Cuba, nubes negras sobre la revoluci¨®n
Las dificultades econ¨®micas ensombrecen el 30? aniversario de la toma del poder por Fidel Castro

La revoluci¨®n cubana, que cre¨® el ¨²nico r¨¦gimen comunista de Am¨¦rica Latina, cumple 30 a?os, con Fidel Castro al frente, sumida en el dilema de cambiar al ritmo que marca la URSS o condenarse al aislamiento y la pobreza. Triste dilema para una revoluci¨®n nacionalista que ha conseguido cotas de bienestar superiores a la mayor parte de los pa¨ªses del ¨¢rea. El aniversario tiene sabor amargo. Hace dos semanas, cuando la isla se preparaba para la visita suspendida de Mijail Gorbachov, Castro present¨® un an¨¢lisis pesimista de la situaci¨®n, demostr¨® que Cuba se enfrenta a los enemigos tradicionales y a otros del propio campo socialista, e hizo una proclamaci¨®n de fe en la victoria final del movimiento que entr¨® triunfante en La Habana la madrugada del 2 de enero de 1959.
Fidel Castro record¨® que, si hace 30 a?os un pu?ado de hombres mal equipados venci¨® al dictador Fulgencio Batista, hoy "no habr¨¢ fuerza de ning¨²n tipo, ni externa ni interna, dificultades objetivas o subjetivas" capaces de impedir la marcha victoriosa y definitiva hacia el futuro". Eran las palabras de un comandante en jefe desespera do por elevar la moral de un pueblo angustiado por el estancamiento pol¨ªtico y el diario retroceso econ¨®mico. Un pueblo contagiado ahora por el virus de la perestroika. Hace 30 a?os corr¨ªa todav¨ªa el champa?a en los salones del hotel Riviera y del Habana Hilton (hoy Habana Libre) en la celebraci¨®n de la ¨²ltima Noche vieja capitalista, cuando circularon las noticias de que Batista hab¨ªa huido y las columnas revolucionarias se acercaban a La Habana. Los m¨¢s temerosos o previsores recogieron los objetos de mayor valor y siguieron los pasos del tirano sin tomarse tiempo siquiera para quitarse el esmoquin.
El d¨ªa 2 lleg¨® a La Habana Camilo Cienfuegos, ojo derecho del pueblo revolucionario. Con ¨¦l vino el Che Guevara, la imagen que durante 10 a?os mantuvo encogido de miedo el coraz¨®n de los gobernantes de Am¨¦rica Latina. Fidel, el jefe, se encargaba entre tanto de ocupar la segunda ciudad de la isla, Santiago de Cuba, m¨¢s calurosa y m¨¢s antillana que la bell¨ªsima Habana de barrios ricos con balcones al malec¨®n.
Tres decenios sin pintura
Esos barrios sufren hoy el deterioro de 30 a?os sin pintura. La fisonom¨ªa de La Habana se ha hecho m¨¢s revolucionaria. Se han construido escuelas, hospitales, centros deportivos, monumentos a la memoria de la gesta que cumple a?os. Pero las mansiones se?oriales, repartidas en viviendas multifamiliares, y La Habana vieja se caen por falta de inversi¨®n.
Fidel Castro ha repetido con insistencia en los ¨²ltimos meses que el pueblo no puede disfrutar de los beneficios del primer mundo en ¨¢reas como la educaci¨®n y la salud sin tener que renunciar al consumismo cotidiano de la sociedad capitalista. Pero la renuncia se va haciendo, en opini¨®n de muchos cubanos, demasiado larga. Siguen vigentes Ias cartillas de racionamiento, e incluso hay escasez de los productos que est¨¢n comprendidos en ellas. Los comercios de Cuba siguen ofreciendo escaparates desnudos ante los que desfilan personas que vender¨ªan su fidelidad revolucionaria por un buen par de zapatos.
Los intentos de liberalizaci¨®n econ¨®mica para ampliar el mercado fueron considerados fracasados por el Gobierno hace tres a?os y dieron paso a una doctrina de f¨¦rreo control ideol¨®gico. El r¨¦gimen trata hoy, contra corriente, de reavivar las ideas del hombre nuevo y del incentivo moral del Che Guevara.
Los augurios econ¨®micos no le son positivos al r¨¦gimen. Pr¨¢cticamente cortado su cr¨¦dito en los pa¨ªses occidentales, Cuba encuentra cada vez m¨¢s problemas para recibir ayuda del campo socialista. La perestroika ha llevado aires de realismo por todos los pa¨ªses, y nadie quiere entregar autobuses, tractores o trigo a cambio de solidaridad revolucionaria. Castro ha reconocido la grave escasez de divisas para comprar en el extranjero.
La revoluci¨®n se sostiene en gran parte por la ayuda sovi¨¦tica -la cantidad total nunca se ha hecho p¨²blica, pero se supone, con buen margen de error, superior a los 6.000 millones de d¨®lares anuales-, en la que est¨¢ incluido el abastecimiento total de petr¨®leo.
Pese a la importancia de esa ayuda, Fidel Castro ha arremetido en los ¨²ltimos meses contra la nueva direcci¨®n sovi¨¦tica y contra la perestroika con m¨¢s ¨ªmpetu que ning¨²n dirigente socialista, y ha advertido que esa receta no es para Cuba.
A cambio de esa osad¨ªa, o previniendo las consecuencias, Fidel Castro se encuentra en plena fase de acercamiento a Am¨¦rica Latina, con la bandera de una pol¨ªtica moderada de la que ha eliminado la amenaza de exportar su revoluci¨®n. Incluso circula el rumor de apertura del di¨¢logo con la Administraci¨®n de Estados Unidos.
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