Pan para hoy, hambre para ma?ana

La obligaci¨®n de un nuevo contrato que regule las relaciones entre el Estado y Telef¨®nica, de acuerdo con el imperativo establecido en la ley de Ordenaci¨®n de las Telecomunicaciones (LOT), constituye el punto de partida del futuro sistema de tarifas telef¨®nicas. El Gobierno quiere que el contrato fije un marco tarifario v¨¢lido ya para definir los precios de 1989.Este objetivo es el que inspira los estudios oficiales que ahora est¨¢n siendo analizados dentro de la Administraci¨®n y en los que se contempla el dilema afrontado por Telef¨®nica en 1983, cuando hab¨ªa que escoger entre anular la presi¨®n de la demanda o sanear las finanzas hist¨®ricamente deterioradas por la excesiva apelaci¨®n a los recursos externos. Solana prefiri¨® la segunda opci¨®n, respaldando su decisi¨®n en el estancamiento del mercado en aquel momento.

Cinco a?os despu¨¦s, la situaci¨®n es totalmente inversa. La demanda conoce techos imprevistos, y aunque la situaci¨®n financiera de la compa?¨ªa permite al menos plantear inversiones por encima del nivel que puede permitirse el pa¨ªs, la inc¨®gnita sigue vigente: ?puede Telef¨®nica afrontar el proceso inversor necesario para recuperar los niveles del servicio p¨²blico? ?ste es el debate que late ahora y que pone en evidencia el modelo hist¨®rico seguido por Telef¨®nica y basado en la apelaci¨®n al recurso externo.

Si la compa?¨ªa contin¨²a soportando en deuda su esfuerzo inversor, dentro de unos a?o,, no tendr¨¢ dinero ni para retribuir al capital, lo que exigir la aplicaci¨®n de un modelo fundamentado en tarifas desproprocionadas o en subvenciones oficiales. El Gobierno intenta que la decidida y necesaria apuesta por las telecomunicaciones no convierta a Telef¨®nica en pan para hoy y hambre para ma?ana.