1986.Desde luego, tal singularizaci¨®n del derecho al desarrollo es, en s¨ª misma, una prueba del car¨¢cter din¨¢mico del concepto. Tambi¨¦n es una manera de enfatizar la circunstancia de que aquellos que lo invocan no est¨¢n solicitando una gracia. Algo que pueda o no ser reconocido de manera m¨¢s o menos dura, m¨¢s o menos compasiva.

Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, poco antes de ser elegido secretario general de las Naciones Unidas, tuvo oportunidad de expresar su opini¨®n sobre el derecho al desarrollo en un interesante intercambio de opiniones con Milton Friedman. En esos d¨ªas de 1981, enfrentando las conocidas posiciones del c¨¦lebre economista, el futuro secretario general dir¨ªa que la posici¨®n del "ay¨²date a ti mismo" no se compadec¨ªa con la solidaridad humana ni internacional y que obligaba a los pa¨ªses latinoamericanos a coordinarse mejor para estar mejor defendidos. D¨ªas despu¨¦s de su designaci¨®n para el m¨¢s alto cargo de la ONU explicar¨ªa, en entrevista period¨ªstica, algo m¨¢s sobre lo mismo: "...hecho el esfuerzo a nivel nacional podemos voltearnos hacia los pa¨ªses desarrollados para pedirles con derecho (...). Yo creo que ese pedido es un derecho, ya que nuestro desarrollo origina un mayor desarrollo de ellos".

En otras palabras, P¨¦rez de Cu¨¦llar reconoc¨ªa, desde el primer momento y aprovechando su experiencia latinoamericana, que el derecho al desarrollo est¨¢ impl¨ªcito en la interdependencia que caracteriza hoy el movimiento de los pa¨ªses en el planeta. Y que, por a?adidura, est¨¢ en el inter¨¦s de los pa¨ªses desarrollados el que ese derecho se ejerza con eficacia.

C¨ªrculo vicioso

Naturalmente, esto choca con la concepci¨®n de aquellos que, a lo m¨¢s, han llegado a reconocer el c¨ªrculo vicioso del subdesarrollo: pobreza que alimenta tensiones sociales, tensiones sociales que implican crisis pol¨ªticas, crisis pol¨ªticas que privilegian soluciones de fuerza, soluciones de fuerza que, aumentando gastos improductivos -como el armamentismo-, optan por reducir las posibilidades del desarrollo... Sin embargo, en virtud del hecho de la interdependnecia, ese c¨ªrculo vicioso de la pobreza est¨¢ afectando el crecimiento de los propios pa¨ªses desarrollados. Nada m¨¢s paradigm¨¢tico, al respecto, que el problema de la deuda externa de los pa¨ªses en desarrollo, sintetizado en la cifra global de un bill¨®n de d¨®lares y en el aumento de 3.500 millones de d¨®lares al a?o por cada punto que suben las tasas de inter¨¦s.

Seg¨²n el Centro de las ONU sobre las Empresas Transnacionales, este fen¨®meno financiero no s¨®lo frena el crecimiento de las econom¨ªas de los pa¨ªses en desarrollo, sino que "pone en peligro la estabilidad de los mercados mundiales". El propio secretario general acaba de producir un documento especial sobre el tema, que partiendo de la base de que "la deuda es un problema mundial y una cuesti¨®n pol¨ªtica importante, no s¨®lo para los acreedores y deudores, sino tambi¨¦n para la comunidad internacional", llega a conclusiones como las siguientes:

- El alivio de la deuda podr¨ªa estimular el crecimiento en los pa¨ªses desarrollados con econom¨ªa de mercado, al aumentar la capacidad de importaci¨®n de los Estados deudores y facilitar la adquisici¨®n de bienes de capital procedentes de los pa¨ªses industrializados. En algunas hip¨®tesis se prev¨¦ un aumento de 18.000 millones de d¨®lares de la capacidad importadora de los pa¨ªses deudores.

- La constante disminuci¨®n de importaciones por parte de los pa¨ªses deudores ha debilitado el crecimiento en algunos de los principales pa¨ªses desarrollados y ha agravado el d¨¦ficit comercial de Estados Unidos.

- Es preciso contar con una econom¨ªa internacional estable y predecible, un sistema de comercio mundial abierto y una correcci¨®n de los grandes desequilibrios macroecon¨®micos, lo cual entra?ar¨ªa pol¨ªticas nacionales de ajuste en los pa¨ªses industrializados.

Para decirlo en una s¨ªntesis period¨ªstica, esto significa que el drama de la deuda de los pa¨ªses pobres es correlativo al del desempleo en los pa¨ªses ricos. El derecho al desarrollo de los primeros se encuentra, por lo mismo, ligado al proceso de crecimiento de los segundos. Ligado, pero bloqueado, por cuanto los hechos econ¨®micos indican que la transferencia neta de recursos financieros va desde los pa¨ªses pobres a los pa¨ªses industrializados y que la mayor concentraci¨®n de las corrientes de inversi¨®n extranjera se produce entre los pa¨ªses desarrollados con econom¨ªa de mercado.

Todo esto es decisivo en el contexto mundial, caracterizado por el ¨¦xito de las iniciativas de pacificaci¨®n y por el avance de los procesos pol¨ªticos democr¨¢ticos o liberalizadores. ?xitos y avances que, sin perspectivas de progreso econ¨®mico en los pa¨ªses en desarrollo, pueden verse seriamente comprometidos.